viernes, 24 de enero de 2020

La vida es un río, si no avanzas con decisión hacia donde quieres, la corriente te arrastrará hacia donde no quieres



Hay una máxima que indica que en esta vida la única constante es el cambio, más allá de las cuestiones filosóficas implicadas en este axioma, la idea subyacente de dinamismo vital permanece y en ese dinamismo nuestro papel puede y debe ser proactivo.

Hay un chiste del cual se puede, como en todo, sacar varias lecturas, el chiste dice que una persona llega a una pizzería y ordena una pizza familiar, ya cuando está lista viene el mesero y le pregunta si quiere que la pizza se la partan en ocho pedazos o en cuatro, a lo que el amigo en cuestión le responde que mejor se la corte en cuatro porque cuatro pedazos si se los puede comer pero no así ocho. En ocasiones creemos que por el simple hecho de que creamos que las cosas son de tal o cual forma, así serán. Como en la historia podemos hacer ciertas argumentaciones que nos faciliten cierta actividad (o inactividad) pero que a la vez funcionen como justificaciones para no ir más allá.

La imagen de pretender cruzar un río al referirnos a la vida, como se señala en el título, es correcta, pero habría que agregar que no se trata de un río tranquilo de aguas mansas sino de un río embravecido de aguas caudalosas.

Veamos la infinidad de gente que podemos conocer, oír, ver en unos cuantos días: todos ellos influyen de una forma u otra en nosotros. Agreguemos las circunstancias que todos los días vemos, sentimos e incluso sufrimos. Todavía más: pongamos en esta mezcla todos esos imponderables que vienen finalmente cambiando en mayor o menor medida nuestros planes y proyectos. Y por si fuera poco, agreguemos todo aquello que física, mental o espiritualmente nos bloquea por miedo o comodidad. ¿Ves que ese río que simboliza la vida es un río embravecido?

El avanzar con decisión en ese río que simboliza la vida se refiere a tener claridad en las ideas, voluntad en las acciones, carácter en las intenciones y tenacidad en el esfuerzo. Es saber qué quiere uno y, aunque uno no sepa cuándo lo tendrá, hacer constantemente el esfuerzo para conseguirlo.

Creo que todos hemos conocido a una u otra persona de esas que siempre le echan la culpa a todo lo demás de lo que les ha pasado: sus padres, sus amigos, la sociedad, el gobierno, ¡Dios!, todos tienen responsabilidad en lo que le ha pasado menos él. Y no podemos negar que existe esa influencia de elementos externos en nuestra vida, pero de la misma forma no podemos negar que la última palabra la tenemos nosotros. Y pruebas también hay muchas.

¿Cuántas historias, cercanas o lejanas, no conocemos donde, a pesar de serias pruebas de vida, quienes las vivieron salieron adelante como ejemplo de éxito y superación? Yo creo que varias. ¿Y cuál es la diferencia entre esos que han tenido éxito y los otros quienes amargamente se quejan de que las circunstancias los han llevado a ser lo que son? Decisión. Decisión para vivir, para soñar, para intentar, para equivocare, para caer, para levantarse y para triunfar. Y esta es la parte más difícil ya que la decisión implica que nos hacemos responsables de nuestra vida y ya no tenemos a quien más echarle la culpa de nuestros fracasos, erigiéndonos así como constructores de nuestro propio destino.

No pienses que con solo irla pasando en esta vida es como se logran conseguir las cosas, todo requiere de un esfuerzo, un esfuerzo pensando, sentido y aceptado, después de todos la vida es un río, si no avanzas con decisión hacia donde quieres, la corriente te arrastrará hacia donde no quieres.

Roberto Celaya Figueroa, Sc.D.
Formación • I+D+i • Consultoría
Desarrollo Empresarial - Gestión Universitaria - Liderazgo Emprendedor

Este artículo puede verse en video en https://youtu.be/uyXDwE1j6mA

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