Cualquier
cosa que emprendamos en la vida tiene un inicio y un final, el inicio es cuando
comenzamos a idear/realizar las acciones para alcanzar aquello que nos propongamos,
el final es cuando dichas acciones dan un resultado sea este favorable o no,
esto siempre es así excepto en nuestra vida misma donde cada logro no es más
que un paso en nuestro andar hacia nuestra totalidad de ser.
Una
pregunta que me gusta hacer en mis talleres de liderazgo, emprendedurismo y
motivación, y que creo nos la han hecho o nos la hemos hecho, es “¿a qué te dedicarías
si te sacarás la lotería?”. Muchas de las respuestas, con las que seguro estoy
coincidirás, tienen que ver con descansar, viajar, dedicarse al altruismo o cosas
más específicas como pintar, acampar, escribir, etc. Ante una vida de trabajo y
esfuerzo lo más común es que pensamos, si ya no hay necesidad de trabajar para
vivir, el pensar en acciones de descanso, solaz y esparcimiento, lo cual está
bien, pero ¿qué más harías?
Ese
“¿qué más harías?” que hago a continuación va en un sentido de reflexionar sobre
lo que cada quien haría, en el caso de sacarse la lotería, para consigo mismo,
para con su vida, para con su proyecto personal. Ya puesto en este término
curiosamente muchos contestan que estudiarían ya no por trabajar sino para
aprender, otros sí señalan que pondrían algún trabajo pero casi casi como para
entretenerse, los más señalan que buscarían acciones que los hicieran sentir cada
vez más y mejor consigo mismo.
Esta
reflexión lleva varias lecturas, la referida con este artículo tiene que ver
con que, contrariamente a lo que uno pueda pensar, siempre existirá en nosotros
ese impulso interno que nos llama (en ocasiones nos grita) a no estancarnos,
menos retroceder, sino cada vez avanzar en lo que yo llamo alcanzar la
totalidad de nuestro ser.
Esa
totalidad no la puedo definir pues como es algo tan personalísimo significa y representa
una cosa distinta para cada quien, pero en términos generales se refiere a
alcanzar nuestro máximo potencial llegando a ser lo que podemos ser y lo que
estamos llamados a ser.
Visto
de esta forma cada éxito (incluso cada fracaso) lo podemos poner en la perspectiva
de un andar sin fin que es el sendero que nos ha tocado transitar con nuestra
vida misma. No hay éxito (o fracaso, repito) que pueda señalarse como un punto
final de lo que somos o más bien de lo que podemos ser.
La
idea inicial de sacarse la lotería creo es un punto culmen en la vida de cualquier
persona que lo experimente, casi casi podríamos pensar que ya la vida de esa
persona llego al cenit, pero reflexionando un poco como lo hemos hecho (y como
te invito a que lo sigas haciendo) nos damos cuenta que no, que incluso un evento
como ese que se señala ni de lejos podría considerarse como el final de nuestro
andar.
Lo
que sí podemos es tomar cada logro (o fracaso, una vez más) como lo que es, un
paso más en nuestro camino y tomar lo mejor que ese evento nos traiga para utilizarlo
en la construcción de nuestro proyecto de vida, después de todo cada éxito
conseguido se convierte en el escalón para impulsarte hacia el siguiente.
Roberto
Celaya Figueroa, Sc.D.
Formación
• I+D+i • Consultoría
Desarrollo
Empresarial - Gestión Universitaria - Liderazgo Emprendedor
Este artículo puede verse en video en https://youtu.be/GyNNX6qi0FE
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