jueves, 29 de julio de 2021

El primer paso para que los demás crean en ti es que tú lo hagas


 

La cuestión del liderazgo empieza por uno mismo, la motivación, el empendedurismo, la trascedentalidad, son cuestiones que permanentemente deben estar bien arraigadas en uno para esperar que los demás las vean y por ende crean en nosotros, curiosamente cuando esto pasa ya no necesitamos del reconocimiento externo, aunque si viene es bienvenido.

 

En un taller de liderazgo hice un ejercicio sencillo el cual te propongo realizar en este momento, pedí me señalaran que esperaría cada quien que hicieran los demás para ayudarlos en su proyecto de vida. Frases como apoyo, comprensión, solidaridad, respeto y demás estuvieron presentes en los comentarios vertidos, pero luego vino el cierre de ese ejercicio donde pregunté que si qué estaba haciendo cada quien para lograr eso.

 

La naturaleza humana, si bien complicada y fascinante es en muchas ocasiones predecible, en este sentido es muy natural que todos esperemos que los demás estén prácticamente a nuestra disposición en lo que ocupemos de ellos, sin darnos cuenta que en muchas ocasiones esto no puede ser así y en otras, aunque sí pueda ser así, nosotros debemos trabajar por nuestra cuenta para lograr lo que deseamos.

 

El movernos del estado en que de manera natural estamos donde estamos a la expectativa de lo que los demás puedan darnos a otro estado donde la sinergía dinámica de nuestro interior nos da la fuerza para salir adelante, conlleva tiempo y esfuerzo, pero el primer paso es saber que ese otro estado es posible y por lo tanto desearlo.

 

Quien siempre espera que sean los demás quienes lo escuchen, lo apoyen, lo motiven, lo reconozcan, lo respeten y demás, vivirá en una dependencia donde su proyecto de vida se supeditará a las personas que lo rodean, de otra forma, hacerse dueño de su propio destino, si bien implica mucho sacrificio al principio, más delante se vuelve una manera natural de ser y vivir, más ligera para uno mismo y para los demás, y curiosamente más fructífera.

 

Pero eso no es todo, también en ese otro estado sucede una paradoja ya que llegado el momento uno ya no requiere ni necesita ni busca ese reconocimiento externo pues la fuerza que lo mueve a uno está en nuestro interior. Pero esto no quiere decir que si ese reconocimiento externo viene en la forma de apoyo, respeto, comprensión o como sea, no se acepte ni se valore, al contrario, se acepta y se valora pero con un ánimo de libertad, no de necesidad, por lo que él mismo adquiere una dimensión mayor.

 

Bueno, dirás, y a todo esto ¿cómo puede hacérsele para avanzar de un estado a otro? Como te dije esto lleva tiempo y esfuerzo, lo primero es saber existe otra forma de vivir, lo segundo es no desesperarse, y lo tercero es reflexionar sobre esa exigencia natural que reside en nosotros de esperar recibir de los demás lo que creemos necesitar sobre todo a la luz de lo que nosotros podemos hacer por nosotros mismos para lograr lo que nos propongamos.

 

Andar por la vida se hace de una manera personal y colegiada, personal en el esfuerzo que imprimimos en nuestro andar y colegiada con la relación que entablamos con los demás, siendo que ambas deben darse en un ambiente de libertar, así que ya sabes: el primer paso para que los demás crean en ti es que tú lo hagas.

 

 

Roberto Celaya Figueroa, Sc.D.

Formación • I+D+i • Consultoría

Desarrollo Empresarial - Gestión Universitaria - Liderazgo Emprendedor

www.rocefi.com.mx

 

Este artículo puede verse en video en https://youtu.be/WXamvttzCuE

 

 

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