Una
faceta del liderazgo es la capacidad de mover a los demás en pos de un objetivo
o meta, pero este mover será mucho más eficiente y efectivo cuando ese objetivo
o meta sea significativo para todos quienes están en pos de él.
Cuando
hablamos de líderes generalmente nos viene a la mente esa persona que motiva y
dirige a un grupo para alcanzar una meta u objetivo. Si bien esa imagen es
correcta en ocasiones (y esto lo digo por la experiencia cuando de tratar este tema
en talleres he hecho) muchos creen que ese liderazgo se ejerce a partir de una
idea que busca inocularse en quienes serán los seguidores de ese líder.
Si
bien esa es una faceta, es decir, el líder que motiva a los demás en pos de una
idea, existe otra donde el líder construye junto con sus seguidores la meta u objetivo
que todos alcanzarán. Tal vez muchos vean esto algo sencillo pero es mucho más
complicado que lo primero ya que de inicio ¿cómo motivas cuando aún no existe
la meta u objetivo?, y sin esa motivación inicial ¿cómo activas el proceso de
cohesión grupal y por ende de liderazgo?
Si
bien este tema y estas cuestiones las abordo con más tiempo y actividades a lo largo
de mis talleres, no quiero dejar de lado esto que considero de suma importancia
sobre todo en la actualidad cuando todo se cuestiona, todo se replica y para
todo se pide una justificación, todo, incluyendo las acciones del líder.
Si
bien es cierto que de inicio, cuando aún no se definen las metas u objetivos no
podemos ver a un líder motivando y guiando a sus seguidores en pos de ello, lo que
sí podemos esperar (y este es el meollo del asunto) es que ese líder sepa identificar las motivaciones del grupo y
encauzarlas para que entre todos establezcan la meta u objetivo que
perseguirán.
Por
ejemplo, un líder con una meta u objetivo ya trazado que busca motivar a sus seguidores
para alcanzar eso es el típico caso del primer ejemplo que hemos visto, pero el
segundo caso es aquel líder que al interior de un grupo busca puntos de vista
comunes, problemáticas comunes, aspiraciones comunes, y mediante sus acciones
va diluyendo de la meta u objetivo que finalmente servirá de guía para las
acciones grupales.
No
es lo mismo, dicho de otra forma, llegar y decir “aquí está la meta y vamos a hacer
esto” a llegar y decir “¿cuáles son nuestras aspiraciones, nuestros deseos? y
en función de esto ¿qué podemos hacer para lograr eso que queremos?”
No
quiero poner un estilo de liderazgo por encima de otro ya que cualquier tipo y estilo
de liderazgo dependerá de la situación, de los seguidores y de otros factores que
deben ser tomados en consideración, solo diré a favor del propuesto aquí que cuando
las metas u objetivos reflejan el sentir del grupo se establece de inicio un lazo
emocional con la colectividad que imprime fuerzas al trabajo que se haga, de la
otra forma, es decir, cuando ya se tiene la meta u objetivo y hay que motivar
al equipo para alcanzarla, el líder deberá trabajar también en crear ese lazo emocional,
lo cual no siempre sucede.
El
ser líder implica no solo guiar y motivar al grupo para lograr una meta u
objetivo sino también tiene una faceta relacionada con la capacidad de
consensar en el grupo lo que se desea alcanzar, después de todo trabajar en
equipo no es solo que todos reman hacia una dirección sino que incluso todos
construyen el barco.
Roberto
Celaya Figueroa, Sc.D.
Formación
• I+D+i • Consultoría
Desarrollo
Empresarial - Gestión Universitaria - Liderazgo Emprendedor
Este artículo puede verse en video en https://youtu.be/amWH6p81APY
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