La
cuestión del liderazgo, el emprendedurismo y la motivación, si bien pueden ser
temas de interés e incluso de beneficio en su aplicación, los mismos sostengo pueden
quedar en meros relumbrones de chaquira y oropel cuando se centran egoístamente
solo en uno y su proyecto de vida sin darse cuenta de que somos parte de algo mayor
tanto en nuestra responsabilidad como en nuestro potencial.
Cuando
me toca abordar el tema del liderazgo, el emprendedurismo y la motivación, sea
en una conferencia o en un taller, no puedo dejar de pasar la oportunidad para
tratar de en algún momento ver todo eso bajo la luz de la
trascendentalidad.
Este término, trascendentalidad, si bien no me gusta definirlo, si puedo
señalar que lo uso para referirme a esa totalidad de la que somos partes y esa
completitud, si se me permite la expresión, a la cual estamos llamados a lograr.
En
este sentido la gran obra que es nuestra vida no puede sola y exclusivamente centrarse
en uno mismo, de una manera no solo egoísta sino exclusiva y excluyente. Al ser
parte de un sistema vivo, dinámico y cambiante, tenemos un papel que desempeñar
también en la construcción de un mejor sistema. ¿A qué sistema me refiero? A
cualquiera que tú puedas identificar como ése en el cuál te desenvuelves:
político, religioso, social, natural, etc. Somos parte de algo mayor y por ello
se espera de nosotros una responsabilidad de ello.
Hay
quienes veo tan concentrados en su vida que me da la impresión de que son como
esas personas que quieren caminar saltando solo sobre un pie. Al camino del
éxito, del triunfo, del logro pasa, sí, por el logro de nuestras metas y
objetivos personales, pero también por comportarnos a la altura de nuestra
responsabilidad por el sistema del cual somos parte.
Cuando
planteo esto en ocasiones siento y en otras veo y en otras oigo, cierto rechazo
bajo la idea de que el sistema, sea éste el que sea, no es responsabilidad de
uno. Cuando se me plantea esto y se me da la oportunidad me gusta aclarar que
el sistema no existe por sí mismo sino que entre todos lo creamos y si no coadyuvamos
no podremos entonces mejorarlo. ¿Y el sistema natural?, ¿acaso no existe él por
sí mismo? Tal vez ese sistema si tenga una gran parte de autoexistencia, pero
eso no implica ni que está completo, ni que es perfecto y, menos aún, que
nuestras acciones no lo afectan, así que incluso en ese sistema tenemos una
responsabilidad como parte de él.
A
quienes están tan inmersos en sus proyectos de vida que no comparten esta visión
les pido que durante una semana, solo una semana, se den la oportunidad de ser
trascendentes. ¿Cómo? Haciendo algo que vaya más allá de sus intereses personales
y egoístas. Sembrar un árbol, donar algo a alguien necesitado, ayudar a alguien
en la calle, rescatar un animalito, limpiar una basura que encontremos,
etc.
Lo importante es que cada día durante esa semana se haga algo que salga fuera
del círculo inmediato de lo que estrictamente consideramos nuestros intereses.
Te sugiero hagas lo mismo.
Para
aquellos que algo así se les haga muy poca cosa déjenme decirles que en muchas
ocasiones los verdaderos actos heroicos son precisamente hacer actos que no
parecen serlo. Lo que haces cambia el mundo, digo en ocasiones, la intención
con que lo haces te cambia a ti.
Esa
trascedentalidad de la que hablo implica el sabernos y reconocernos parte de algo
mayor, de algo tan grande y de tan amplios alcances que bien podría señalarse
como casi imposible de ser influido por nosotros, el verdadero acto heroico es
que a pesar de ello hagamos todo lo que esté de nuestra parte para que no sea
así, por eso recuerda los árboles que siembres tal vez den sombra a otros pero
al mundo le hablarán de ti.
Roberto
Celaya Figueroa, Sc.D.
Formación
• I+D+i • Consultoría
Desarrollo
Empresarial - Gestión Universitaria - Liderazgo Emprendedor
Este artículo puede verse en video en https://youtu.be/_cwP7XeegZY
También puede descargarse gratis el libro “Primero
lo natural, luego lo espiritual -Leyes mosaicas: Sombras de lo venidero –
Volumen 2”, desde www.rocefi.com.mx (Menú
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