Las metas no son algo que solamente se alcanza sino algo que nos acompaña y que define mucho de lo que somos y de lo que hacemos ya que como metas, aunque aún no sean obtenidas, están y definen mucho de nuestra vida, en este sentido mientras más elevadas sean estas metas más impulsarán nuestro proyecto de ser cada vez más y mejores.
¿Te
has dado cuenta como cuando vas a una parte que no deseas el camino se te hace
muy pesado y que por el contrario cuando vas a un lugar que quieres ya desde
que vas en camino vas disfrutando? Lo mismo pasa con la vida. Las metas que nos
ponemos y las cuales llegan a formar parte de nuestra vida, van infundiendo
energía y dinamismo a cada paso que damos. Pensar en las metas u objetivos como
algo que se va a alcanzar es no estar viendo el panorama completo. En realidad
desde el momento mismo en que la meta se convierte en algo que queremos para
nosotros desde ese mismo instante comienza a permear lo que pensamos, lo que
sentimos y lo que hacemos.
Quiero
hacer aquí un paréntesis para aclarar la naturaleza de esas metas y objetivos
que menciono, dichas metas y objetivos pueden ser de cualquier índole: materiales,
personales, profesionales, sociales, grupales, mentales, espirituales.
Hago
esta aclaración porque en el contexto del emprendedurismo, el liderazgo y la motivación
en ocasiones se cree que esto está circunscrito a las metas y objetivos personales
o profesionales, pero en realidad las metas y objetivos pueden ser variadas y
diversas.
Una
vez aclarado esto quiero llegar al meollo del asunto: el espíritu subyacente detrás
de cada meta. Según la fuerza que anime esa meta o ese objetivo que persigues
será la misma fuerza que te anime a andar y luchar en pos de eso. Es así que de
lo elevado que sean nuestras metas dependerá el nivel que como personas
estaremos deseando alcanzar en nuestra vida.
Esto
es muy importante ya que aunque una meta no se alcance ésta puede servir para
hacernos crecer como personas. Piensa por ejemplo en la meta de lograr la paz
mundial, realmente y si somos sinceros bien podríamos considerarla como una
meta que excede la capacidad de una persona, pero el solo hecho de que ésta
persona tenga eso contemplado como meta y trabaje en pos de ello lo definirá
como tal y le permitirá alcanzar más y mejores estados de desarrollo, y quien
sabe, capaz y logra lo que tanto anhela.
Obvio
que no todas nuestras metas deben ser de tal alcance, habrá otras más personales
que estarán más al alcance de nuestra mano, no sin esfuerzo ni lucha pero sí
con un ánimo de logro más práctico. Igual esas metas nos infunden el espíritu
del que hablamos por lo que hay que cuidar lo que deseamos, no tanto porque se
vaya a ser o no realidad, sino porque desde el momento mismo en que animamos
esa idea en nuestro interior comenzamos a transformarnos en eso que pensamos.
Como
verás, el énfasis que he estado dando en esta exposición de ideas se centra en
dos puntos: el nivel que las metas y objetivos que buscamos tienen y que nos
impelen a ser cada vez más y mejores y la fuerza que se desprende de esas
mismas metas y objetivos para ayudarnos en nuestro andar, teniendo esto en
mente no olvides que en la vida, cuando el camino es largo, los sueños deben ser
grandes.
Roberto
Celaya Figueroa, Sc.D.
Formación
• I+D+i • Consultoría
Desarrollo
Empresarial - Gestión Universitaria - Liderazgo Emprendedor
Este artículo puede verse en video en https://youtu.be/3TWZ0BxkSLM
También puede descargarse gratis el libro “Primero
lo natural, luego lo espiritual -Leyes mosaicas: Sombras de lo venidero –
Volumen 2”, desde www.rocefi.com.mx (Menú
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