Los
humanos somos seres duales, por un lado estamos limitados por el tiempo y el
espacio y por otro no conocemos límites cuando de ideas, creatividad o
trascendencia hablamos, éstas dos dualidades coexisten en nosotros y de las dos
debemos aprender y enriquecernos sin dejar nunca que una excluya a la otra.
“¿Falta
mucho para llegar?”, esta frase es aquella con la que los niños hacen un viaje
más pesado al estar preguntando constantemente por el tiempo que falta para
llegar a nuestro destino y es que desde que nacemos sabemos que todo tiene un
principio y un final así que el camino que se inicia para llegar a una parte cuenta
con un término al cual se desea llegar y por el que se pregunta.
Esta
actitud de preocuparse por el principio y el final de algo, podemos extrapolarla
a los aspectos de nuestra vida, sean estos personales, profesionales, familiares,
sociales y demás, cuando constantemente estamos poniendo nuestra atención en lo
que consideramos los límites que nos acotan.
Cualquier
cosa que emprendas tiene (o al menos así lo sentirás) límites propios que te
condicionan. Por ejemplo: estudiar algo implica que tendrás que dedicarle tiempo
y esfuerzo (incluso en ocasiones dinero) lo cual es finito y por lo tanto debe ser
bien aprovechado. De la misma forma cualquier cosa que hagas podrás identificarle
ciertos límites que por decirlo en cierta forma constituyen condicionantes que
no pueden soslayarse.
No
quiero disertar sobre si los límites que pudiéramos enumerar de una u otra actividad
de la vida humana existen o no, doy por hecho que si, al menos muchos de ellos,
pero lo que sí me parece de importancia resaltar es ese cambio que el andar por
la vida, más bien el luchar en la vida, va haciendo en ti y que es que esos
límites pierden importancia pues la vida misma adquiere el valor que de inicio debe
tener.
Me
gusta ejemplificar esto como aquel deportista o acróbata que cuando comienza a
practicar algún deporte o a preparar una nueva acrobacia, está pendiente de las
condiciones limitantes para hacer bien las cosas e incluso para proteger su integridad
física, pero conforme este deportista o este acróbata va adquiriendo maestría
en su desempeño la actividad fluye casi automáticamente con una destreza y una
seguridad que los límites iniciales prácticamente se borran del horizonte de
quien ahora puede decir domina lo que emprendió.
Fíjate
que hablé de “maestría”, pues bien, esa maestría que no es otra cosa que el dominio
de lo que hacemos, puede realizarse en todos los aspectos de nuestra vida que
nos propongamos, incluso en nuestra vida en conjunto, con lo que los límites
con los que nos topemos, existan realmente o no, pasarán a un segundo término
pues lo que adquirirá importancia será lo que somos y lo que hacemos.
Quiero
explicar esto último ya que cuando los límites son los que están en primer lugar
en tu vida estamos hablando de un enfoque en la misma hacia cosas que no eres
tú sino más bien cosas que funcionan como fronteras para ti, pero cuando se adquiere
esa maestría esos límites existan o no ya no son prioridad uno sino que tú
misma vida se vuelve, o más bien recobra, la importancia cardinal que siempre debe
tener.
¿Y
qué puede hacerse para poner tu vida y no los límites en primer lugar? Una técnica
muy sencilla (yo a estas técnicas las llamo “técnicas de bolsillo”) es que en este
momento pienses en algo que en alguna ocasión consideraste imposible de realizar
y que finalmente terminaste consiguiendo. El pensar en eso te debe hacer ver
que en muchas ocasiones los límites, que pueden ser reales o no, actúan como
barreras reales que finalmente son franqueadas si nuestra voluntad nos mantiene
en la pelea.
Dicen
que todo en esta vida requiere de esfuerzo, mucho o poco, pero esfuerzo al fin,
y es verdad, ese esfuerzo si es constante nos permite desarrollar un carácter a
prueba de todo y avanzar incluso a pesar de lo que tengamos en contra, así que no
detengas tu andar recuerda que al inicio los límites no alcanzarás y ya luego ¡los
límites no importarán!
Roberto
Celaya Figueroa, Sc.D.
Formación
• I+D+i • Consultoría
Desarrollo
Empresarial - Gestión Universitaria - Liderazgo Emprendedor
Este
artículo puede verse en video en https://youtu.be/6mPVXOARjRI
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la Pascua — ¿13, 14 o 15 de Nisán? —”, desde www.rocefi.com.mx (Menú
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