Si
observamos con detenimiento la vida, pareciera que no hay correspondencia entre
las veces que uno lo intenta y las veces que uno lo logra, pero si lo vemos
desde otra perspectiva nos daremos cuenta que el intento es momentáneo y el
logro para siempre.
En
una ocasión, en el receso de un taller de motivación y liderazgo que estaba
desarrollando, uno de los participantes me comentó en confianza que ante una
meta que él tenía ya lo había intentado todo y no la había conseguido. Yo le
respondí que no era así, que no había intentado todo. Él me enumeró todas las
cosas que había intentado como para demostrarme que sí había intentado todo. Yo
volví a decirle que no, que no había intentado todo. Me volvió a señalar todos
los intentos y la forma en que éstos no habían resultado. Yo le repetí de nuevo
que no, que no había intentado todo. Ya un poco exasperado me dijo “¿cómo que
no he intentado todo?, te acabo de señalar todos mis esfuerzos, ni modo que
sepas más tu de mi vida que yo mismo, ¿por qué dices que según tú no he
intentado todo?”, me le quedé mirando y le dije “simple y sencillamente porque
aún no lo has logrado”, y con un movimiento de cabeza me hizo entender que
había comprendido.
¿Cuántos
de nosotros en muchas ocasiones hemos estado en una situación parecida a la
anterior? Una situación en la cual seguros estamos que hemos intentado todo
para lograr algo. En nuestra cabeza están los argumentos que soportan esa
conclusión. Además el estado anímico, muchas veces cansado y deprimido, viene a
confirmar lo anterior. Yo creo que muchas. Pero de la misma forma, si vemos
cada momento cuando estamos más serenos, veremos cómo es que siempre hace falta
algo por hacer. Yo lo pongo en perspectiva con el siguiente ejemplo: Supón que
quieres subir a un segundo piso y que para ello utilizarás la escalera, la
pregunta sencilla es: tomando como referencia la escalera, ¿cuándo sabrás que
has llegado al segundo piso? La respuesta también es sencilla: cuando subas y
dejes atrás el último peldaño.
Si
alguien dice que aún no logra su meta, que aún no ha logrado subir a su segundo
piso, simple y sencillamente es porque aún no ha intentado todo, o siguiendo
nuestro ejemplo, aún no ha avanzado el último peldaño. Piensa en esto. Nadie
argumentaría si aún en el trayecto por la escalera se quejara de que aún no ha
llegado al segundo piso, nuestra respuesta sería indicarle que siguiera
subiendo hasta llegar. De la misma forma alguien que señala que aún no logra lo
que quiere es porque le falta dar ese último paso, ¿y cuándo sabremos que es el
último paso? Cuando se llegue a la meta y se voltee hacia atrás para ver al
camino recorrido.
Un
último ejercicio, como siempre, para reflexionar de manera práctica sobre esto:
piensa en alguna sueño, meta u objetivo que en su momento te hayas fijado pero
que haya quedado en el camino ya que, a pesar de haberlo intentado de muchas y
variadas formas, nunca pudiste conseguir eso que deseabas. Trata de que sea
algo que intentaste de todas las formas que, según tú y en ese momento, podías.
Ahora viendo eso en perspectiva señala al menos una acción que no intentaste y
que ahora ves pudiste haber intentado. ¿Si te das cuenta como siempre habrá
algo por hacer, por intentar, hasta conseguir tu meta?
Antes
de concluir este tema he de decirte que en ocasiones, cuando hago este último
ejercicio en mis talleres de motivación y liderazgo, no falta quien me diga que
no puede escribir nada pues según él en efecto intentó todo. Aquí es donde
viene la parte colectiva y que puede serte útil: cuando se me presenta un caso
así le pido nos platique al grupo su experiencia, al terminar le pido a todos
que señalen según ellos qué acciones adicionales pudieron haberse realizado;
siempre hay muchas propuestas. ¿Cuál es la conclusión extra de esto? Si no
puedes ver más líneas de acción para lograr tu meta, comenta con amigos o
compañeros y verás cómo es que entre todos surgen más ideas.
Cuando
en el camino hacia tus sueños, tus metas o tus objetivos sientas que ya no hay
más por donde avanzar, detente un momento para ver las cosas en perspectiva,
e incluso comenta con tu grupo de amigos
para ver más opciones de acción, pero no consideres como una opción el cejar en
tu esfuerzo, y no olvides ¿que si cuántas veces intentarlo? Fácil: ¡hasta
lograrlo!
Roberto
Celaya Figueroa, Sc.D.
Formación
• I+D+i • Consultoría
Desarrollo
Empresarial - Gestión Universitaria - Liderazgo Emprendedor
Este artículo
puede verse en video en https://youtu.be/nMkLoN2kuv0
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de ella pueblo mío -2ª advertencia:
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