viernes, 3 de enero de 2020

Solo merece esperar un futuro mejor quien está dispuesto a luchar por él



Hay dos hechos de vida que son indiscutibles: uno se refiere a que en efecto aún hay mucho trabajo por hacer en el mundo; el otro es que, por más obvio que parezca, alguien tiene que hacer ese trabajo.

La frase “ya resolvimos el mundo” es frecuentemente utilizada cuando, en platica de sobremesa o tomando un café, quienes están reunidos analizan diferentes problemas encontrando la solución idónea para los mismos. Si bien esa frase se dice con cierto sarcasmo la idea subyacente es que nada se soluciona solo hablando de ello sino que necesaria y forzosamente requerirá de acciones para ello, y ahí es precisamente donde, como también coloquialmente se dice “la  puerca tuerce el rabo”, es decir, donde en muchas ocasiones se topa uno con pared.

Los problemas del mundo, del mundo en general y del mundo en que cada uno vive cotidianamente, son múltiples. La misma esencia de los problemas indica que son algo difícil de abordar, sea por que en algunas ocasiones la solución técnica de los mismos no es tan clara, viable o factible, o (en el mayor de los casos) por los intereses personales o grupales subyacentes al problema.

Una imagen que me gusta utilizar cuando hablo de este tema es la siguiente: a todos nos gusta la limpieza pero a nadie le gusta agarrar la escoba, peor aún, hay quienes se molestan con quienes agarran la escoba ¡por el polvo que levantan mientras barren! Tal vez esto parezca de locos, pero es una triste realidad: no solo faltan manos para ponernos a trabajar en los grandes problemas que enfrentamos sino incluso que a esas manos las dejen hacer su trabajo.

Y hablando de luchas por un futuro mejor, esas luchas no se refieren única y exclusivamente a lo externo, a los problemas que como sociedad enfrentamos, no, en gran medida se refiere más bien a los problemas que cada quien como individuo enfrenta, sobre todo internamente, después de todo la sociedad no es más que el reflejo colectivo de lo que en lo individual cada quien somos.

¿Qué tenemos de luchas en lo personal? Nuestras metas, nuestros defectos, nuestros vicios, nuestros paradigmas, eso es lo que depende de nosotros y que nos volverá mejores. ¿Qué tenemos de luchas en lo colectivo? La justicia, la legalidad, la transparencia, la inclusión, eso es lo que depende de todos, pero (como siempre el gran pero) que no será posible alcanzar en tanto no hallamos afianzado las bases de lo que queremos en el interior de nuestra persona.

¡Ah!, y lo que no debemos olvidar es que en todos los casos se requerirá de lucha, ¿lucha por qué? pues simplemente por cambiar las cosas, ¿y por qué habríamos de querer cambiarlas? Esa respuesta debe darla cada quien ya que si no hay un motivo personal para buscar un mejor futuro de manera personal y colectiva, de inicio el proyecto está destinado al fracaso.

Para enfocar lo anterior, dime algo que quisieras mejorar en ti de manera personal y otra cosa que quisieras ver mejorada en la sociedad de manera colectiva. Ahora de ambas cosas, dime de cada una lo que crees es lo más difícil para lograr eso que deseas. Por último, dime una acción (así es: solo una) que vayas a hacer hoy (no mañana sino hoy, al terminar de leer este artículo) que te lleve a superar ese obstáculo aunque sea en una pequeña proporción. Este ejercicio es muy útil para mostrarte que siempre hay algo que se puede hacer para lograr lo que queremos, pero que depende de nosotros eso.

La patente inconformidad que experimentamos nos señala que estamos hechos para la excelencia y la plenitud, tanto de manera personal como colectiva, y esa misma inconformidad puede usarse para día a día avanzar un poco en nuestras  etas, después de todo solo merece esperar un futuro mejor quien está dispuesto a luchar por él.

Roberto Celaya Figueroa, Sc.D.
Formación • I+D+i • Consultoría
Desarrollo Empresarial - Gestión Universitaria - Liderazgo Emprendedor

Este artículo puede verse en video en https://youtu.be/0gcmCD40FS4 

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