La
cuestión del éxito, sea éste un éxito personal, profesional o social, implica
un esfuerzo, esfuerzo que puede verse recompensado con el logro de la meta pero
que también puede no serlo, la manera en que sepamos manejar esto último es lo
que a la larga nos definirá como triunfadores.
En
mis pláticas sobre liderazgo me gusta reflexionar sobre personajes icónicos de la
vida pública, conocidos por todos en el ámbito artístico, político,
empresarial, y comentar después de ver algunos de los fracasos por los que
éstas personalidades tuvieron que pasar, que ese éxito que todos vemos,
aplaudimos y reconocemos es la punta de un iceberg que se soporta en su base en
las caídas que no terminaron por doblegar el carácter de estas personas.
Winston Churchill, Steven
Spielberg, Walt Disney, Albert Einstein, Charles Darwin,
Oprah
Winfrey, Vincent Van Gogh, Stephen King, Thomas Alva Edison, seguro estoy que
la mayoría de estos nombres te suenan y que incluso puedes decir por qué se les
recuerda, pero lo que tal vez no sepas es la historia, en algunos casos larga,
de fracasos que tuvieron que experimentar todos ellos antes de llegar a ese éxito.
Los
fracasos, por llamarlos en cierta forma aunque yo sostengo que solo puede decirse
que se ha fracasado cuando se decide dejar de luchar, son ese cimiento sobre el
que puede sustentarse toda acción que conlleve al éxito. El fracaso es, por así
decirlo, el ingrediente indispensable de la comida que es tu vida, un ingrediente
que bien puede decirse secreto, ¿por qué? porque nadie esperaría que
precisamente el fracaso fuera necesario para conseguir una vida de éxito.
El
fracaso, o más bien las caídas, son casi casi algo que no podemos quitarnos de encima
pues existe a pesar de nosotros e incluso de todas las precauciones y preparaciones
que hagamos, esto debido a la existencia de un ingrediente que no podemos
eliminar y que es la incertidumbre: no sabemos qué va a pasar, pero peor aún,
son tantas y tantas la variables con las que nos relacionamos en cada cosa que
emprendemos que prácticamente no sabemos que vaya a pasar ¡y aun así decidimos
intentarlo!
Tomando
como punto de partida los referentes de personas exitosas que pudieras tener me
gustaría pedirte que hicieras una lista con las cinco principales características
que les reconocerías. Si no puedes cinco características al menos tres, pero
que sean las tres principales que tú consideras explican su éxito. Ahora te
pido pienses en una caída que hubieses experimentado en tu andar por la vida en
pos de alguna meta, la que sea, solo que el requisito es que después te hubieses
levantado para seguir luchando por esa meta. Por último quiero que me digas de
las cinco o tres características que lograste identificar de la persona exitosa
que hayas elegido cuál o cuáles crees se aplicaría a la actitud que tuviste al
levantarte de la caída personal que señalaste.
Date
cuenta que lo que a los personajes de éxito los hizo grandes tú lo tienes. Las características
que puedas señalar para las personas de éxito están también en ti, el ejercicio
anterior lo comprueba, cualquier cosa que puedas decir de ellos también puedes
decirla de ti, solo que fíjate en algo: ellos llegaron a su meta, luego
entonces para lograr eso se requiere que a pesar de las caídas estés dispuesto
a levantarte para seguir luchando, no hay otra.
En
tu andar por la vida en pro de aquellas metas que sientes son tuyas pero debes ganártelas,
recuerda que muchas caídas, fracasos y decepciones te esperan, pero que al
final lo único que contará será el ánimo con el que enfrentaste tus batallas, así
que no lo olvides el solo hecho de levantarte de cada caída te convierte en un triunfador.
Roberto
Celaya Figueroa, Sc.D.
Formación
• I+D+i • Consultoría
Desarrollo
Empresarial - Gestión Universitaria - Liderazgo Emprendedor
Este artículo puede verse en video en https://youtu.be/S7XFLDUxWxg
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