Salvo
contadas excepciones, la mayor parte de los caminos que uno recorre en pos de
las metas, sueños y objetivos que nos hemos fijado, presentan caídas, fracasos,
grandes o pequeños, pero que serán parte de nuestro andar y de nuestra
experiencia.
Cuando
en mis conferencias y talleres de emprendedurismo, liderazgo y motivación surge
la pregunta de cómo hacerle para lograr lo que uno se propone, mi respuesta,
antes de pasar a las sugerencias prácticas para ello, es prepararse para las
caídas que sufriremos en nuestro andar.
Si
uno toma los diferentes libros que existen para lograr esto o para lograr lo
otro, tipo “la X cantidad de pasos para Y”, en la mayoría de ellos, si bien es
cierto que contienen consejos prácticos para lograr las metas, sueños y
objetivos, adolecen de la concientización y el manejo de lo que serán los
pequeños fracasos que enfrentemos.
Todo
andar hacia lo que uno se propone, sobre todo si eso que uno se propone vale la
pena, estará lleno de batallas, grandes y pequeñas, que en ocasiones ganaremos
pero que en otras ocasiones no.
Es
importante saber, entender, y ¿por qué no? aceptar este hecho ya que de lo
contrario la frustración, la desesperación, y el tirar todo por la borda serán
las ideas que comiencen a imperar en nuestro ánimo ante los reveses que uno
experimente.
Curiosamente,
y a diferencia del logro de metas, sueños y objetivos, el lidiar con el fracaso
no tiene una serie de pasos sino más bien una serie de condiciones. La primera
y tal vez la única es la aceptación. Aceptar las caídas, aceptar que somos
falibles, aceptar el sentimiento ominoso ante el fracaso, si: aceptar, pero
también aceptar que la meta sigue en el horizonte y nos está esperando.
No
me gusta rechazar, estigmatizar, esos estados de ánimo, o más bien de desánimo,
que surgen ante el fracaso. Son estados normales como personas que deben ser
conocidos, aceptados e incluso valorados. ¿Qué tipo de valoración? Pues nada
menos que esos estados de ánimo son los que nos van templando para que, incluso
contra ellos mismos, volver a ponernos de pie y continuar nuestro andar.
Las
caídas, los fracasos, estarán al orden del día mientras uno avance en pos de
nuestras metas, pero los mismos irán desarrollando nuestro carácter como los
triunfadores que estamos llamados a ser, así que no lo olvides:
paradójicamente, si quieres éxito... prepárate primero para muchos fracasos
Roberto
Celaya Figueroa, Sc.D.
Formación
• I+D+i • Consultoría
Desarrollo
Empresarial - Gestión Universitaria - Liderazgo Emprendedor
Este
artículo puede verse en video en https://youtu.be/h4m5UUQjink
También puede descargarse gratis el libro "Un
sólo Dios, el Padre; un sólo Señor, Jesucristo", desde www.rocefi.com.mx (Menú “Libros” Sección “e-book gratis”)