No podemos negar en muchas ocasiones en el transcurso de nuestra vida nos enfrentaremos con fuerzas que parecerá nos llevaran por caminos que no hubiéramos pensado, lo importante de esto es que esas fuerzas o bien sean generadas por uno o en el peor de los casos al menos sean utilizadas para nuestros sueños, metas y objetivos.
Dejarse llevar por la corriente. ¿Cuántas
veces hemos oído esa expresión con un sentido más crítico y de reprobación que
de otra cosa? La idea subsecuente detrás de ese señalamiento generalmente
tiende a mostrarlo como una dejadez de parte de quien es señalado de eso donde
no hay carácter ni voluntad ante la vida y donde finalmente cuál veleta son los
demás y las circunstancias quienes deciden nuestro destino.
Te
propongo ver ese “ir con la corriente” desde otra perspectiva. Para ello permíteme
presentar como ejemplo que ilustre lo siguiente. Imagínate que deseas ir de un
pueblo a otro, y que entre ambos hay un río. Ante esto tienes la opción de nadar
cuidando la corriente no te arrastre hacia otra parte, en este caso habría cierta
resistencia de tu parte a las fuerzas que mueven el río, la otra opción, si es que
la corriente va hacia tu destino, es dejarte llevar pues con ello minimizas tu esfuerzo
y consigues tu meta.
Con
ese ejemplo en mente quiero que veas como es que “dejarte llevar por la corriente”
no necesariamente es malo siempre y cuando la corriente seas tú, es decir, que
la corriente te sirva para el logro de tus sueños, metas y objetivos. Esto no
quiere decir que no habrá lucha o esfuerzo, sino que más bien esa lucha y ese esfuerzo
será estratégico y se enfocará en lo que puedes cambiar, en lo que no puedes
cambiar, y en el uso racional de recursos.
Ser
tú la corriente no necesariamente quiere decir que la fuerza de lo que pasa, sucede
o acontece seas tú sino que usas todo lo que eres, lo que tienes y lo que te
sucede como parte de tu proyecto de vida. Algo así como querer construir una casa,
si tienes rocas usas rocas, si tienes ladrillos usas ladrillos, si tienes lodo usas
lodo incluso si tienes solo madera y paja usas madera y paja pero no cesas en
tu objetivo de construir una casa.
La
idea de este pensamiento es dejar de vernos como víctimas de las circunstancias
dejando los pretextos para ser y hacer de lado y responsabilizándonos de
nuestro proyecto de vida con carácter para avanzar en él.
¿Y
cómo se hace esto?, tal vez te preguntes. Mira, dada la peculiaridad de cada vida
no hay una respuesta general para todos los casos, pero sí puedo decirte que el
primer paso es actitudinal, es decir, no dejarte abatir por los retos o caídas,
si tomar descansos y respiros cuando la lucha es fuerte pero no cesar en lo que
te propongas. De ahí lo siguiente es la claridad de lo que deseas, de las
acciones que requieres e incluso de las opciones ante los muros que encuentres.
Por último el evaluar tus pasos, el valorar tus logros y el mirar en
retrospectiva y perspectiva lo hecho y por hacer te permitirá ser y hacer de tu
proyecto de vida una obra de excelencia.
Las
fuerzas de la vida son tan poderosas que en ocasiones son factor decisivo para
lo que logramos, para lo que somos y para lo que hacemos, aun así no somos una marioneta que el destino mueva a su
antojo sino que tenemos capacidades, habilidades y potencialidades para usar lo
que nos acontece, así que no lo olvides no hay problema si vas con la
corriente... siempre que la corriente seas tú.
Roberto
Celaya Figueroa, Sc.D.
Formación
• I+D+i • Consultoría
Desarrollo
Empresarial - Gestión Universitaria - Liderazgo Emprendedor
Este
artículo puede verse en video en https://youtu.be/6nMIMFsrb78
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