viernes, 23 de febrero de 2018

Comienza intentándolo... terminarás lográndolo


Una de las cualidades más fascinantes de la vida es precisamente el hecho de que no sabemos lo que el futuro nos depara, esto nos obliga a trabajar con todos nuestros recursos internos y externos en pos de metas que nos sabemos si lograremos alcanzar pero que al final, se alcancen o no, nos habilitaran con el carácter a prueba de todo que tienen los triunfadores.

La incertidumbre de la vida plantea el enorme reto de trabajar con carácter y esperanza para lograr lo que deseamos, de la misma forma en ocasiones este hecho puede ser tan abrumador que lleve a pensar en intentar solo aquello que tiene grandes posibilidades de éxito, esto último nos hace reo de circunstancias externas pues solo cuando todo este de nuestra parte es cuando decidiremos intentar algo. Este pensamiento no solo no nos hace líderes de nuestra vida sino que nos quita en vez de darnos.

Ejemplos de sobra hay: en el deporte, la ciencia, la política, la vida misma; cientos, miles de ejemplos donde personas se han jugado el todo por el todo incluso cuando las circunstancias les eran adversas; curiosamente lo más importante de esto es que independientemente del resultado, sea este favorable o no, el carácter obtenido es algo que permanece.

Este carácter es el que permite continuar avanzando aún y cuando todo está en contra, el que nos habilita a soñar incluso con lo imposible, el que nos lleva a levantarnos ante grandes caídas, y el que nos permite erigirnos como líderes de nuestra propia vida.

Otro hecho interesante es que ese intentar aunque a veces no se tenga el resultado deseado inmediato, puede verse, más que como fracasos o derrotas, como prácticas para un éxito futuro.

Veamos el caso de Abraham Lincoln: Fracasó en los negocios a los 31 años, fue derrotado a los 32 como candidato para unas legislativas, volvió a fracasar en los negocios a los 34, perdió en unas elecciones a los 38, no consiguió ser elegido congresista a los 43, no consiguió ser elegido congresista a los 46, no consiguió ser elegido congresista a los 48, no consiguió ser elegido senador a los 55, a los 56 fracasó en el intento de ser vicepresidente, fue derrotado y no salió senador a los 58, por último fue elegido presidente de los Estados Unidos a los 60.

Una cuestión incómoda pero real es que en ocasiones se requiere de esos pequeños tropiezos en la vida para moldear el carácter de las personas que  les permita posteriormente desempeñarse con éxito. Al igual que cuando a un hijo se le da todo sin esfuerzo y éste termina maleándose, lograr todo y a la primera no nos permitirá generar un carácter no solo de fortaleza sino también de comprensión y entendimiento.

Los sueños y las metas que realmente valen la pena generalmente requieren de tiempo y esfuerzo para ser alcanzadas, tiempo y esfuerzo que conlleva a un intentar constante pues generalmente el éxito no viene a la primera. En un mundo donde lo rápido es norma, entender esto nos evitará muchas frustraciones y nos habilitará para no darnos por vencido a la primera, recuerda: comienza intentándolo... terminarás lográndolo


Roberto Celaya Figueroa, Sc.D.
Formación • I+D+i • Consultoría
Desarrollo Empresarial - Gestión Universitaria - Liderazgo Emprendedor

Este artículo puede verse en video en https://youtu.be/VLL5zLj-alg



También puede descargarse gratis el libro  “…Si las hicieres -Un camino de vida de la mano de las otras bienaventuranzas” , desde www.rocefi.com.mx  (Menú “Libros” Sección “e-book gratis”)

viernes, 16 de febrero de 2018

Está bien dejarse llevar por el viento ¡pero al menos se tu quien levante las velas y dirija tu bote!


Al hablar de liderazgo, emprendedurismo y motivación, no podemos ser tan ingenuos que no reconozcamos que hay factores externos que inciden en lo que somos, hacemos y logramos tener, pero incluso esa influencia que llegamos a recibir del exterior podemos utilizarla en nuestro proyecto de vida.

“Tú puedes”, “es cuestión de que lo creas”, “te fe en ti mismo”- frases como las anteriores creo que todos las hemos escuchado cuando de liderazgo, emprendedurismo y motivación se trata como si fueran una receta mágica que con sólo seguirlas nos garantizaran que lograremos las metas, sueños y objetivos que nos propongamos. Pero en muchas ocasiones la realidad termina imponiéndose mostrándonos que no siempre es así.

Cuando de avanzar en nuestro proyecto de vida se trata hay que, sí: tener liderazgo, emprendedurismo y motivación pero también ser honestos, objetivos y perspicaces para reconocer que existen factores externos, ajenos a nuestro control, que en muchas ocasiones pueden incidir en lo que deseamos obtener.

Ahora bien, el hecho de reconocer estos factores externos que exceden nuestra capacidad de control no quiere decir que nos dejaremos llevar por ellos sin prácticamente hacer nada de nuestra parte. Pensar así sería claudicar en nuestro proyecto de vida y dejar que algo ajeno a nosotros decidiera sobre lo que podemos llegar a hacer, ser y tener.

El equilibrio consiste en aplicar nuestro esfuerzo, constancia, disciplina y pasión en nuestro proyecto de vida como si de ello dependiera todo. Como no sabemos que pueda influirlo hay que prestar atención en lo que podamos encontrarnos en nuestro andar para usar los obstáculos no como pretextos para no avanzar sino como alicientes para crecernos al castigo.

Pensar de esta manera va construyendo en nosotros un carácter de éxito, de triunfo, de excelencia, e incluso al final si no logramos lo que nos hemos propuesto, al menos habremos logrado ese cambio interno con lo que la balanza de la vida se inclinará a nuestro favor pues habilitados estaremos para mayores  retos y mejores resultados.

Si bien no hay una receta mágica que nos lleve al éxito, si hay algunas sugerencias probadas que pueden ayudarnos en nuestro proyecto de vida, y todas estas sugerencias pasan por no claudicar, después de todo está bien dejarse llevar por el viento ¡pero al menos se tu quien levante las velas y dirija tu bote!


Roberto Celaya Figueroa, Sc.D.
Formación • I+D+i • Consultoría
Desarrollo Empresarial - Gestión Universitaria - Liderazgo Emprendedor

Este artículo puede verse en video en https://youtu.be/Uks8j4Qt8xU


También puede descargarse gratis el libro  “…Si las hicieres -Un camino de vida de la mano de las otras bienaventuranzas” , desde www.rocefi.com.mx  (Menú “Libros” Sección “e-book gratis”)


viernes, 9 de febrero de 2018

El quedarte sentado solo hará que más pasos te separen de tu meta


La vida como tal es un regalo maravilloso lleno de retos, enseñanzas y sorpresas; retos para crecer, enseñanzas para aprender y sorpresas para gozar, siendo la conjunción de estas tres aristas las que la hacen realmente maravillosa.

Al igual que una carrera, donde el destino final es la conquista de una meta, la vida presenta caminos con retos cuyos fines por tramos conducen a metas planteadas, de la misma forma, estos retos en ocasiones pueden ser tan abrumadores que requerirán no de una, ni dos, ni tres, sino más intentos para ser superados. En este escenario es factible en ocasiones sentir el cansancio fatigoso del andar e incluso la frustración del no avanzar, siendo que en ocasiones puede pasar por la mente la idea de desistir de la búsqueda de la meta.

A veces este desistir es momentáneo, esto sucede cuando se requiere de tiempo para recuperarse física, anímica o mentalmente, y decir momentáneo significa que una vez recuperada la totalidad de la energía, uno se lanza de nuevo a la conquista de la meta; pero en otras ocasiones la intención es desistir completamente de cualquier intento subsecuente por alcanzar el objetivo. En ambos casos sucede un fenómeno curioso: a diferencia del símil de la carrera donde uno puede descansar y la meta permanece fija en el horizonte, en el caso de las metas de la vida la meta no solo no permanece fija sino que se aleja.

El estar en lucha constante por alcanzar algo va generando en nosotros mismos una condición que nos va capacitando para superar los retos planteados, pero una vez que uno cesa en esa lucha inmediatamente comienza a avanzar el deterioro del desarrollo logrado haciendo que lo avanzado se pierda.

Es como cuando uno comienza a dominar un idioma, constantemente se tiene que estar avanzando hacia el dominio del idioma mismo, pero ¿qué pasa si se deja de practicar uno, dos o tres años? pues que el pleno dominio se vuelve más complicado pues incluso lo que ya se dominaba comienza a ser olvidado. De la misma forma, un atleta, como parte de su acondicionamiento físico constantemente se somete a esfuerzos físicos que le van dando mayor capacidad, pero al dejar de ejercitarse al cabo de unos meses todo lo logrado se pierde y debe comenzar de nuevo si es que quiere conseguir lo deseado.

De la misma forma en la vida, cuando nos planteamos metas que valen la pena, el reto de las mismas nos va imprimiendo un carácter de conducta que nos va habilitando no solo para conseguir la meta planteada sino -ojo- incluso para vivir la vida a plenitud.

Y es en este no desistir donde los retos nos hacen crecer, las enseñanzas nos hacen aprender y las sorpresas nos permiten gozar. Crecer en sentido de horizontes, de visión, de carácter, de logros y alcances; enseñanzas en sentido de lecciones, de conocimientos, de sabiduría; y sorpresas en sentido de alegrías, tristezas y trascendencia.

Cuando sientas que la vida pesa y te pase por la mente la intención de desistir, recuerda que la meta no te esperará sino que al contrario se alejará haciendo más difícil su consecución después de todo el quedarte sentado solo hará que más pasos te separen de tu meta.


Roberto Celaya Figueroa, Sc.D.
Formación • I+D+i • Consultoría
Desarrollo Empresarial - Gestión Universitaria - Liderazgo Emprendedor

Este artículo puede verse en video en https://youtu.be/50n2xttJBzw


También puede descargarse gratis el libro  “…Si las hicieres -Un camino de vida de la mano de las otras bienaventuranzas” , desde www.rocefi.com.mx  (Menú “Libros” Sección “e-book gratis”)


viernes, 2 de febrero de 2018

No hay problema si vas con la corriente... siempre que la corriente seas tú


Un consejo muy común que escuchamos en nuestra vida es aquel que nos habla a no ser como los demás, a diferenciarnos, a vivir nuestra vida, entendiendo esto en un contexto donde somos parte de la sociedad, ¿cómo podríamos ser parte de algo y al mismo tiempo diferenciarnos de eso?

Algo muy común, y no solo común sino cómodo, es esa tendencia social a mimetizarnos como parte de un grupo, esto implica el adoptar las ideas, costumbres, sentimientos, acciones, de esa mayoría. El ser parte de algo sin diferenciarnos de ello, nos da un sentido de pertenencia, nos hace sentir seguros, la previsibilidad del fluir de la vida nos da tranquilidad, pero el costo es muy elevado pues sacrifica nuestra individualidad.

El otro extremo contrario a lo anterior es de aquella persona que no encaja en ningún grupo social, y no solo que no encaja sino que incluso puede llegar a ser antagónico con todos ellos. Esta forma de ser puede fácilmente ubicarse en alguna categoría de patología psicosocial y devenir en un individualismo que de igual forma ni construye ni se enriquece.

Entre estos dos puntos hay un medio que permite convivir en el gran conglomerado social existente, enriqueciéndole con nuestras aportaciones y al mismo tiempo siendo enriquecido por las aportaciones del grupo.  En este punto medio uno conoce y respeta a los demás, participa en la dinámica social, pero al mismo tiempo defiende ese derecho único y personalísimo de trabajar en la construcción de nuestro particular proyecto de vida.

Es así como de todos uno toma lo mejor, a todos uno aporta lo mejor, y con ambas dinámicas uno construye en su persona ese proyecto que es nuestra vida. En ese entendido debe quedar claro que, como un pez en el río, uno no puede salirse de esa dinámica social so pena de perderse de mucho que pudiera enriquecer nuestra existencia, pero de la misma forma que el pez en el río uno utilizaría la corriente para ir a dónde uno desea no dejándose arrastrar por ella hacia donde uno no quiera.

Para lo anterior uno debe tener muy claras sus ideas, sus valores y sus sentimientos, de la misma forma debe haber claridad en cuanto a los sueños, las metas y objetivos que uno se ha planteado para su vida. Ahora bien, y esto hay que aclararlo, esta claridad no es inmediata sino paulatina, es decir,  uno la va obteniendo, se va desarrollando, a lo largo de nuestra vida siempre y cuando trabajemos en ello y apliquemos nuestra razón, nuestra voluntad, nuestra percepción y nuestra atención en ello. Así que no hay de otra: hay que hacer camino al andar, no quedarnos dormidos a orilla de la vereda.

En el andar por nuestra vida nos encontraremos con muchas personas que irán por nuestro propio camino, mientras que otros irán en otra dirección, nuestro carácter nos permitirá afrontar ese andar hacia lo que queremos, dando y recibiendo, pero sin dejarnos desviar de nuestra meta de vida, después de todo no hay problema si vas con la corriente... siempre que la corriente seas tú.


Roberto Celaya Figueroa, Sc.D.
Formación • I+D+i • Consultoría
Desarrollo Empresarial - Gestión Universitaria - Liderazgo Emprendedor

Este artículo puede verse en video en https://youtu.be/4rYo6UeKzKA



También puede descargarse gratis el libro  “…Si las hicieres -Un camino de vida de la mano de las otras bienaventuranzas” , desde www.rocefi.com.mx  (Menú “Libros” Sección “e-book gratis”)