jueves, 30 de septiembre de 2021

Grandes sueños implican grandes sacrificios pero traen grandes satisfacciones

 


Al igual que cualquier cosa que uno desee en la vida, la construcción de nuestro proyecto personal de vida requiere que se le invierta, esta inversión en la forma de tiempo o de esfuerzo son los sacrificios que serán compensados con creces una vez que alcancemos nuestro objetivo.

 

Uno va caminando por las calles de la ciudad, de repente ve en una tienda algo que le gusta, de inicio solo le llama la atención pero una vez que entra y revisa el producto queda uno a tal grado convencido que termina pagando su precio para hacerse de él. Igual pasa en la vida, aunque a veces esto no nos guste.

 

Va uno caminando por la vida, de repente siente en su interior el deseo o la voluntad de hacer algo, de conseguir algo, de realizar algo. Al igual que el ejemplo anterior hacerse de ese algo requerirá que también se dé algo a cambio, y como hablamos de vida pues lo que se nos pide es vida en la forma de tiempo o de esfuerzo.

 

Pero a veces pasa que no estamos dispuestos a dar ese tiempo o ese esfuerzo, ese sacrificio como yo lo llamo, ¿por qué? , pues por que como dice el dicho “más vale pájaro en mano que ciento volando”, es decir, nuestra naturaleza nos dice “¿por qué dejar, soltar, dar lo que ya tenemos a cambio de algo que no sabemos si vayamos a conseguir?”

 

La respuesta a la pregunta anterior solo puede darla cada quien pues ella dependerá de la vida misma de quien la formula, ¿vale la pena eso que deseas alcanzar?, ¿hay una razón de peso para intentarlo?, ¿su conquista significará una preguntas que pueden ayudarte a dar ese paso pero hay una que me gusta, que creo sintetiza todas las que puedan formularse, y que comparto en mis talleres de emprendedurismo: al final de tus días como te sentirás mejor, ¿si hubieras intentado esto aunque no lo hubieras logrado o de plano si no lo hubieras intentado y quedaras con la duda de lo que pudo haber pasado?

 

Como te digo, la respuesta es personal, en esa parte nadie puede ayudar ya que estamos hablando de tu propio proyecto de vida. Ahora que una vez tomada la decisión sí hay muchas técnicas y herramientas motivacionales y de liderazgo para mantenerte en pos de la meta hasta lograrla.

 

Aquí la parte, que en otras ocasiones he tratado, de avanzar aunque sea de noche, de tomar descansos pero no claudicar, de pensar que el esfuerzo es momentáneo pero que la conquista dura para siempre o de luchar por tus sueños para que no sean otros los que los conquisten, pero en todos los casos se requiere el referente realista del esfuerzo que será necesario imprimir en cada paso que se dé en pos de la meta que uno se haya trazado.

 

Lo importante de las luchas que decides emprender en tu vida es que primeramente tú estés convencido, ya que de ese convencimiento sale la capacidad para pagar el precio necesario para conquistar tu meta, después de todo grandes sueños implican grandes sacrificios pero traen grandes satisfacciones.

 

Roberto Celaya Figueroa, Sc.D.

Formación • I+D+i • Consultoría

Desarrollo Empresarial - Gestión Universitaria - Liderazgo Emprendedor

www.rocefi.com.mx

 

Este artículo puede verse en video en https://youtu.be/vwXU2vbhHEM

 

 

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jueves, 23 de septiembre de 2021

Trabajar en equipo no es solo que todos reman hacia una dirección sino que incluso todos construyen el barco


 

Una faceta del liderazgo es la capacidad de mover a los demás en pos de un objetivo o meta, pero este mover será mucho más eficiente y efectivo cuando ese objetivo o meta sea significativo para todos quienes están en pos de él.

 

Cuando hablamos de líderes generalmente nos viene a la mente esa persona que motiva y dirige a un grupo para alcanzar una meta u objetivo. Si bien esa imagen es correcta en ocasiones (y esto lo digo por la experiencia cuando de tratar este tema en talleres he hecho) muchos creen que ese liderazgo se ejerce a partir de una idea que busca inocularse en quienes serán los seguidores de ese líder.

 

Si bien esa es una faceta, es decir, el líder que motiva a los demás en pos de una idea, existe otra donde el líder construye junto con sus seguidores la meta u objetivo que todos alcanzarán. Tal vez muchos vean esto algo sencillo pero es mucho más complicado que lo primero ya que de inicio ¿cómo motivas cuando aún no existe la meta u objetivo?, y sin esa motivación inicial ¿cómo activas el proceso de cohesión grupal y por ende de liderazgo?

 

Si bien este tema y estas cuestiones las abordo con más tiempo y actividades a lo largo de mis talleres, no quiero dejar de lado esto que considero de suma importancia sobre todo en la actualidad cuando todo se cuestiona, todo se replica y para todo se pide una justificación, todo, incluyendo las acciones del líder.

 

Si bien es cierto que de inicio, cuando aún no se definen las metas u objetivos no podemos ver a un líder motivando y guiando a sus seguidores en pos de ello, lo que sí podemos esperar (y este es el meollo del asunto) es que ese líder sepa  identificar las motivaciones del grupo y encauzarlas para que entre todos establezcan la meta u objetivo que perseguirán.

 

Por ejemplo, un líder con una meta u objetivo ya trazado que busca motivar a sus seguidores para alcanzar eso es el típico caso del primer ejemplo que hemos visto, pero el segundo caso es aquel líder que al interior de un grupo busca puntos de vista comunes, problemáticas comunes, aspiraciones comunes, y mediante sus acciones va diluyendo de la meta u objetivo que finalmente servirá de guía para las acciones grupales.

 

No es lo mismo, dicho de otra forma, llegar y decir “aquí está la meta y vamos a hacer esto” a llegar y decir “¿cuáles son nuestras aspiraciones, nuestros deseos? y en función de esto ¿qué podemos hacer para lograr eso que queremos?”

 

No quiero poner un estilo de liderazgo por encima de otro ya que cualquier tipo y estilo de liderazgo dependerá de la situación, de los seguidores y de otros factores que deben ser tomados en consideración, solo diré a favor del propuesto aquí que cuando las metas u objetivos reflejan el sentir del grupo se establece de inicio un lazo emocional con la colectividad que imprime fuerzas al trabajo que se haga, de la otra forma, es decir, cuando ya se tiene la meta u objetivo y hay que motivar al equipo para alcanzarla, el líder deberá trabajar también en crear ese lazo emocional, lo cual no siempre sucede.

 

El ser líder implica no solo guiar y motivar al grupo para lograr una meta u objetivo sino también tiene una faceta relacionada con la capacidad de consensar en el grupo lo que se desea alcanzar, después de todo trabajar en equipo no es solo que todos reman hacia una dirección sino que incluso todos construyen el barco.

 

 

Roberto Celaya Figueroa, Sc.D.

Formación • I+D+i • Consultoría

Desarrollo Empresarial - Gestión Universitaria - Liderazgo Emprendedor

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Este artículo puede verse en video en https://youtu.be/amWH6p81APY

 

 

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jueves, 16 de septiembre de 2021

Lo que haces debe seguir a lo que dices para que funcione lo que eres

 


“Lo que haces habla tan fuerte que no puedo escuchar lo que dices”, dice una reflexión, reflexión que se refiere a la cuestión de la congruencia, congruencia entre lo que uno piensa, dice y hace, de otra forma nuestra persona no puede decirse íntegra, completa y total.

 

Una de las peores crisis que podemos vivir, tanto como individuos que como sociedad, y que actualmente estamos viviendo, es precisamente la de la credibilidad. La credibilidad es el fruto de la confianza la cual se va abonando cuando en las personas y en las instituciones existe un solo decir y un solo hacer.

 

“Las palabras mueven, pero el ejemplo arrasa” dice otra frase y tiene razón, lo que uno dice puede quedar en nada cuando lo que uno hace es contrario a ello, de la misma forma incluso aunque uno no diga, el actuar puede tener tal fuerza que genere cambios y establezca referentes.

 

Cuando no se puede tener esa integridad como persona es cuando surgen los pretextos, pretextos que buscan justificar lo que se hace o lo que no se hace pero que de igual forma caen en el ámbito de las palabras con lo que fuerza queda menguada al comparase con las acciones que buscan justificar.

 

Pudiera pensarse, con los argumentos que se están vertiendo, que una variable de importancia mayor es la opinión que con base en nuestra congruencia se forman los demás, y es verdad, pero de mayor importancia es la variable de la imagen propia que tengamos y conservemos ante nosotros mismos, después de todo a los demás tal vez podamos engañar, pero a nosotros nunca.

 

Esa falta de integridad, es decir, cuando pensamos una cosa, decimos otra y actuamos otra, genera en nuestra persona presiones considerables ya que nuestro ser se encuentra fragmentado con lo que nuestros recursos –físicos, psicológicos, emocionales- están dispersos. En este escenario existe y se da un desgaste que tarde que temprano generará una crisis en nuestro ser.

 

Visto de esta forma, y más allá de argumentos éticos o morales para ser íntegros y congruentes ante los demás, podemos esgrimir un argumento por demás egoísta: nuestro propio bienestar. Así es, la cuestión de la congruencia de nuestro pensar, nuestro sentir y nuestro hacer podemos enfocarla en una estabilidad, en un bienestar personal alrededor del cual girará todo nuestro proyecto de vida.

 

Así que si no te convence el luchar por esta congruencia por los demás al menos piensa en luchar por ella por ti mismo. Esas energías que tienes enfocadas, no en varias líneas de acción contrapuestas, sino en una sola, genera una eficiencia Y una efectividad personal que te permitirá no solo ese bienestar del que hablamos sino incluso una mayor eficiencia y efectividad en tu caminar por la vida.

 

Esta es la funcionalidad a la que me refiero: una eficiencia de tus recursos personales que permite no violentar tu ser interno y avanzar en la construcción de tu proyecto de vida de una manera íntegra, completa, total, así que recuerda lo que haces debe seguir a lo que dices para que funcione lo que eres.

 

 

Roberto Celaya Figueroa, Sc.D.

Formación • I+D+i • Consultoría

Desarrollo Empresarial - Gestión Universitaria - Liderazgo Emprendedor

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Este artículo puede verse en video en https://youtu.be/OQR8RLkQ4MY

 

 

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jueves, 9 de septiembre de 2021

Cada éxito conseguido se convierte en el escalón para impulsarte hacia el siguiente


 

Cualquier cosa que emprendamos en la vida tiene un inicio y un final, el inicio es cuando comenzamos a idear/realizar las acciones para alcanzar aquello que nos propongamos, el final es cuando dichas acciones dan un resultado sea este favorable o no, esto siempre es así excepto en nuestra vida misma donde cada logro no es más que un paso en nuestro andar hacia nuestra totalidad de ser.

 

Una pregunta que me gusta hacer en mis talleres de liderazgo, emprendedurismo y motivación, y que creo nos la han hecho o nos la hemos hecho, es “¿a qué te dedicarías si te sacarás la lotería?”. Muchas de las respuestas, con las que seguro estoy coincidirás, tienen que ver con descansar, viajar, dedicarse al altruismo o cosas más específicas como pintar, acampar, escribir, etc. Ante una vida de trabajo y esfuerzo lo más común es que pensamos, si ya no hay necesidad de trabajar para vivir, el pensar en acciones de descanso, solaz y esparcimiento, lo cual está bien, pero ¿qué más harías?

 

Ese “¿qué más harías?” que hago a continuación va en un sentido de reflexionar sobre lo que cada quien haría, en el caso de sacarse la lotería, para consigo mismo, para con su vida, para con su proyecto personal. Ya puesto en este término curiosamente muchos contestan que estudiarían ya no por trabajar sino para aprender, otros sí señalan que pondrían algún trabajo pero casi casi como para entretenerse, los más señalan que buscarían acciones que los hicieran sentir cada vez más y mejor consigo mismo.

 

Esta reflexión lleva varias lecturas, la referida con este artículo tiene que ver con que, contrariamente a lo que uno pueda pensar, siempre existirá en nosotros ese impulso interno que nos llama (en ocasiones nos grita) a no estancarnos, menos retroceder, sino cada vez avanzar en lo que yo llamo alcanzar la totalidad de nuestro ser.

 

Esa totalidad no la puedo definir pues como es algo tan personalísimo significa y representa una cosa distinta para cada quien, pero en términos generales se refiere a alcanzar nuestro máximo potencial llegando a ser lo que podemos ser y lo que estamos llamados a ser.

 

Visto de esta forma cada éxito (incluso cada fracaso) lo podemos poner en la perspectiva de un andar sin fin que es el sendero que nos ha tocado transitar con nuestra vida misma. No hay éxito (o fracaso, repito) que pueda señalarse como un punto final de lo que somos o más bien de lo que podemos ser.

 

La idea inicial de sacarse la lotería creo es un punto culmen en la vida de cualquier persona que lo experimente, casi casi podríamos pensar que ya la vida de esa persona llego al cenit, pero reflexionando un poco como lo hemos hecho (y como te invito a que lo sigas haciendo) nos damos cuenta que no, que incluso un evento como ese que se señala ni de lejos podría considerarse como el final de nuestro andar.

 

Lo que sí podemos es tomar cada logro (o fracaso, una vez más) como lo que es, un paso más en nuestro camino y tomar lo mejor que ese evento nos traiga para utilizarlo en la construcción de nuestro proyecto de vida, después de todo cada éxito conseguido se convierte en el escalón para impulsarte hacia el siguiente.

 

 

Roberto Celaya Figueroa, Sc.D.

Formación • I+D+i • Consultoría

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Este artículo puede verse en video en https://youtu.be/GyNNX6qi0FE

 

 

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jueves, 2 de septiembre de 2021

Ante las oportunidades de la vida tú decides, sí o no, pero que sea con carácter


 

Una de las principales cualidades que definen a un adulto es la capacidad de hacerse responsable de sus acciones, estas acciones fundamentadas en un sustento de libertad nos hacen dueño de nuestro destino a la vez que impide responsabilizar a los demás de ello.

 

Sin duda alguna una de las principales características que tienen los niños es que no son del todo responsables de lo que hacen, esta responsabilidad la irán adquiriendo conforme vayan creciendo y teniendo en su persona esa madurez que permita responsabilizarlos de sus actos.

 

Sin duda alguna un escenario donde no somos del todo responsables de nuestros actos es bastante cómodo, después de todo tenemos a quien echarle la culpa: nuestros padres, los demás, la sociedad, el gobierno, ¡incluso Dios!, pero nunca uno.

 

Tal vez pudieras pensar que una actitud como la que planteo es casi imposible de encontrar en un adulto, pero eso no es así, al contrario, es mucho más común de lo que crees, más común a la vez que más sutil.

 

Pon atención en las conversaciones que sostienes con los demás y verás cómo es que en muchas ocasiones para lo que hacen o dejan de hacer habrá siempre una justificación externa, algo fuera de ellos que esgrimen como argumento para basar sus acciones, en otras palabras, una mente aniñada desde el punto de vista de no querer hacerse responsable de sus actos y que achaca a las demás personas o circunstancias lo que le sucede.

 

No estoy diciendo que lo que vivimos no nos afecte, para nada, estoy diciendo que los últimos responsables de nuestra vida y de lo que somos, en una mente madura (con carácter la llamo yo) somos nosotros mismos, no los demás ni lo que nos sucede.

 

Eso es a lo que yo llamo carácter: dejar de llorar metafóricamente como niñitos achacando a los demás lo que somos o lo que nos pasa y hacernos dueños de nuestras acciones y por ende responsable de nuestras decisiones.

 

Intenta a la otra que estés hablando de algo que hiciste o no hiciste, de alguna acción o decisión que tomaste o no tomaste, sí dar el contexto en el cual se dio eso, pero argumentar tu decisión, sea ésta a favor o en contra, como un acto emanado de tu propia voluntad, de tu razonamiento, de tus gustos, en otras  palabras algo que de lo cual solo tú eres responsable y nadie más.

 

Este ejercicio lo desarrollo con más ejemplos y con más tiempo en mis talleres de liderazgo y el resultado es sorprendente pues cuando ante una frase explicativa que alguien ha dicho donde justifica un hacer o un no hacer con base en los demás o la circunstancias pido se reformule sustentando el argumento en uno, muchos ni siquiera saben cómo plantearlo pues toda la vida han hecho responsables a factores externos de lo que hacen o dejan de hacer.

 

No son los demás, ni tu familia, ni el gobierno, ¡ni Dios! el responsable de tu vida, mientras más pronto entiendas esto mejor pues entonces cual obrero diligente te habilitarás con las herramientas que posees para hacerte dueño de tu destino ya que al no tener a quien o a que culpar de lo que eres o haces no te queda más remedio que trabajar con responsabilidad, con carácter, en tu proyecto de vida.

 

Pasar de un estado en la infancia de inocencia, sí, pero también de irresponsabilidad, a uno en la madurez de plena conciencia y plena responsabilidad es algo maravilloso que nos permite ser co-creadores de lo que somos y de lo que podemos ser, así que no olvides que ante las oportunidades de la vida tú decides, sí o no, pero que sea con carácter.

 

 

Roberto Celaya Figueroa, Sc.D.

Formación • I+D+i • Consultoría

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Este artículo puede verse en video en https://youtu.be/6HmS6TBbIeY

 

 

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