Generalmente pensamos nuestra vida en función de las
metas, sueños y objetivos que nos hemos plantado, pero si lo vemos
detenidamente en realidad el conseguir algo que nos hallamos propuesto no
implica que nuestro andar se ha detenido sino que éste sigue sólo que por una
persona diferente, mejor, más plena.
Conseguir una meta, lograr un sueño, alcanzar un
objetivo, si bien puede verse como la conclusión de un proceso mediante el cual
buscábamos concretar lo que nos habíamos planteado, en realidad no es más que
una estación en nuestro andar por la vida.
Esa estación, es decir, la consecución de lo que nos
hemos planteado, nos permite, sí: deleitarnos en lo que hemos conseguido, pero
también ver en eso en que nos hemos transformado, adquiriendo conciencia de lo
que fuimos, de lo que somos y de lo que queremos llegar a ser.
La transformación
que se menciona es el resultado natural de aplicar el esfuerzo físico, mental,
emocional e incluso espiritual en alcanzar lo que nos habíamos propuesto. De la
dinámica subyacente en la interacción de lo que somos con lo que no somos, es
decir, de nuestra persona y el mundo que nos rodea, surge una persona que
necesariamente será diferente de la que inicio el camino en pos de lo que
deseaba.
Dado que esa persona es diferente, un ejercicio de mucho
valor que puede hacerse al conseguir algo es ver en qué uno ha cambiado. Ese
cambio puede ser positivo, con lo que el mismo habrá de aquilatarse y usarse en
la búsqueda de nuevas metas, pero también puede ser negativo, con lo que habrá
de hacer las reflexiones necesarias y establecer las acciones conducentes, por
nuestro propio bien, para revertir esto.
Pero el ejercicio anterior no termina ahí, es decir, con
una análisis entre o que fuimos y lo que ahora somos, sino que también puede
dirigirse hacia el futuro, hacia lo que queremos ser.
Todos tenemos en mente algo en lo que de manera personal
deseemos transformarnos e incluso si no lo tenemos definido esto con claridad
sí nos sentimos confortados o incómodos cuando llegamos a ser una persona
diferente a lo que éramos; si esta persona es más y mejor nos sentimos
confortados, si es menos o peor el sentimiento es de incomodidad.
Con todo y todo, lo más importante de conseguir una meta,
un sueño o un objetivo, es que dada la experiencia vivida para ello nos hemos
habilitado para estar en una condición de mayor ventaja para ir en pos de
nuevos horizontes, después de todo cada final es en realidad un nuevo empezar.
Roberto
Celaya Figueroa, Sc.D.
Formación
• I+D+i • Consultoría
Desarrollo
Empresarial - Gestión Universitaria - Liderazgo Emprendedor
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de ella pueblo mío - 1ª advertencia: Fiestas-”, desde www.rocefi.com.mx (Menú “Libros” Sección “e-book gratis”)
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