jueves, 16 de septiembre de 2021

Lo que haces debe seguir a lo que dices para que funcione lo que eres

 


“Lo que haces habla tan fuerte que no puedo escuchar lo que dices”, dice una reflexión, reflexión que se refiere a la cuestión de la congruencia, congruencia entre lo que uno piensa, dice y hace, de otra forma nuestra persona no puede decirse íntegra, completa y total.

 

Una de las peores crisis que podemos vivir, tanto como individuos que como sociedad, y que actualmente estamos viviendo, es precisamente la de la credibilidad. La credibilidad es el fruto de la confianza la cual se va abonando cuando en las personas y en las instituciones existe un solo decir y un solo hacer.

 

“Las palabras mueven, pero el ejemplo arrasa” dice otra frase y tiene razón, lo que uno dice puede quedar en nada cuando lo que uno hace es contrario a ello, de la misma forma incluso aunque uno no diga, el actuar puede tener tal fuerza que genere cambios y establezca referentes.

 

Cuando no se puede tener esa integridad como persona es cuando surgen los pretextos, pretextos que buscan justificar lo que se hace o lo que no se hace pero que de igual forma caen en el ámbito de las palabras con lo que fuerza queda menguada al comparase con las acciones que buscan justificar.

 

Pudiera pensarse, con los argumentos que se están vertiendo, que una variable de importancia mayor es la opinión que con base en nuestra congruencia se forman los demás, y es verdad, pero de mayor importancia es la variable de la imagen propia que tengamos y conservemos ante nosotros mismos, después de todo a los demás tal vez podamos engañar, pero a nosotros nunca.

 

Esa falta de integridad, es decir, cuando pensamos una cosa, decimos otra y actuamos otra, genera en nuestra persona presiones considerables ya que nuestro ser se encuentra fragmentado con lo que nuestros recursos –físicos, psicológicos, emocionales- están dispersos. En este escenario existe y se da un desgaste que tarde que temprano generará una crisis en nuestro ser.

 

Visto de esta forma, y más allá de argumentos éticos o morales para ser íntegros y congruentes ante los demás, podemos esgrimir un argumento por demás egoísta: nuestro propio bienestar. Así es, la cuestión de la congruencia de nuestro pensar, nuestro sentir y nuestro hacer podemos enfocarla en una estabilidad, en un bienestar personal alrededor del cual girará todo nuestro proyecto de vida.

 

Así que si no te convence el luchar por esta congruencia por los demás al menos piensa en luchar por ella por ti mismo. Esas energías que tienes enfocadas, no en varias líneas de acción contrapuestas, sino en una sola, genera una eficiencia Y una efectividad personal que te permitirá no solo ese bienestar del que hablamos sino incluso una mayor eficiencia y efectividad en tu caminar por la vida.

 

Esta es la funcionalidad a la que me refiero: una eficiencia de tus recursos personales que permite no violentar tu ser interno y avanzar en la construcción de tu proyecto de vida de una manera íntegra, completa, total, así que recuerda lo que haces debe seguir a lo que dices para que funcione lo que eres.

 

 

Roberto Celaya Figueroa, Sc.D.

Formación • I+D+i • Consultoría

Desarrollo Empresarial - Gestión Universitaria - Liderazgo Emprendedor

www.rocefi.com.mx

 

Este artículo puede verse en video en https://youtu.be/OQR8RLkQ4MY

 

 

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