viernes, 28 de septiembre de 2018

Todas las puertas de las oportunidades tienen una sola perilla para abrirse y ésta siempre está de tu lado



La vida está llena de retos, de oportunidades, de igual forma el aprovechar esos retos, esas oportunidades, depende en primera instancia de la voluntad que apliques en ello. Tal vez lo logres, tal vez no, pero sin ese primer y necesarísimo paso no existe siquiera esa posibilidad.

Cuando de sueños, metas y objetivos de vida hablamos, una cosa son las oportunidades, otra muy distinta el aprovecharlas y otra también muy diferente el lograr lo que nos proponemos.

Las oportunidades son situaciones que se nos presentan donde existe una coincidencia con lo que deseamos y las cuales nos plantean una posibilidad de alcanzar aquello. Las oportunidades, entendidas así, no dependen de nosotros sino que generalmente son decididas por factores externos, por la conjunción de situaciones que permiten el surgimiento de circunstancias favorables para lo que queremos.

Aprovechar la oportunidad eso sí depende enteramente de nosotros, este aprovechamiento se da cuando estamos en condiciones de pretender explotar al máximo las oportunidades que se dan para que con base en nuestras capacidades podamos alcanzar lo que deseamos.

Por último, el logro o no de lo que intentemos no depende enteramente de nosotros, es cierto que existen factores mediante los cuales podemos incidir en el resultado final de lo que buscamos, pero de igual manera hay circunstancias y variables que no controlamos, que exceden del ámbito de influencia personal por lo que dicho resultado en muchas ocasiones es impredecible.

De estas tres situaciones, las oportunidades, el aprovecharlas, y los resultados, la del aprovechamiento curiosamente es la única en la que incidimos completamente y que al mismo tiempo es el puente entre los dos extremos, es decir, entre la oportunidad en sí y el resultado favorable de aprovechar la misma.

Aprovechar una oportunidad, como ya se comentó, si bien puede estar condicionada a muchas situaciones personales, en realidad sólo depende de una: nuestra voluntad. La voluntad es esa fuerza interior que nos lleva a intentar algo, aún y cuando el aprovecharla al máximo, como se comentó, puede estar condicionada a muchas situaciones personales.

Los conocimientos, las habilidades, las actitudes, los valores, todas esas son situaciones personales que pueden llevar aprovechar la oportunidad en mayor o menor grado, pero la voluntad es lo que nos llevará a intentarlo.

Es cierto que en la vida uno no puede estar seguro de los resultados de todo lo que desee, de todo lo que procure, pero también es cierto que uno requiere de intentarlo para poder saber si sí o si no, después de todo todas las puertas de las oportunidades tienen una sola perilla para abrirse y ésta siempre está de tu lado.


Roberto Celaya Figueroa, Sc.D.
Formación • I+D+i • Consultoría
Desarrollo Empresarial - Gestión Universitaria - Liderazgo Emprendedor

Este artículo puede verse en video en  https://youtu.be/tVWWOebHCzM


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viernes, 21 de septiembre de 2018

Ganar a veces es cuestión de suerte, pero intentarlo poniendo todo en ello es cuestión de voluntad



¿Cuántas veces hemos escuchado que gran parte del éxito de alguien fue cuestión de suerte? Sin entrar a fondo en esta cuestión, pues mucho de lo que llamamos suerte tiene que ver con estar preparado para aprovechar la oportunidad, lo que sí podemos decir de todo caso de éxito es que requirió necesaria y forzosamente de aplicar la voluntad.

¿Qué es suerte? Uno puede considerar suerte encontrase dinero tirado, otro tal vez considere suerte el conseguir y aprovechar una buena oferta, tal vez alguien más hable de la suerte de haber encontrado a su pareja, e incluso de la suerte de tener buena salud.

Sin duda alguna lo que cada quien pudiera considerar como suerte es tan amplio como los pensamientos y las emociones de las personas, y dentro de esta gama de acepción de lo que suerte es, también caen las cuestiones relativa al éxito.

¿Tuviste éxito?, ¿fracasaste? Tal vez también se lo adjudiques a la suerte, después de todo algunos factores inmersos en ello no dependieron totalmente de ti. Dejando de lado la cuestión de la suerte, que más bien podríamos llamar casualidad, sin duda alguna esta hace énfasis en aquello que no puedes controlar, luego entonces si no puedes controlar no depende enteramente de ti.

¿Vamos bien hasta ahorita? Sigamos: si no depende enteramente de ti obvio que no puedes incidir mucho en esos factores ajenos a tus acciones, pero como todo tiene dos lados, habrá algunos factores que enteramente dependan todo de ti.

El que se encontró dinero a lo mejor anduvo temprano por ese rumbo ya que más tarde otros hubieran sido los agraciados, el que consiguió y aprovechó una oferta es obvio que la anduvo buscando o al menos tenía la capacidad económica de aprovecharla cuando apareciera, el que dice encontró una buena pareja es porque no sólo esperó sino que también ofreció y porque se dio tiempo para conocer su prospecto, y el que tiene buena salud puede ser que sus hábitos alimenticios y de ejercicio tengan mucho que ver.

No es que estemos siendo muy simplistas en nuestra reducción analítica sino que estamos poniendo en su justo orden aquello que no puedes controlar diferenciado de aquello en lo que sí ejerces control, siendo luego entonces en esto último en lo que debes enfocarte.

Y a esto último es a lo que llamamos voluntad, a la manera en que tu cuerpo, tu mente, tus emociones y tu espíritu están vinculados entre sí y de igual manera vinculados con la meta, sueño u objetivo que te has planteado. Todo esto sí está en ti darlo al 100%, pero claro depende de tu decisión hacerlo.

Honestamente hablando uno no puede determinar el resultado de una lucha, pero uno sí puede determinar el grado de compromiso, entrega y empeño que ponga en la batalla. Es en esto último donde debemos poner nuestra atención, después de todo ganar a veces es cuestión de suerte, pero intentarlo poniendo todo en ello es cuestión de voluntad.



Roberto Celaya Figueroa, Sc.D.
Formación • I+D+i • Consultoría
Desarrollo Empresarial - Gestión Universitaria - Liderazgo Emprendedor

Este artículo puede verse en video en  https://youtu.be/3yfK97qvO90


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viernes, 14 de septiembre de 2018

La vida termina, eso es un hecho, pero de ti depende que sea con una estruendosa ovación de pie



A nadie le gusta hablar del final de la vida. Es un tema que inhibe, que incluso atemoriza, pero si lo vemos desde una perspectiva correcta, esa visión puede darnos sobriedad en nuestra vida pues nos permitirá priorizar aquello que realmente vale la pena.

“Todo lo que empieza, tiene que acabar”, reza un refrán y esto aplica también a nuestra vida. El tema, sin embargo, es para muchos delicado llegando incluso a ser un tabú el referirse a él so pena de causar incomodidad en los interlocutores. Curiosamente hay dos tipos de personas que sí abordan el tema: lo del disfrute y los de la sobriedad.

Los del disfrute son aquellos que ante “la vida es corta” adoptan un “vive ahora y vive al máximo” lo que bien entendido puede usarse para aprovechar todas las oportunidades que se presenten para llegar a ser la persona de excelencia que estamos llamados a ser, pero que en la mayoría de los casos invita a un vivir sin frenos la vida ya que como esta termina hay que hacer de todo mientras se pueda.

El otro grupo, los de la sobriedad, son aquellos que para nada son lúgubres, tristes o grises en su vida, como alguien podría pensar por el adjetivo usado, sino que de manera sensata y consciente se dan cuenta del final que se acerca y priorizan sus acciones para hacer de esta vida, su única vida, una obra maestra.

Pensar en un final que se acerca año con año, mes con mes, día con día, permite dejar pasar aquellas pequeñas inconveniencias que la misma vida tiene, de igual forma permite priorizar lo que uno desea y los recursos que en ello aplica pues ante lo corto de la vida lo óptimo es sacar de ella lo mejor que uno pueda.

Eso “lo mejor que uno pueda” se refiere a lo mejor que uno puede llegar a ser, no a vivirla de la manera más agradable y placentera, ya que en ocasiones ese “lo mejor que uno pueda” requiere de ciertos sacrificios.

Lo anterior puede verse como una competencia deportiva. Los participantes con años de antelación se preparan con dietas y ejercicios que les permitan estar en las condiciones para competir. Pero esas privaciones o sacrificios se compensan con el logro del objetivo que se han trazado: en primer lugar competir en óptimas condiciones y, en el mejor de los casos, ganar la competencia.

Independiente de cuál sea la opción que uno tome para mirar el final: no hablar de él, vivir la vida a tope o comportarse con sobriedad, en todos los casos la realidad es la misma: la vida termina. Desafortunadamente no es sino hasta el final en el que uno puede hacer el balance de su vida y ante él irse satisfecho o por el contrario con lamentaciones y recriminaciones.

Desde el momento mismo que empezamos nuestro andar hemos iniciado un camino que tarde que temprano terminara, con eso en mente decide qué quieres hacer de tu vida para que al final voltees atrás con satisfacción del esfuerzo conferido y del logro alcanzado, después de todo la vida termina, eso es un hecho, pero de ti depende que sea con una estruendosa ovación de pie.


Roberto Celaya Figueroa, Sc.D.
Formación • I+D+i • Consultoría
Desarrollo Empresarial - Gestión Universitaria - Liderazgo Emprendedor

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viernes, 7 de septiembre de 2018

No puedes cambiar tu pasado, sí puedes cambiar tu futuro, ¿a qué le dedicarás más tiempo?



Cuando de luchar por alcanzar los sueños, metas y objetivos que nos planteamos en la vida hablamos, hemos de reconocer la importancia de priorizar el uso de los recursos con los que contamos, y de todos estos recursos sin duda alguna uno de los más importantes, si no es que el más, es el tiempo, por ser un recurso no renovable.

Tienes cierta cantidad de dinero y solo puede comprar una cosa, ¿qué comprarías? Sin duda aquello que te fuese más importante, aquello que te sea más prioritario. Pues nuestra vida es igual, tiene cierta cantidad, no de dinero sino de tiempo, ¿qué comprarías con él?

Te pregunto esto pues en la vida podemos ver hacia dos direcciones: atrás y adelante, es decir, hacia el pasado o hacia el futuro. Mirar al pasado implica regodearse en lo logrado o lamentarse por lo no conseguido, mirar al futuro implica tener claridad en lo que se desea y hacer lo que esté en uno para alcanzarlo.

En este punto hay que aclarar que no está mal mirar hacia atrás, hay mucha enseñanza en lo que hemos vivido, en el camino que hemos andado, que nos permite aquilatar esa experiencia para mejorar nuestro andar.

Pero cuando se mira el pasado con complacencia o con recriminación, se está usando el recurso no renovable, que es nuestro tiempo, en algo sin mayor trascendencia, pues lo que ya sucedió no puede ser cambiado.

Tal vez esto te parezca muy obvio, evidente, pero si te fijas encontrarás en la vida, y en ocasiones tal vez tú mismo caigas en ello, personas que tiene una actitud hacia el futuro tomando como referencia el pasado.
¿Qué por qué no intentan algo? Pues porque antes les fue mal, ¿Qué si por qué no se arriesgan? Pues porque han tenido malas experiencias. ¿Ves cómo es que pensar así del futuro hace que el pasado en realidad esté plena, completa y totalmente vigente?

También tenemos esas personas, espero no seas de ellas, que se la pasan doliéndose de los errores cometidos. Caramba ¡¿cómo hubieran podido adquirir experiencia si no fuera obre la base de tener aciertos y cometer errores?! Y también están aquellos que se pasan viendo el pasado regodeándose en los logros que obtuvieron sin avanzar hacia los que pueden obtener.

El pasado nos sirve, si, para aprender de él, el futuro nos sirve, si, para caminar hacia él; ambos extremos se unen en el presente dónde lo mejor de lo que somos, en función de lo que hemos vivido, extiende sus manos hacia lo mejor de lo que podemos ser.

El tiempo es un recurso del que se te ha dotado para alcanzar, con tu esfuerzo, las metas que te propongas, pero dicho recurso no es renovable por lo que debe ser usado sabiamente: No puedes cambiar tu pasado, sí puedes cambiar tu futuro, ¿a qué le dedicarás más tiempo?



Roberto Celaya Figueroa, Sc.D.
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Este artículo puede verse en video en  https://youtu.be/uRwRzs_Nb4I


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