viernes, 10 de marzo de 2017

Una prueba sencilla: si un sueño te ilusiona, es tuyo. ¡Ve por él!


Los sueños, metas y objetivos que nos fijamos en nuestra vida son los que le dan forma a las acciones que cotidianamente desarrollamos para alcanzarlos, pero en ocasiones puede pasar que lo que creemos es buscar algo que queremos bien pudiera no ser así si ese algo que buscamos no nos apasiona.

Nuestro andar por la vida siempre está definido por algo que queremos lograr, por algo que queremos alcanzar. Ese algo es lo que llamamos sueño, meta u objetivo. Es aquello que nos proponemos y a lo cual le invertimos tiempo, energía y esfuerzo para conseguirlo.

Pero, ¿qué es algo muy común que sucede? Que en muchas ocasiones la vida se siente vacía y sin sentido, esto a pesar de estar logrando todo lo que nos propusimos. ¿A qué se deberá esto?

Muchos factores pueden estar detrás de ese sentimiento de vacuidad que podemos experimentar a pesar del logro de los sueños, metas y objetivos que nos fijemos. Yo quiero referirme solo a uno: el que aquello que perseguías no fuese realmente lo que tú querías.

Paso a explicarme. Si vemos aquello que cotidianamente hacemos en nuestra vida podemos identificar fácilmente aquellas cosas que casi “forzosamente” tenemos que hacer, lo queramos o no, esas son obligaciones impuestas y que tenemos que realizar sea como parte de las obligaciones familiares, sociales o laborales que tengamos.

También podemos identificar aquellas cosas que creemos son deseos nuestros, pero aquí el problema radica en identificar aquellos que realmente son sueños, metas y objetivos de nosotros de aquellos que aunque sean deseos personales correspondan a filias o fobias que si bien no son nuestros vía introyección los hemos identificado como propios.

 Hay gente que va por la vida, por ejemplo, buscando  dinero, fama o poder. Y mira que lo desean con todas las fuerzas de su alma. Pero lo que no identifican es que la sociedad, sus amigos o la familia son los que fueron construyendo en su mente y en corazones os deseos por lo que ahora corren tras de ellos como si fueran propios, aunque no lo son, sintiendo un vacío interno cuando son alcanzados.

Una prueba para dilucidar si eso que deseamos es realmente aquello que nos impulsará a ser mejores, a sentirnos más plenos, es ver el grado en que ese sueño, meta u objetivo nos ilusiona. Esa ilusión es lo mismo un deseo y una pasión que una fuerza esperanzadora y satisfactoria. Responde lo mismo a los ¿por qué? y ¿para qué? que podamos hacernos de ello y le da un sentido de trascendencia a nuestra vida. Un poco complicado, pero no imposible, y con todo y todo es más complicado vivir son ese sentimiento de vacuidad al perseguir metas que no terminan llenándonos.

La pasión que un sueño, meta u objetivo imprime a nuestro andar por la vida es la prueba de fuego del mismo y de nosotros, del sueño, meta u objetivo en función de que realmente es nuestro y de nosotros de que su conquista esta en nuestro corazón.


Roberto Celaya Figueroa, Sc.D.
Formación • I+D+i • Consultoría
Desarrollo Empresarial - Gestión Universitaria - Liderazgo Emprendedor

Este artículo puede verse en video en https://youtu.be/oSi6AGOPwyM

También puede descargarse gratis el poemario del mismo autor "Perfectos son tus caminos” -50 poemas en la línea del pensamiento cristiano-, desde www.rocefi.com.mx  (Menú “Libros” Sección “de-book gratis”)

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