Sin duda alguno que
todos quisiéramos que se nos reconociera como líderes ya que eso implica un
reconocimiento no solo personal sino también profesional, pero siguiendo la
lógica de todo proceso que implique un proyecto de vida, la construcción de ese
liderazgo grupal debe ser cimentada en un liderazgo que podríamos llamar
personal.
La cuestión del
liderazgo personal es un tema que me gusta mucho tratar y del cual tengo
artículos, videos, conferencias, talleres e incluso libros, pero curiosamente
cuando lo planteo como que de inicio la misma idea choca pues uno no puede
entender cómo puede existir eso que se llame liderazgo personal, es decir, de
uno mismo, cuando más bien el liderazgo toma de referencia a los demás.
La idea del liderazgo
personal no es tan complicada y parte de la premisa de la necesaria decisión
que conlleva construir un proyecto de vida con este cariz para hacernos dueño
de nuestro propio destino, lo cual implica también hacernos responsables,
nosotros no los demás, de nuestras acciones y sus consecuencias.
Cuando se presenta
bajo este contexto, la duda inicial se transforma en un entendimiento que
generalmente también está desatinado pues la mayoría de las personas cree que
está viviendo precisamente bajo esas reglas, es decir, piensa que cada quien
está viviendo su vida como quiere y decide y que por ello ya son líderes
personales, lo cual, como comenté, no es del todo correcto en la mayoría de los
casos.
Aunque
en un escrito de esta extensión es complicado desarrollar una serie de actividades
que nos permitan reflexionar, permíteme te platique lo que en los eventos donde
trato el tema comento. Lo primero son las ideas que tenemos, esas ideas pueden
ser sobre valores, principios, incluso metas y objetivos, la cuestión es
preguntarnos si esas ideas son nuestras o por el contrario son de los demás.
Aunque
parezca increíble, muchas de nuestras ideas son de otros lo cual es muy natural
de entender ya que vivimos en una sociedad, sociedad que nos recibe al nacer y
que desde ese momento nos comienza a bombardear (programar llamo yo) con ideas
comunes a la colectividad que pasan a formar parte de nuestra personalidad.
Otro
ejercicio también muy útil es preguntar el por qué y el para qué de las metas y
objetivos que nos hemos planteado para nuestra vida. En esto me gusta presentar
la alegoría del burro con la zanahoria y el palo donde el burro avanza para
conseguir una zanahoria o para huir del palo. De igual forma si eso que deseas
se basa en el temor (palo) o la ambición (zanahoria) es una ilusión que te creas
dueño de tu proyecto de vida: el dueño o los dueños son esos factores que bajo
el temor o el deseo te hacen ir de un lado para otro.
Muchas
otras actividades propongo, dependiendo de la audiencia, pero todas van en el
sentido de reflexionar qué se esconde detrás de nuestro accionar, es decir, establecer
el pretexto para entender y comprender lo necesario para no actuar en automático
sino con plena conciencia.
Solo
cuando tus ideas son realmente tuyas y cuando tu andar no corresponde a temores
o deseos externos podemos decir que eres tú el líder de tu propia vida, antes
no, así que recuerda: ser líder de los demás primero debes ser líder de ti mismo.
Roberto
Celaya Figueroa, Sc.D.
Formación
• I+D+i • Consultoría
Desarrollo
Empresarial - Gestión Universitaria - Liderazgo Emprendedor
Este artículo puede verse en video en https://youtu.be/3s02Q9DqWmo
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