El
ser humano es una serie de hechos y potencialidades, los hechos se refieren a
nuestra historia, las potencialidades a nuestro futuro, en tanto sepamos
diferenciar ambos y no permitamos que uno interfiera con el otro, estaremos en
plenitud de facultades para desarrollar todo nuestro potencial.
Una
pregunta: ¿conoces a alguien que siempre esté recordando algo de su pasado con
odio, tristeza o pesadumbre?, otra pregunta: cuándo esa persona hace eso, ¿la
ves en plenitud de sus potencialidades o menoscabada en ellas? Es un hecho
demostrado que las personas estamos hechas de energía, energía que cotidianamente
debe renovarse vía la alimentación o el descanso. De la misma forma es un hecho
demostrado que cualquier actividad que realicemos, sea esta física, mental o
emocional, requiere un aporte de energía, energía que se desgasta
independientemente de si la actividad es noble o no lo es.
Piensa
en la energía que tienes como un tesoro que posees, ¿en qué lo gastarías? Hay
quienes lo gastan (e incluso justifican el gastarlo así) en cuestiones
negativas como odios o amarguras, hay otras personas que se regodean en
recuerdos que les hacen mal sin percatarse que están usando su reserva de
energía en alimentar ese aspecto negativo de ellos mismos. Te pregunto: ¿puedes
cambiar el pasado? Sé tú respuesta, pero ¿cuánta gente conoces que se la pasa
recordando el pasado, haciéndolo más bien un presente, cuando incluso ese
pasado por su propia negatividad le resta, le quita, no le aporta sino que la
disminuye.
Sé
que ya habrás escuchado eso de olvidar, de dejar ir, en esta ocasión no quiero argumentar
a favor de ese olvidar, ¿sabes por qué? Porque simple y sencillamente no
podemos olvidar, pero lo que si podemos es ver las cosas en perspectiva y usar
incluso ese pasado para impulsarnos hacia un mejor futuro.
Pero
no vayamos tan lejos, seguro estoy que conoces gente que le ha pasado en su
vida cosas realmente dramáticas y que aun así pudieron salir adelante. Eso demuestra
que incluso los peores errores que hayamos cometido o las peores injurias o
daños que los demás nos hayan ocasionado, no son factores que nos definan como
personas ni mucho menos que definan nuestro futuro.
Pero
bueno, no podemos controlarnos siempre. Habrá momentos en que esos recuerdos
negativos que nos restan energía (y nos quitan tiempo), afloren en nuestra
mente, ¿qué hacer en ese momento? Lo primero es darte cuenta de ello, a lo
mejor pasan minutos u horas hasta que caigas en la cuenta de cómo tu mente está
detenida en un momento del pasado quejándose, justificándose o autocomplaciéndose,
no importa el tiempo que haya pasado, el darte cuenta de eso es el primer paso;
el segundo es no juzgarte, no condenarte por estar destinando tiempo y energía
en recuerdos banales que en nada te aportan, todos somos personas y es una
tendencia natural esa; lo tercero es que analices y te respondas si ese
recuerdo, si ese sentimiento, te hace más o te hace menos, si te aporta o te
resta, si te da energía o si te la quita.
Esos
tres pasos, por su misma sencillez, son fáciles de hacer y asombrosos en sus
resultados. Te permiten tener perspectiva y darte cuenta que el pasado no es para
detenernos en él sino para impulsarnos hacia nuevos y mejores estadios de desarrollo.
La
historia que hemos vivido es como un camino que hemos recorrido, no es deteniéndonos
para ver lo andado como es que avanzaremos sino continuando con nuestros pasos,
así que recuerda en la vida, correr volteando hacia atrás solo te hará ganar un
tropezón.
Roberto
Celaya Figueroa, Sc.D.
Formación
• I+D+i • Consultoría
Desarrollo
Empresarial - Gestión Universitaria - Liderazgo Emprendedor
Este artículo
puede verse en video en https://youtu.be/5H-Fn8UjNqY
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