viernes, 29 de marzo de 2019

Cada final es en realidad un nuevo empezar



Generalmente pensamos nuestra vida en función de las metas, sueños y objetivos que nos hemos plantado, pero si lo vemos detenidamente en realidad el conseguir algo que nos hallamos propuesto no implica que nuestro andar se ha detenido sino que éste sigue sólo que por una persona diferente, mejor, más plena.

Conseguir una meta, lograr un sueño, alcanzar un objetivo, si bien puede verse como la conclusión de un proceso mediante el cual buscábamos concretar lo que nos habíamos planteado, en realidad no es más que una estación en nuestro andar por la vida.

Esa estación, es decir, la consecución de lo que nos hemos planteado, nos permite, sí: deleitarnos en lo que hemos conseguido, pero también ver en eso en que nos hemos transformado, adquiriendo conciencia de lo que fuimos, de lo que somos y de lo que queremos llegar a ser.

 La transformación que se menciona es el resultado natural de aplicar el esfuerzo físico, mental, emocional e incluso espiritual en alcanzar lo que nos habíamos propuesto. De la dinámica subyacente en la interacción de lo que somos con lo que no somos, es decir, de nuestra persona y el mundo que nos rodea, surge una persona que necesariamente será diferente de la que inicio el camino en pos de lo que deseaba.

Dado que esa persona es diferente, un ejercicio de mucho valor que puede hacerse al conseguir algo es ver en qué uno ha cambiado. Ese cambio puede ser positivo, con lo que el mismo habrá de aquilatarse y usarse en la búsqueda de nuevas metas, pero también puede ser negativo, con lo que habrá de hacer las reflexiones necesarias y establecer las acciones conducentes, por nuestro propio bien, para revertir esto.

Pero el ejercicio anterior no termina ahí, es decir, con una análisis entre o que fuimos y lo que ahora somos, sino que también puede dirigirse hacia el futuro, hacia lo que queremos ser.

Todos tenemos en mente algo en lo que de manera personal deseemos transformarnos e incluso si no lo tenemos definido esto con claridad sí nos sentimos confortados o incómodos cuando llegamos a ser una persona diferente a lo que éramos; si esta persona es más y mejor nos sentimos confortados, si es menos o peor el sentimiento es de incomodidad.

Con todo y todo, lo más importante de conseguir una meta, un sueño o un objetivo, es que dada la experiencia vivida para ello nos hemos habilitado para estar en una condición de mayor ventaja para ir en pos de nuevos horizontes, después de todo cada final es en realidad un nuevo empezar.



Roberto Celaya Figueroa, Sc.D.
Formación • I+D+i • Consultoría
Desarrollo Empresarial - Gestión Universitaria - Liderazgo Emprendedor

Este artículo puede verse en video en  https://youtu.be/0_TuxOoreFI


También puede descargarse gratis el libro  “Salid de ella pueblo mío - 1ª advertencia: Fiestas-”, desde www.rocefi.com.mx  (Menú “Libros” Sección “e-book gratis”)

viernes, 22 de marzo de 2019

La oportunidad no solo requiere ser identificada y aprovechada sino a veces incluso creada



En muchas ocasiones hablando sobre la vida, el argumento principal para justificar nuestro estado actual de desarrollo es que simplemente no se nos presentó tal o cual oportunidad; si bien es cierto que hay oportunidades que se nos presentan en la vida, oportunidades para las que por cierto hay que estar preparados, también es cierto que en muchas otras ocasiones las oportunidades deben ser creadas por uno.

En realidad, la consecución de las metas, sueños y objetivos que nos hemos planteado, tienen, por así decirlo, tres opciones: una es que se nos presente la oportunidad, otra que ante la oportunidad presentada estemos preparados para aprovecharla, y una tercera donde no se presenta la oportunidad pero nosotros mismos la creamos para usar en ella nuestras capacidades.

En muchas ocasiones el conseguir o no algo que nos hemos propuesto estriba en que se den las condiciones para avanzar en ello, es a eso a lo que llamamos una oportunidad presentada, pero para poder identificar que se trata de una oportunidad debemos tener claridad precisamente en lo que deseamos conseguir.

El que se presente una oportunidad no es sinónimo de que podamos aprovecharla, para ello hay que estar preparado. De nada sirve tener claridad en lo que queremos lograr si no hemos estado trabajando nuestras capacidades para que, en función de lo que nos hemos establecido, poder tener lo que necesitamos para lograr aquello.

Pero incluso puede ser que tengamos claridad en la meta, sueño u objetivo que nos hemos planteado, incluso, como consecuencia de lo anterior, que hallamos trabajado en nuestras capacidades, pero que la oportunidad no se nos haya  presentado, en este caso lo anterior no es una fatalidad en nuestro andar en pos de lo deseado ya que podemos subsanar el no contar con una oportunidad, creándola.

Crear una oportunidad tal vez sea mucho más complicado, difícil e incluso requiere de mayor esfuerzo que el sólo aprovecharla, pero si somos capaces de hacer lo que de nuestra parte esta para crear, si no todas algunas condiciones necesarias para alcanzar lo que nos hemos propuesto, al menos las que estén en nuestras manos crear,  habremos dando un salto enorme en configurarnos como artífices de nuestro propio destino.

El tener metas, sueños y objetivos claros, y estar preparado para aprovechar las oportunidades que la vida nos presente, nos será de mucha utilidad para no dejar pasar esos momentos fugaces que pueden ayudarnos en conseguir lo que queramos, pero de igual forma, si sabemos lo que queremos lograr en muchas ocasiones seremos nosotros mismos quienes crearemos las oportunidades que necesitemos.



Roberto Celaya Figueroa, Sc.D.
Formación • I+D+i • Consultoría
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viernes, 15 de marzo de 2019

Cambiar para mejorar, mejorar para ser excelente, y ser excelente para trascender



Dicen que la única constante en la vida es el cambio, pero un cambio sin rumbo, sin dirección, sin metas, es decir, un cambio en si, por si y para si, no necesariamente significa que uno esté mejorando a menos que ese cambio lo haga una mejor persona.

La naturaleza humana nos impele a estar constantemente insatisfechos. Esta insatisfacción surge siempre y en todos los casos al considerar la necesidad de algo que no poseemos ya que si ya lo tuviéramos, en la forma y de la forma que quisiéramos, estaríamos satisfechos.

Esta insatisfacción, esta búsqueda de lo que no tenemos, se da tanto en el ámbito material, como en el intelectual, emocional e incluso en el espiritual. De igual forma esta insatisfacción, esta búsqueda de lo que no tenemos, nos lleva a entrar en una actividad material, intelectual, emocional o espiritual, para alcanzar lo que anhelamos.

Pero en ocasiones, por más actividad que desarrollemos, e incluso por más metas, sueños y objetivos que alcancemos, en realidad todo puede ser como parte de un espejismo, de una ilusión, donde no necesariamente lo que estemos logrando nos vaya llevando a ser más y mejores personas.

Cuando uno se plantea el qué, es decir la meta, sueño u objetivo que desea alcanzar, inmediatamente debe ponerse a reflexionar en el por qué y para qué, esto para tener claridad en lo que nos ha llevado a ese punto y desde dónde partiremos para avanzar en la vida.

La falta de reflexión puede llevarnos a la situación planteada con anterioridad donde nos enfrascamos en hacer incluso en conseguir, pero al final nos sentimos vacíos pues no hemos realmente llenado la necesidad básica de nuestra persona que es ser más y mejores.

Tal vez en este punto alguien se dé cuenta de que no ha hecho esta reflexión en la vida a pesar de haber hecho mucho e incluso de haber alcanzado mucho, pero esto no debe mover a desazón, desánimo o depresión, ya que mientras hay vida hay esa posibilidad de vernos, analizarnos, entendernos, comprendernos y por lo tanto mejorarnos.

En ese entendido, hoy puede ser el primer día de vivir conscientemente los qué en función de los por qué y para qué, y aunque la reflexión sobre lo ya andado pueda servirnos para adquirir ese nivel de conciencia, no hay que enfocarnos en lo que podemos no cambiar sino en lo que sí podemos: nuestro andar futuro de aquí en adelante.

Todos hemos oído la frase de “cómo has cambiado”, de igual forma en muchas ocasiones habremos dicho lo mismo a otros, pero si ese cambio no nos ha llevado a ser más y mejores solamente ha significado actividad, más no un avance ya que hay que tener claro el proceso: Cambiar para mejorar, mejorar para ser excelente, y ser excelente para trascender


Roberto Celaya Figueroa, Sc.D.
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viernes, 8 de marzo de 2019

Para tropezar con una moneda de oro, necesitas andar miles de pasos



Es un hecho que algo, mientras más valioso es, más difícil es de encontrar, de ahí precisamente su valía: en la escasez. En la vida pasa de igual manera ya que lo que realmente vale la pena, material, mental, emocional o espiritualmente hablando, generalmente requieren de mucho trabajo previo para encontrarlo.

Cuando uno va en pos de las metas, sueños y objetivos que se ha establecido, sobre todo si son metas, sueños y objetivos de valor para uno, tiene muy en claro qué es lo que desea lograr, tal vez incluso la manera en qué puede lograr eso que se ha propuesto, pero generalmente la vida misma tiende a darnos sorpresas, en ocasiones desagradables, que dificultan el lograr lo que queríamos de la forma en que queríamos.

Si aquello de valor que nos hemos propuesto fuera de alguna forma fácil de alcanzar, por solo ese simple hecho su valor demeritaría mucho ya que si no implicó esfuerzo alguno luego entonces no vale tanto como creíamos pues fácilmente puede ser conseguido convirtiéndose en una cosa más del montón de cosas que podemos logar en el vida.

Por el contrario, si consideramos algo de valor eso significa que ese algo sale de las características del promedio que podemos lograr en la vida, de ahí su valor: es diferente, es singular, es escaso, es difícil de alcanzar.

Si la perspectiva anterior se pierde lo que se logrará es que ante cada obstáculo, cada reto, cada problema que enfrentemos al ir en pos de lo que nos hemos planteado, surja el desánimo, la impaciencia, la desazón.

Pero si se tiene claro que lo valioso propuesto como meta, sueño u objetivo en nuestra vida es, por el mismo valor que le adjudicamos, algo diferente, singular, escaso y difícil de alcanzar, entenderemos de los obstáculos, retos y problemas que enfrentemos, y encontraremos en lo planteado la sinergia dinámica requerida por nosotros para, como se dice coloquialmente, alzarnos al castigo y seguir adelante en pos de lo planteado.

Ahora bien, no por esto se soslayan los sentimientos negativos y encontrados que puedan darse ante los reveses que en nuestro andar encontramos, sino que entendiendo lo anterior, podemos crecer en madurez mental, emocional y espiritual y así encontrar algo de mayor valor que la meta, sueño u objetivo planteado ¡incluso si no logramos lo que buscamos!

Si se consigue la visión anterior y si a pesar de las dificultades del camino se sigue en pos de lo establecido, podremos tal vez encontrar los tesoros que nos hemos planteado, pero incluso en el caso de que no se diere, terminaremos nosotros mismos convertidos en uno.

Muchas cosas uno irá obteniendo mientras camina por la vida, pero es un hecho que al final tan sólo un puñado de esas podrán ser consideradas de un valor excepcional, después de todo para tropezar con una moneda de oro, necesitas andar miles de pasos.



Roberto Celaya Figueroa, Sc.D.
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viernes, 1 de marzo de 2019

El 99% del éxito consiste en intentarlo, intentarlo, intentarlo e intentarlo



En el mundo actual donde el liderazgo, el emprendedurismo y la motivación ocupan un papel preponderante en el desarrollo personal y profesional, quien desee incursionar en estos tema tiene a su alcance un sinfín de recursos, pero la mayoría de esos recursos lo que obvian es el hecho de que para lograr algo se requieren, en la mayoría de los casos, muchos intentos.

¿Qué pensarías de alguien que te diera una técnica para lograr algo pero al mismo tiempo te indicara que dicha técnica no te garantiza el éxito sino que por el contrario, lo más probable es que tengas que intentarlo varias veces? Sin duda alguna más que confianza en quien te dice eso no considerarías sus consejos pues al parecer en los mismos hay contradicción. Más sin embargo, en cuanto al liderazgo, el emprendedurismo y la motivación esa es la realidad ineludible.

Las técnicas y herramientas relacionadas con el liderazgo, el emprendedurismo y la motivación hacen mucho énfasis en los cómo que tú puedes controlar, y eso está bien ya que no tendría sentido enfocarse en aquello que no puedes controlar, desafortunadamente en muchas ocasiones las variables externas, ajenas a ti, tiene un peso definitivo y definitorio en la consecución o no de lo que nos hemos fijado.

¿Qué quiere decir lo anterior? Que por más información o metodologías que sobre el liderazgo, el emprendedurismo y la motivación domines, no hay nada que te garantice el éxito, pero sí hay un factor que puede determinarlo, desafortunadamente ese factor en ocasiones se deja de lado pues tiene que ver más con el fracaso que con el éxito.

Pensemos esto. Si una técnica, si una metodología no puede garantizar el éxito en lo que emprendamos, luego entonces es factible que fracasemos en el intento, pero –y esto es muy importante- si hemos fracasado en conseguir lo que procurábamos, la única forma en que podríamos en dado caso llegar a conseguirlo, es volviendo a intentarlo.

¿Te fijaste? El intentar necesaria y forzosamente pasa por haber fracasado, es por ello que muchas de las técnicas y metodologías que versan sobre el liderazgo, el emprendedurismo y la motivación no tocan este tema, o cuando mucho lo tocan de una manera mucho muy sutil, pues si dijeran que hay que intentar implicaría que lo que presentan como un camino al éxito no necesariamente puede llegar a un feliz término.

Lo anterior no quiere decir que toda esa información y herramientas relacionadas con el liderazgo, el emprendedurismo y la motivación no tienen utilidad, ¡claro que la tienen!, más bien lo que quiere decir es que como elemento esencial en el camino al éxito no debe dejarse de lado la importancia de la insistencia, la tenacidad y, ¿por qué no? incluso la obstinación en conseguir las metas, sueños y objetivos que nos hemos fijado.

Uno podrá conocer todo lo que respecto de los temas de liderazgo, el emprendedurismo y la motivación se ha escrito, de la misma forma podrá poseer y aplicar diversas técnicas para ello, pero si no se es consciente de que se requiere muchos intentos para lograr algo, todo lo demás no servirá de mucho, después de todo el 99% del éxito consiste en intentarlo, intentarlo, intentarlo e intentarlo


Roberto Celaya Figueroa, Sc.D.
Formación • I+D+i • Consultoría
Desarrollo Empresarial - Gestión Universitaria - Liderazgo Emprendedor

Este artículo puede verse en video en  https://youtu.be/Mp6-2MLs4mc

También puede descargarse gratis el libro  “Tu Palabra es Verdad -365 citas y reflexiones- Tomo 1”, desde www.rocefi.com.mx  (Menú “Libros” Sección “e-book gratis”)