jueves, 25 de noviembre de 2021

Los árboles que siembres tal vez den sombra a otros pero al mundo le hablarán de ti


La cuestión del liderazgo, el emprendedurismo y la motivación, si bien pueden ser temas de interés e incluso de beneficio en su aplicación, los mismos sostengo pueden quedar en meros relumbrones de chaquira y oropel cuando se centran egoístamente solo en uno y su proyecto de vida sin darse cuenta de que somos parte de algo mayor tanto en nuestra responsabilidad como en nuestro potencial.

 

Cuando me toca abordar el tema del liderazgo, el emprendedurismo y la motivación, sea en una conferencia o en un taller, no puedo dejar de pasar la oportunidad para tratar de en algún momento ver todo eso bajo la luz de la

trascendentalidad. Este término, trascendentalidad, si bien no me gusta definirlo, si puedo señalar que lo uso para referirme a esa totalidad de la que somos partes y esa completitud, si se me permite la expresión, a la cual estamos llamados a lograr.

 

En este sentido la gran obra que es nuestra vida no puede sola y exclusivamente centrarse en uno mismo, de una manera no solo egoísta sino exclusiva y excluyente. Al ser parte de un sistema vivo, dinámico y cambiante, tenemos un papel que desempeñar también en la construcción de un mejor sistema. ¿A qué sistema me refiero? A cualquiera que tú puedas identificar como ése en el cuál te desenvuelves: político, religioso, social, natural, etc. Somos parte de algo mayor y por ello se espera de nosotros una responsabilidad de ello.

 

Hay quienes veo tan concentrados en su vida que me da la impresión de que son como esas personas que quieren caminar saltando solo sobre un pie. Al camino del éxito, del triunfo, del logro pasa, sí, por el logro de nuestras metas y objetivos personales, pero también por comportarnos a la altura de nuestra responsabilidad por el sistema del cual somos parte.

 

Cuando planteo esto en ocasiones siento y en otras veo y en otras oigo, cierto rechazo bajo la idea de que el sistema, sea éste el que sea, no es responsabilidad de uno. Cuando se me plantea esto y se me da la oportunidad me gusta aclarar que el sistema no existe por sí mismo sino que entre todos lo creamos y si no coadyuvamos no podremos entonces mejorarlo. ¿Y el sistema natural?, ¿acaso no existe él por sí mismo? Tal vez ese sistema si tenga una gran parte de autoexistencia, pero eso no implica ni que está completo, ni que es perfecto y, menos aún, que nuestras acciones no lo afectan, así que incluso en ese sistema tenemos una responsabilidad como parte de él.

 

A quienes están tan inmersos en sus proyectos de vida que no comparten esta visión les pido que durante una semana, solo una semana, se den la oportunidad de ser trascendentes. ¿Cómo? Haciendo algo que vaya más allá de sus intereses personales y egoístas. Sembrar un árbol, donar algo a alguien necesitado, ayudar a alguien en la calle, rescatar un animalito, limpiar una basura que encontremos,

etc. Lo importante es que cada día durante esa semana se haga algo que salga fuera del círculo inmediato de lo que estrictamente consideramos nuestros intereses. Te sugiero hagas lo mismo.

 

Para aquellos que algo así se les haga muy poca cosa déjenme decirles que en muchas ocasiones los verdaderos actos heroicos son precisamente hacer actos que no parecen serlo. Lo que haces cambia el mundo, digo en ocasiones, la intención con que lo haces te cambia a ti.

 

Esa trascedentalidad de la que hablo implica el sabernos y reconocernos parte de algo mayor, de algo tan grande y de tan amplios alcances que bien podría señalarse como casi imposible de ser influido por nosotros, el verdadero acto heroico es que a pesar de ello hagamos todo lo que esté de nuestra parte para que no sea así, por eso recuerda los árboles que siembres tal vez den sombra a otros pero al mundo le hablarán de ti.

 

Roberto Celaya Figueroa, Sc.D.

Formación • I+D+i • Consultoría

Desarrollo Empresarial - Gestión Universitaria - Liderazgo Emprendedor

www.rocefi.com.mx

 

 

Este artículo puede verse en video en https://youtu.be/_cwP7XeegZY

 

También puede descargarse gratis el libro  “Primero lo natural, luego lo espiritual -Leyes mosaicas: Sombras de lo venidero – Volumen 2”, desde www.rocefi.com.mx  (Menú “Libros” Sección “e-book gratis”)

 

jueves, 18 de noviembre de 2021

No se trata de tomar las riendas de tu vida sino de convertirte en el caballo que te llevará a tu destino

 


El sentido de toda motivación, liderazgo y emprendedurismo en la vida requiere necesariamente saber distinguir los medios con los fines, así como lo que es responsabilidad de uno y de nadie más, para lograr que nuestras acciones sean efectivas y eficientes, pero sobre todo, trascendentes.

 

Me gusta el ejemplo del título de este artículo pues da para reflexionar de una manera muy práctica. En muchas ocasiones creo que todos hemos oído esa frase de “tomar las riendas” de nuestra vida. Es una frase que yo mismo utilizo, pero siempre para abrir algún tema donde más delante señale lo que menciono en el título y que no es otra cosa que volvernos el medio de lograr lo que queremos.

 

La frase “tomar las riendas” de nuestra vida está bien, implica que nos hacemos responsables de nuestras acciones dejando de echarle la culpa a los demás o a las circunstancias, ya de inicio esto es algo encomiable, pero ese no es el último paso en el camino al liderazgo de nuestra propia existencia sino al contrario es un primer paso, el último, como menciono, es volvernos el caballo que nos lleva a  donde queremos.

 

Cuando menciono esto siempre lo explico para que no se generen ideas erradas, lo mismo haré aquí. “Tomar las riendas” de nuestra vida implica que dirigimos, controlamos o al menos encauzamos algo ajeno a nosotros, y en efecto muchas veces eso es así, pero el nivel del liderazgo, de responsabilidad personal del que estoy hablando, implica que nosotros mismos nos volvemos causa y efecto, origen y destino, de lo que somos y de lo que hacemos.

 

Pensar así nos obliga a movernos en otro nivel donde si no existen elementos ajenos a nosotros que nos ayuden en nuestro proyecto de vida nosotros los creamos e incluso aunque existan pero esos son adversos nosotros nos sobreponemos a ellos transmutando las adversidades en oportunidades.

 

“Tomar las riendas”, igual que el símil que maneja, es encauzar un caballo (siguiendo el ejemplo) por donde queramos, pero si ese caballo está mal, enfermo o débil nos deja con las riendas, sí, de nuestra vida, pero con un medio muy endeble. Por el contrario volvernos nosotros ese caballo implica que con los demás o sin ellos, con las circunstancias o sin ellas, e incluso con los demás y con las circunstancias en contra de nosotros, aun así avanzamos.

 

Uno podrá “tomar las riendas” de la vida, pero igual no avanzar, he visto muchos casos, ¿y por qué?, pues por que las riendas se han tomado de un caballo que no da mucho y así la persona, aunque “toma las riendas” de su vida, pues se atiene a lo que esas riendas controlan.

 

Convertirse en el caballo es cambiar la forma de ver las cosas y vernos como los hacedores de nuestro propio camino, de nuestro propio destino, pero con un nivel de impecabilidad donde no caben las excusas y los pretextos y donde los resultados internos y externos exceden con creces lo que hubiéramos creído o esperado.

 

La vida no entiende de disculpas, rodeos o evasivas, igual hagamos o no ella sigue avanzando, así que no lo olvides no se trata de tomar las riendas de tu vida sino de convertirte en el caballo que te llevará a tu destino.

 

Roberto Celaya Figueroa, Sc.D.

Formación • I+D+i • Consultoría

Desarrollo Empresarial - Gestión Universitaria - Liderazgo Emprendedor

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Este artículo puede verse en video en https://youtu.be/oMNxRyz5-QQ

 

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jueves, 11 de noviembre de 2021

El mejor proyecto es tu vida, la mejor inversión es tu tiempo, y los mejores rendimientos son tus sueños


 

Sin duda alguna lo más valioso que tenemos en la vida es la vida misma ya que ésta nos capacita para todas las demás metas y objetivos que podamos lograr, así como para el cúmulo de experiencias y aprendizajes que podamos tener, pero con todo y todo la vida, aun siendo lo más valioso, debe ser trabajada para no ser desperdiciada sino por el contrario potenciada al máximo.

 

“Si no somos infinitos, ¿por qué pasarnos la vida como si lo fuéramos” –comenté en una ocasión en una conferencia. Esta pregunta retórica hace referencia a ese desperdicio en que se vierte nuestra vida cuando, en vez de aprovecharla al máximo, la desperdiciamos como si nunca se fuera a acabar.

 

Si bien todos estaríamos de acuerdo en que hay vicios que destruyen y excesos que demeritan, lo que casi nunca vemos como nocivo para nuestra vida es ese pequeño desperdicio que de la misma hacemos cuando no damos el 100% o cuando dejamos que sean los problemas o los demás quienes decidan nuestro derrotero.

 

Mira tu reloj. Cada día tiene 24 horas. Esas 24 horas son tuyas, puedes usarlas como quieras. Igual puedes tirar esas 24 horas no haciendo nada de provecho, regodeándote en tus fracasos o simplemente dejando que pasen, o bien usarlas, aunque duela o sea molesto, en tu proyecto de vida.

 

Si quieres te ponga un símil digamos que tu proyecto de vida es tu figura y tu salud y que esas 24 horas es el tiempo de que dispones en el gimnasio. Igual puedes pasarte todo ese tiempo platicando, leyendo revistas y tomando refrescos, pero creo que el resultado de todo eso no serán los beneficios físicos que esperas.

 

Si por el contrario te pones a darle con todo al ejercicio, aunque de inicio de flojera e incluso cuando el dolor y el cansancio abrumen tu rutina, podemos pensar que al final esa disciplina, esa constancia y ese esfuerzo darán los resultados que buscas, y no solo que buscas sino que te mereces.

 

Así es: que te mereces. De inicio debes pensar que mereces todo lo que crees puedes llegar a obtener en esta vida para, en función de eso, ponerte a trabajar en ello. Y mira que digo trabajar, es decir, se requerirá de ese esfuerzo, físico, mental, emocional e incluso espiritual, pero no estás llamado a menos que a la excelencia.

 

Ve a tu alrededor cualquier proyecto, grande o pequeño, que te llame la atención y que otra persona haya logrado. Cualquier proyecto que veas necesariamente debió requerir de una inversión, en ocasiones de dinero pero en todas de esfuerzo, de constancia, de dedicación, ¿acaso tu vida que es mucho más valiosa por ser única e irrepetible merece menos?

 

En una ocasión escuche la frase que dice “si puedes soñarlo, puedes lograrlo”, y estoy completamente de acuerdo, solo que ese lograrlo implica que te pongas a trabajar en ello, así que recuerda el mejor proyecto es tu vida, la mejor inversión es tu tiempo, y los mejores rendimientos son tus sueños.

 

 

Roberto Celaya Figueroa, Sc.D.

Formación • I+D+i • Consultoría

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Este artículo puede verse en video en https://youtu.be/_SX7ztg6RzY

 

 

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jueves, 4 de noviembre de 2021

En la vida, cuando el camino es largo, los sueños deben ser grandes


 Las metas no son algo que solamente se alcanza sino algo que nos acompaña y que define mucho de lo que somos y de lo que hacemos ya que como metas, aunque aún no sean obtenidas, están y definen mucho de nuestra vida, en este sentido mientras más elevadas sean estas metas más impulsarán nuestro proyecto de ser cada vez más y mejores.

 

¿Te has dado cuenta como cuando vas a una parte que no deseas el camino se te hace muy pesado y que por el contrario cuando vas a un lugar que quieres ya desde que vas en camino vas disfrutando? Lo mismo pasa con la vida. Las metas que nos ponemos y las cuales llegan a formar parte de nuestra vida, van infundiendo energía y dinamismo a cada paso que damos. Pensar en las metas u objetivos como algo que se va a alcanzar es no estar viendo el panorama completo. En realidad desde el momento mismo en que la meta se convierte en algo que queremos para nosotros desde ese mismo instante comienza a permear lo que pensamos, lo que sentimos y lo que hacemos.

 

Quiero hacer aquí un paréntesis para aclarar la naturaleza de esas metas y objetivos que menciono, dichas metas y objetivos pueden ser de cualquier índole: materiales, personales, profesionales, sociales, grupales, mentales, espirituales.

 

Hago esta aclaración porque en el contexto del emprendedurismo, el liderazgo y la motivación en ocasiones se cree que esto está circunscrito a las metas y objetivos personales o profesionales, pero en realidad las metas y objetivos pueden ser variadas y diversas.

 

Una vez aclarado esto quiero llegar al meollo del asunto: el espíritu subyacente detrás de cada meta. Según la fuerza que anime esa meta o ese objetivo que persigues será la misma fuerza que te anime a andar y luchar en pos de eso. Es así que de lo elevado que sean nuestras metas dependerá el nivel que como personas estaremos deseando alcanzar en nuestra vida.

 

Esto es muy importante ya que aunque una meta no se alcance ésta puede servir para hacernos crecer como personas. Piensa por ejemplo en la meta de lograr la paz mundial, realmente y si somos sinceros bien podríamos considerarla como una meta que excede la capacidad de una persona, pero el solo hecho de que ésta persona tenga eso contemplado como meta y trabaje en pos de ello lo definirá como tal y le permitirá alcanzar más y mejores estados de desarrollo, y quien sabe, capaz y logra lo que tanto anhela.

 

Obvio que no todas nuestras metas deben ser de tal alcance, habrá otras más personales que estarán más al alcance de nuestra mano, no sin esfuerzo ni lucha pero sí con un ánimo de logro más práctico. Igual esas metas nos infunden el espíritu del que hablamos por lo que hay que cuidar lo que deseamos, no tanto porque se vaya a ser o no realidad, sino porque desde el momento mismo en que animamos esa idea en nuestro interior comenzamos a transformarnos en eso que pensamos.

 

Como verás, el énfasis que he estado dando en esta exposición de ideas se centra en dos puntos: el nivel que las metas y objetivos que buscamos tienen y que nos impelen a ser cada vez más y mejores y la fuerza que se desprende de esas mismas metas y objetivos para ayudarnos en nuestro andar, teniendo esto en mente no olvides que en la vida, cuando el camino es largo, los sueños deben ser grandes.

 

 

Roberto Celaya Figueroa, Sc.D.

Formación • I+D+i • Consultoría

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Este artículo puede verse en video en https://youtu.be/3TWZ0BxkSLM

 

 

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