Las
batallas que uno enfrenta en la vida pueden parecer largas, interminables, a
tal grado que pensemos que es mejor dejar de pelear. Sólo que si dejamos la
contienda nunca sabremos si hubiésemos podido alcanzar lo que buscábamos, luego
entonces, y para continuar nuestra lid, lo mejor es pensar que lo único que
ocupamos es de más tiempo para lograr nuestro éxito.
Nuestra
época se caracteriza por dos circunstancias nunca antes vistas: rapidez y
facilidad. Casi todo tiene o está imbuido de estas circunstancias. Los
adelantos tecnológicos han hecho posible que muchas de las actividades del ser
humano ahora sean más rápido y más fáciles de hacer, tanto como nunca antes era
posible si quiera pensarlo.
Lo
anterior ha adaptado nuestra persona a esperar que casi todo tenga ese mismo
comportamiento, lo cual no es así. Menos cuando hablamos de las batallas que
enfrentamos en nuestra vida, las cuales pueden llevar no digo solo días, semanas
o meses, sino incluso algunos años en concluirse satisfactoriamente.
Aprender
a tocar un instrumento tal vez nos lleve algunas semanas, tal vez algunos
meses, pero concluir una carrera universitaria bien puede llevarnos varios
años. Independientemente de la diferencia de tiempos en los ejemplos anteriores,
hay que ver una cosa en común: ambas requieren de tiempo, no son ni fáciles ni
mucho menos rápidas.
Luego
entonces, ¿qué podemos sacar como lección de vida de lo anterior? Pues que de
la misma forma y en muchas de las ocasiones, las luchas que en nuestra vida
enfrentemos, sobre todo cuando se extienden en su consecución, solo ocupan de
mayor tiempo para alcanzarlas.
¿Y
si incluso con ese pensamiento uno da tiempo, uno lucha, y al final no alcanza
lo que buscaba? Incluso en ese escenario tu persona sí habrá sufrido cambios en
cuanto al carácter, la entereza, la capacidad, tus habilidades, aspectos que si
bien no buscabas vinieron con la lucha y que quedaran contigo habilitándote
para nuevas batallas.
Es
así como el logro o no de los objetivos, aunque generalmente se consideran como
las metas prioritarias, en realidad son circunstanciales porque dependen de
muchos factores que no controlamos, pero lo que se refiere a nuestra
constancia, disciplina, esfuerzo y pasión esas sí son cosas que dependen de
nosotros y que nos van llevando poco a poco, esfuerzo a esfuerzo, lucha a
lucha, hacia la persona de excelencia que estamos llamados a ser.
Cuando
en tu andar por la vida enfrentes retos cuyas luchas tardes en concluir
exitosamente, no pienses que tal situación implica que hay que desistir y dejar
la batalla, sino que tal vez simplemente se requiera de mayor esfuerzo para
alcanzar el triunfo, así que recuerda: no hay problemas imposibles de resolver,
solo problemas que requieren de más tiempo para ello.
Roberto
Celaya Figueroa, Sc.D.
Formación
• I+D+i • Consultoría
Desarrollo
Empresarial - Gestión Universitaria - Liderazgo Emprendedor
Este
artículo puede verse en video en https://youtu.be/8a1lMJklZuA
También puede descargarse gratis el poemario del
mismo autor "Perfectos son tus caminos” -50 poemas en la línea del
pensamiento cristiano-, desde www.rocefi.com.mx (Menú
“Libros” Sección “de-book gratis”)
No hay comentarios:
Publicar un comentario