Dicen que la única constante en la vida es el cambio,
pero un cambio sin rumbo, sin dirección, sin metas, es decir, un cambio en si,
por si y para si, no necesariamente significa que uno esté mejorando a menos
que ese cambio lo haga una mejor persona.
La naturaleza humana nos impele a estar constantemente
insatisfechos. Esta insatisfacción surge siempre y en todos los casos al
considerar la necesidad de algo que no poseemos ya que si ya lo tuviéramos, en
la forma y de la forma que quisiéramos, estaríamos satisfechos.
Esta insatisfacción, esta búsqueda de lo que no tenemos,
se da tanto en el ámbito material, como en el intelectual, emocional e incluso
en el espiritual. De igual forma esta insatisfacción, esta búsqueda de lo que
no tenemos, nos lleva a entrar en una actividad material, intelectual, emocional
o espiritual, para alcanzar lo que anhelamos.
Pero en ocasiones, por más actividad que desarrollemos, e
incluso por más metas, sueños y objetivos que alcancemos, en realidad todo
puede ser como parte de un espejismo, de una ilusión, donde no necesariamente
lo que estemos logrando nos vaya llevando a ser más y mejores personas.
Cuando uno se plantea el qué, es decir la meta, sueño u
objetivo que desea alcanzar, inmediatamente debe ponerse a reflexionar en el
por qué y para qué, esto para tener claridad en lo que nos ha llevado a ese
punto y desde dónde partiremos para avanzar en la vida.
La falta de reflexión puede llevarnos a la situación
planteada con anterioridad donde nos enfrascamos en hacer incluso en conseguir,
pero al final nos sentimos vacíos pues no hemos realmente llenado la necesidad básica
de nuestra persona que es ser más y mejores.
Tal vez en este punto alguien se dé cuenta de que no ha
hecho esta reflexión en la vida a pesar de haber hecho mucho e incluso de haber
alcanzado mucho, pero esto no debe mover a desazón, desánimo o depresión, ya
que mientras hay vida hay esa posibilidad de vernos, analizarnos, entendernos,
comprendernos y por lo tanto mejorarnos.
En ese entendido, hoy puede ser el primer día de vivir conscientemente
los qué en función de los por qué y para qué, y aunque la reflexión sobre lo ya
andado pueda servirnos para adquirir ese nivel de conciencia, no hay que enfocarnos
en lo que podemos no cambiar sino en lo que sí podemos: nuestro andar futuro de
aquí en adelante.
Todos hemos oído la frase de “cómo has cambiado”, de
igual forma en muchas ocasiones habremos dicho lo mismo a otros, pero si ese
cambio no nos ha llevado a ser más y mejores solamente ha significado
actividad, más no un avance ya que hay que tener claro el proceso: Cambiar para
mejorar, mejorar para ser excelente, y ser excelente para trascender
Roberto
Celaya Figueroa, Sc.D.
Formación
• I+D+i • Consultoría
Desarrollo
Empresarial - Gestión Universitaria - Liderazgo Emprendedor
También puede descargarse gratis el libro “Salid
de ella pueblo mío - 1ª advertencia: Fiestas-”, desde www.rocefi.com.mx (Menú “Libros” Sección “e-book gratis”)
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