El
sentido de toda motivación, liderazgo y emprendedurismo en la vida requiere
necesariamente saber distinguir los medios con los fines, así como lo que es responsabilidad
de uno y de nadie más, para lograr que nuestras acciones sean efectivas y eficientes,
pero sobre todo, trascendentes.
Me
gusta el ejemplo del título de este artículo pues da para reflexionar de una manera
muy práctica. En muchas ocasiones creo que todos hemos oído esa frase de “tomar
las riendas” de nuestra vida. Es una frase que yo mismo utilizo, pero siempre
para abrir algún tema donde más delante señale lo que menciono en el título y
que no es otra cosa que volvernos el medio de lograr lo que queremos.
La
frase “tomar las riendas” de nuestra vida está bien, implica que nos hacemos responsables
de nuestras acciones dejando de echarle la culpa a los demás o a las
circunstancias, ya de inicio esto es algo encomiable, pero ese no es el último paso
en el camino al liderazgo de nuestra propia existencia sino al contrario es un primer
paso, el último, como menciono, es volvernos el caballo que nos lleva a donde queremos.
Cuando
menciono esto siempre lo explico para que no se generen ideas erradas, lo mismo
haré aquí. “Tomar las riendas” de nuestra vida implica que dirigimos, controlamos
o al menos encauzamos algo ajeno a nosotros, y en efecto muchas veces eso es
así, pero el nivel del liderazgo, de responsabilidad personal del que estoy hablando,
implica que nosotros mismos nos volvemos causa y efecto, origen y destino, de
lo que somos y de lo que hacemos.
Pensar
así nos obliga a movernos en otro nivel donde si no existen elementos ajenos a
nosotros que nos ayuden en nuestro proyecto de vida nosotros los creamos e
incluso aunque existan pero esos son adversos nosotros nos sobreponemos a ellos
transmutando las adversidades en oportunidades.
“Tomar
las riendas”, igual que el símil que maneja, es encauzar un caballo (siguiendo
el ejemplo) por donde queramos, pero si ese caballo está mal, enfermo o débil
nos deja con las riendas, sí, de nuestra vida, pero con un medio muy endeble.
Por el contrario volvernos nosotros ese caballo implica que con los demás o sin
ellos, con las circunstancias o sin ellas, e incluso con los demás y con las
circunstancias en contra de nosotros, aun así avanzamos.
Uno
podrá “tomar las riendas” de la vida, pero igual no avanzar, he visto muchos casos,
¿y por qué?, pues por que las riendas se han tomado de un caballo que no da
mucho y así la persona, aunque “toma las riendas” de su vida, pues se atiene a lo
que esas riendas controlan.
Convertirse
en el caballo es cambiar la forma de ver las cosas y vernos como los hacedores
de nuestro propio camino, de nuestro propio destino, pero con un nivel de
impecabilidad donde no caben las excusas y los pretextos y donde los resultados
internos y externos exceden con creces lo que hubiéramos creído o esperado.
La
vida no entiende de disculpas, rodeos o evasivas, igual hagamos o no ella sigue
avanzando, así que no lo olvides no se trata de tomar las riendas de tu vida sino
de convertirte en el caballo que te llevará a tu destino.
Roberto
Celaya Figueroa, Sc.D.
Formación
• I+D+i • Consultoría
Desarrollo
Empresarial - Gestión Universitaria - Liderazgo Emprendedor
Este artículo puede verse en video en https://youtu.be/oMNxRyz5-QQ
También puede descargarse gratis el libro “Primero
lo natural, luego lo espiritual -Leyes mosaicas: Sombras de lo venidero –
Volumen 2”, desde www.rocefi.com.mx (Menú
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