jueves, 18 de febrero de 2021

Solo se está derrotado cuando se decide dejar de luchar


 

La finitud de los eventos que experimentamos en la vida nos genera una impresión donde todo tiene un principio y un final, extrapolado esto a nuestros proyectos de vida el final de ese esfuerzo se entiende como un éxito o un fracaso en función de si se cumplió o no lo que se buscaba, pero como todo proyecto se circunscribe dentro del proyecto mayor que es nuestra vida la derrota no tiene cabida en tanto sigamos luchando.

 

La vida conlleva en su misma esencia una naturaleza de tal dinamismo que es literalmente imposible el concretizarla como si de un hecho conocido, entendido y explicado a cabalidad se tratara. Los cambios al orden del día, la infinitud de ideas y sentimientos subyacentes, las múltiples variables correlacionadas, y la enormidad de lo que desconocemos le confiere un carácter de misterio reverencial.

 

Pero por otro lado nuestra mente busca constantemente el entender lo que experimenta para lo cual establece parámetros de pensamiento donde reduce al mínimo lo experimentado tanto en las variables, sus procesos y sus resultados, con la finalidad de poder manipular la información en un sentido práctico.

 

Estos dos extremos deben ser comprendidos para buscar un punto medio donde la maestría sobre nuestra existencia se lleve a cabo en un ambiente que nos permita avanzar constantemente hacia mejores estados de desarrollo.

 

Este comentario va en el sentido de aquellos proyectos en los cuales definimos el éxito o fracaso de los mismos en función de las metas y objetivos que nos hayamos establecido, lo cual es correcto desde el punto de vista de la finitud de nuestro pensamiento que concretiza lo abstracto, pero en un sentido más amplio y relacionado con el misterio que es nuestra vida esa percepción no tiene lugar.

 

Supongamos que emprendes un proyecto, el que sea, y que éste no resultó en lo esperado por lo cual consideras se fracasó en el mismo. Visto el proyecto como un proceso de inicio y fin, donde hay insumos y esfuerzos aplicados, la valoración del éxito o fracaso está correctamente en función del resultado obtenido, pero, el gran pero, es que ese proyecto no es tu vida ni mucho menos la define o circunscribe, los resultados que se obtengan, sean estos buenos o malos, pueden ser aquilatados como experiencia y usarse en la construcción del proyecto mayor que es tu existencia.

 

Yo no conozco una sola persona de éxito, incluso éxito en el sentido común que todos entendemos, que no haya experimentado eso que podríamos denominar fracasos; lo que sí conozco son muchos casos de éxito en los cuales encontramos fracasos pero que curiosamente éstos no son vistos como tales por estas personas sino más bien como experiencias que los fueron formando, moldeando, hasta llegar a ser lo que ahora son.

 

El fracaso, la derrota, no existe como tal pues casos hay de sobras donde de la peor situación puede sacarse un provecho mayor. Esto es innegable. Incluso situaciones que se vean ya sin sentido alguno, es decir, grandes fracasos de proyectos, han generado las presiones necesarias para detectar una gran oportunidad de vida en medio de la crisis experimentada.

 

La caídas que en nuestro andar experimentamos deben ser vistas a la luz de un andar mayor que es nuestra vida, si nuestra vida no se ha terminado entonces no podemos pensar en un fracaso pues aún estamos en proceso de logro y conquista, no habiendo mayor proyecto que el de nuestra propia existencia, así que no olvides que solo se está derrotado cuando se decide dejar de luchar.

 

 

Roberto Celaya Figueroa, Sc.D.

Formación • I+D+i • Consultoría

Desarrollo Empresarial - Gestión Universitaria - Liderazgo Emprendedor

www.rocefi.com.mx

 

Este artículo puede verse en video en https://youtu.be/AnuPfslhj2E

 

También puede descargarse gratis el libro  “Tu Palabra es Verdad -365 citas y reflexiones- Tomo 3”, desde www.rocefi.com.mx  (Menú “Libros” Sección “e-book gratis”)


No hay comentarios:

Publicar un comentario