jueves, 28 de septiembre de 2017

Solo un trabajo honesto es productivo, solo un servicio solidario es fructífero, y solo una calidad que exceda lo esperado es justa


El mundo actual ha entrado en una dinámica donde a todos los actores participantes se les exige cada día más: más calidad, más servicio, más rapidez, eso es lo que el mundo exige, pero ¿qué hay con lo que nos exigimos nosotros mismos?

Facebook, creado por Mark Zuckerberg, originalmente era un sitio para que los estudiantes de la Universidad de Harvard pudieran compartir y evaluar fotos; hoy  alcanza los 800 millones de usuarios y planea para 2012 entrar a la bolsa y recaudar 10,000 millones de dólares.

Facebook, al igual que muchos otros productos y servicios en la actualidad, sustenta su éxito en que dan al cliente o usuario mucho más de lo que espera o de lo que paga por el mismo. Facebook no solo es tecnología, es interacción, dinamismo, y practicidad social e incluso comercial en tiempo real.

Cuando la gente recibe más de lo que espera se genera una reacción de reconocimiento y de lealtad. La satisfacción con creces de las necesidades y expectativas de quienes procuran bienes y servicios permite la réplica del éxito a través de la misma promoción de quienes, satisfechos por lo recibido, harán con sus allegados.

Curiosa y paradójicamente también hay un fenómeno donde las personas buscan dar el mínimo en su esfuerzo. El pensamiento cortoplacista indica que el mínimo esfuerzo con la máxima ganancia dará el mayor rendimiento, pero ese pensamiento no contempla la relación en el largo plazo tanto a nivel grupal como individual ni el desarrollo de los proyectos individuales y profesionales que se tengan.

Si de manera personal, el servicio, desempeño e interrelación personal, social y empresarial que uno tenga será la mejor carta de presentación que se tenga, con mayor razón cuando el liderazgo y el emprendedurismo son las guías de nuestras acciones.

No se puede ser líder regateando, no se puede ser emprendedor buscando el mínimo esfuerzo, entendamos que ambas acepciones por su misma definición implican un extra en nuestras acciones, un plus adicional que permitirá a quienes lo den el llegar a la cima.

Este plus, este extra, necesaria y forzosamente requieren esfuerzo, constancia y dedicación, y permitirá en el tiempo no solo conseguir las metas que nos propongamos sino hacernos de una forma de ser y vivir a prueba de obstáculos, dándonos algo que no tiene precio y que es carácter, después de todo solo un trabajo honesto es productivo, solo un servicio solidario es fructífero, y solo una calidad que exceda lo esperado es justa



Roberto Celaya Figueroa, Sc.D.
Formación • I+D+i • Consultoría
Desarrollo Empresarial - Gestión Universitaria - Liderazgo Emprendedor

Este artículo puede verse en video en https://youtu.be/LfN5-AxZ13c


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viernes, 22 de septiembre de 2017

Si no has logrado lo que crees merecer, revisa que no sea porque no has luchado lo suficiente


La vida es lucha, una lucha que es la evidencia de la constancia, la disciplina, el esfuerzo y la pasión que imprimimos en nuestro andar. Esta lucha en ocasiones trae los frutos que buscamos, aunque en otras ocasiones nos deja insatisfechos con los resultados. Si bien esto último puede deberse a factores externos, hay que estar seguros que no sea por no luchar lo suficiente.

En nuestro caminar por la vida podremos o no lograr aquello que nos propongamos. Este lograr o no lo que nos propongamos puede deberse a factores externos que exceden con mucho nuestra capacidad de control, contención o manipulación. Sobre estos no podemos hacer nada, salvo seguir avanzando.

Pero hay otros factores sobre los que sí tenemos ascendencia y que son precisamente esos factores internos, que nos pertenecen: nuestros pensamientos, nuestros sentimientos, nuestra espiritualidad.

Dada la premisa de que sobre los primeros factores no podemos hacer mucho, mientras que sobre estos últimos sí, llegamos a la conclusión de que luego entonces es sobre los segundos sobre los que debemos concentrar nuestra energía.

Es muy fácil, incluso hasta agradable, el echar la responsabilidad de una meta no alcanzada a los factores externos, pero siendo honestos lo primero que hay que analizar es si de nuestra parte hicimos todo lo que estuvo a nuestro alcance para lograr aquello que nos habíamos propuesto.

Pero este análisis, si bien es bueno hacerlo cuando llegamos al final de un camino, al final de nuestra lucha, para ver si conseguimos o no lo que queríamos y el por qué conseguimos o no eso, es aún más provechoso cuando lo hacemos sobre la marcha, en el camino mismo, ¿por qué? porque todavía estamos a tiempo de hacer las correcciones necesarias en nuestro andar para conseguir la meta, el sueño, el objetivo planteado, si es que está en  nosotros algo de la lucha que aún no hemos dado.

Una actitud madura, y por ende más provechosa, es aquella que en vez de andar buscando responsabilidades externas –que más bien llamaría justificaciones ajenas-, busca ver qué se ha hecho mal –o mejor aún: que se está haciendo mal- para corregir nuestro andar con la intención de alcanzar lo que nos hemos propuesto.

No niego que en ocasiones no podremos alcanzar lo que nos planteemos, a veces eso no depende de uno, pero cuando sí depende entonces hay que ser honesto y ver qué es lo que nos falta por hacer, en otras palabras, si no has logrado lo que crees merecer, revisa que no sea porque no has luchado lo suficiente.



Roberto Celaya Figueroa, Sc.D.
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viernes, 15 de septiembre de 2017

Si bien nuestros pensamientos nos guían y nuestros dichos nos comprometen, son nuestras acciones las que nos definen


El ser humano es una confluencia de acuerdos y contradicciones, nuestra misma naturaleza nos permite pensar, hablar y actuar, y cuando estas tres acciones confluyen de manera congruente, puede decirse que se posee carácter.

Tal vez el nombre de Eliot Spitzer no te diga mucho. Él era Gobernador del Estado de Nueva York en Estados Unidos. En 2008 tuvo que renunciar a su puesto a causa del escándalo sexual en el que se ha visto implicado después de que un artículo publicado en  'The New York Times' develara que estaba siendo investigado por el FBI por el uso de un servicio de prostitución. El escándalo fue una gran sorpresa porque Spitzer, que antes de entrar en política se había ganado la fama de ser un Fiscal General del Estado implacable, y había construido toda su carrera política en base a su inquebrantable ética.

Las personas tenemos en nuestro interior luces y sombras, hay cuestiones tan íntimas y personales que tal vez nunca las saquemos a la luz, el problema surge cuando ideas, pensamientos y argumentos son hechos públicos estando luego en contradicción con las acciones que uno hace. El problema de Spitzer no fue tanto el delito que se le imputaba, sino la postura rígida, ética y legal que él públicamente había adoptado contra el delito.

Esta parte es muy importante. Uno no puede juzgar a los demás por las propias convicciones que se tienen, hacerlo sería pretender imponer a otros nuestros propios criterios, pero si puede evaluar las acciones ajenas a la luz de la manera de pensar que las mismas personas tienen.

"Lo que eres habla tan fuerte que no puedo escuchar lo que dices", dice un dicho, esto mismo se expresa de otra forma con la sentencia "las palabras mueven, pero los hechos arrasan".

A nadie le sorprendería que una persona que argumenta a favor de cualquier postura, estemos o no de acuerdo, viviera de esa forma, lo que sí causa una contradicción es cuando se defienden causas o posturas para luego ejecutar acciones contrarias.

Políticos, religiosos, educadores, líderes... todos como figuras públicas, como personajes que mueven y crean conciencia, son constantemente evaluados por la opinión pública en función de sus dichos pero más allá en función de sus acciones. La acción define a las personas pues es la manera tangible, concreta y última de expresión de cada individuo. Incluso puede decirse que la acción tiene mayor peso pues para hablar solo se requiere expresar una idea, pero para actuar se requiere la idea aunada a la actividad. Y cuando no hay congruencia en esto se pierde por parte de los demás la confianza en uno pues nada garantiza mantener, respetar y defender las posturas públicas con acciones concretas.

En todos los ámbitos de la interacción humana hay que buscar la congruencia, defender lo que uno piensa, vivir de acuerdo a las ideas y buscar transmitir ese carácter a los demás, recuerda que si bien nuestros pensamientos nos guían y nuestros dichos nos comprometen, son nuestras acciones las que nos definen


Roberto Celaya Figueroa, Sc.D.
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jueves, 7 de septiembre de 2017

¿Sabes que es lo mejor del futuro? Que depende enteramente de ti


Cuando hablamos del futuro hablamos sin duda alguna de incertidumbre. No sabemos lo que va a suceder ni mucho menos en que va a concluir todo por más planes que hagamos y por más empeño que imprimamos. Pero eso no quiere decir que debamos dejar todo al azar ya que, independientemente de lo comentado, el futuro depende de uno.

A cualquier persona que le preguntes sobre el futuro, específicamente sobre lo que espera de él, seguro estoy que podría responderte con cuestiones muy concretas: un mejor trabajo, más dinero, una mejor salud, mejores relaciones familiares, etc.

De igual forma si les preguntas sobre lo que están haciendo para lograr eso una mayoría, aunque seguro estoy que no todos, podrá decirte de algunas acciones que están haciendo para alcanzar lo deseado.

Pero si les preguntas sobre qué garantía tienen de que eso que están haciendo logrará lo que se han propuesto, lo que desean, ninguno de ellos podrá de manera contundente decir que lo que hace le garantiza lograr lo que quiere.

¿Entonces? Si vemos el cuadro a lo lejos nos parecerá algo extraño al ver alguien que sabe qué quiere e incluso que está haciendo las acciones para lograrlo, pero que no sabe si lo que hace le conseguirá lo que quiere.

Pero si vemos más de cerca podremos darnos cuenta que, de no tener planteadas metas, sueños u objetivos y de no hacer nada para alcanzarlos, lo único seguro es que no puedan conseguirse. Una sutil diferencia, pero de importancia mayúscula.

Intentar algo no te garantiza lograrlo, pero no intentarlo sí te garantiza no lograrlo, luego entonces lo que hagamos define lo que logremos, sea o no lo que esperábamos, es por ello que podemos decir que el futuro depende de nosotros, bueno, al menos nuestro futuro, ya que si no hacemos nada igual llegaremos a un futuro, pero no será el nuestro sino un futuro ajeno, impuesto por los demás o por las circunstancias.

Pero además de lo dicho anteriormente hay que hablar de otro futuro, no el de los sueños, metas y objetivos, sino el de nuestra persona. Nuestro ser está llamado a la excelencia, ese ser es nuestro “yo” del futuro pero para llegar a él necesitamos cambiar, ya que si fuéramos exactamente ya como él entonces no sería nuestro “yo” del futuro sino del presente.

Ese cambio se da cuando desarrollamos carácter, valor y entereza en nuestro andar independientemente de los sueños, metas y objetivos que consigamos, luego entonces el luchar, el esforzarnos, el avanzar, independientemente de hacia dónde nos lleve en la vida, nos cambiará para llegar a la persona del futuro, la persona de excelencia, que estamos llamados a ser.

Al futuro solo se llega caminando, esto es, avanzando decididamente en el andar que nos lleva a nuestros sueños, metas y objetivos que nos hemos fijados, y si bien el futuro tiene todo eso que deseamos, ¿sabes que es lo mejor del futuro? Que depende enteramente de ti.


Roberto Celaya Figueroa, Sc.D.
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viernes, 1 de septiembre de 2017

Hay algo que nadie nunca te podrá quitar y es la capacidad y responsabilidad de tomar tus propias decisiones


La vida está llena de opciones y decisiones y a todos nos gusta pensar que podemos en mayor o menor medida ser libres y poder decidir por nosotros mismos y aunque no lo creas así es.

La vida está llena de condicionantes, yo no puedo decidir un día simplemente dejar de comer, es una necesidad imperiosa de mi misma existencia. De la misma forma no puedo dejar de trabajar pues tengo necesidades que satisfacer. En otras palabras y si vemos nuestra vida, son muchas las decisiones que casi forzosamente tenemos que elegir día a día.

De la misma forma hay otro tipo de decisiones que están completamente al libre albedrío de cada uno de nosotros como el seguir o no tal consejo, el continuar o no con tal o cual relación, o el elegir una forma u otra de vida. Pero en ambos casos, tanto en el de las decisiones forzosas como en el de las de libre albedrío, hay una opción nuestra que nadie nunca nos podrá quitar a menos que nosotros libremente se lo permitamos y que es la forma en que reaccionamos.

Dice una historia que dos judíos que habían estado presos en campos de concentración se encontraron después de no verse durante 20 años. Hablando del tema el primero le dijo que al menos de su parte ya había perdonado a sus agresores y había continuado con su vida. El segundo por el contrario le dijo con gran amargura que nunca perdonaría a sus agresores, que cada día desde que amanecía los maldecía y que solo vivía para odiarlos por todo lo que le habían hecho. Entonces el amigo primero se le queda mirando a los ojos y le dice con mucha pena: "sabes, amigo, veo que tú sigues encerrado en esa celda y que ellos aún te tienen preso".

Así como hay cosas que podemos cambiar hay cosas que no podemos y así como podemos elegir en ocasiones no hay mucho margen para hacerlo libremente, lo que sí podemos hacer en todos los casos es decidir si nos hundimos o si salimos a flote.

Muchos van a sus trabajos, a sus estudios, a sus obligaciones, con amargura y resentimiento. Eso no va a cambiar para nada el hecho, pero sí les arruinará día a día la vida. Tal vez en muchas ocasiones no puedas simplemente cambiar algo, pero si puedes optar por cambiarte tu. Una máxima dice "cambias tu, cambia el mundo".

Ahora bien no podemos disfrazar nuestros sentimientos, ¿o sí? Veamos, ¿alguna vez te has sentido tan pero tan mal que has dicho que no sirves para nada y que todo se sale mal? yo creo que sí, pero ¿te das cuenta que eso es mentira?, es decir, no puede ser que no sirvas para NADA o que TODO te salga más. Es una mentira, pero te engancha ¿verdad? Pues bien, intentemos la próxima vez algo y es mentir positivamente, así es, decir el extremo como "yo puedo con todo, nada me detiene" o la frase que quieras. Total, no tienes nada que perder pero lo mejor es que si te logras enganchar de esa mentira positiva te darás cuenta de todos los recursos inutilizados que tienes en tu interior.

La vida va y viene, las decisiones nos llevan y nos traen, los aciertos al igual que los errores son parte de nuestra propia existencia lo que sí, hay algo que nadie nunca te podrán quitar y es la capacidad y responsabilidad de tomar tus propias decisiones.



Roberto Celaya Figueroa, Sc.D.
Formación • I+D+i • Consultoría
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También puede descargarse gratis el libro "Un sólo Dios, el Padre; un sólo Señor, Jesucristo", desde www.rocefi.com.mx  (Menú “Libros” Sección “e-book gratis”)