viernes, 3 de marzo de 2017

Querer avanzar en la vida anclado al pasado es como querer hacerse a la mar con un barco atado al muelle



Todos tenemos metas, sueños y objetivos que queremos alcanzar en nuestra vida, sean estos en el ámbito material, intelectual, emocional e incluso espiritual, pero curiosamente en ocasiones uno de los principales obstáculos para alcanzarlos es precisamente el camino que ya hemos recorrido, nuestro pasado, el cual en vez de servir de escalera para alcanzar lo propuesto parecerá más bien pesar como una piedra al cuello.

¿Para qué te sirve una escalera? Para alcanzar algo que de otra forma no alcanzarías, ¿verdad?, o tal vez para subir a alguna parte que por ti mismo no lo lograrías. Supongamos ya alcanzaste con esa escalera lo que querías alcanzar o bien que ya subiste a dónde querías subir, ¿seguirías cargando la escalera? Claro que no. Cuando mucho la guardas pero la dejas y sigues con lo tuyo. Pues el pasado en tu vida es igual.

Nuestro pasado contiene lo que yo llamo las “explicaciones existenciales” de lo que somos. Cualquier cosa que seamos, con el cúmulo de pensamientos y sentimientos que tenemos, puede explicarse si pudiéramos ver el pasado en su totalidad y cómo éste vino a configurarnos como lo que somos. Obvio que esas experiencias lo mismo fueron buenas que malas y de la misma forma podremos encontrar muchos aciertos pero también muchos errores.

Independientemente de las características de nuestras experiencias vividas, éstas no pueden ya cambiarse así que sólo nos quedan dos opciones: o nos utilizan  o las utilizamos. Nos utilizan ellas cuando las padecemos, cuando constantemente estamos recriminándonos, cuando mediante un anclaje negativo no dejamos ir al pasado y continuamos viviendo en él.

Las utilizamos cuando aprendemos de ellas, cuando sacamos lecciones valiosas para nuestra vida, cuando los errores nos enriquecen haciéndonos, si más sabios pero también más humildes, y los aciertos para hacernos mejores pero también más agradecidos.

Ahora que si dejamos que el pasado sea el que nos utilice es como, en el ejemplo dado desde el inicio, si siguiéramos cargando a cuestas la escalera que hemos usado aunque ya no nos sirva para nada. En ese sentido la escalera, es decir, nuestro pasado, en vez de servirnos para nuestro proyecto de vida nos lo entorpece como si de cargar una piedra al cuello nos refiriéramos.

La piedra al cuello son esos sentimientos de culpa, de enojo, de miedo que relativos a los errores y tropiezos que hemos experimentado permitimos sigan viniendo del pasado a nuestro presente como si de fantasmas de aparecidos se tratara quitándonos nuestra paz y tranquilidad y, lo que es peor, impidiéndonos avanzar con decisión hacia nuestro futuro.

No se trata, quiero aclarar, de dejar en el pasado todo sin que nos importe como hacen los cínicos o los desvergonzados ante cuyos malos actos no existe remordimiento ni arrepentimiento, sino por el contrario aprender de nuestro pasado, ser mejores, corregir lo que se tenga que corregir, pero avanzar sin cargarlo hacia la próxima estación en nuestro tren que es la misma vida que tenemos.

Lo que hemos vivido sin duda alguna nos ha llevado a ser lo que somos, dado que el pasado no podemos cambiarlo, si somos capaces de aprender de él, de crecer de las lecciones que nos ha dejado, de salir adelante, podremos considerarlo como algo que nos sirve para nuestro proyecto de vida no algo que lo obstaculiza, después de todo querer avanzar en la vida anclado al pasado es como querer hacerse a la mar con un barco atado al muelle


Roberto Celaya Figueroa, Sc.D.
Formación • I+D+i • Consultoría
Desarrollo Empresarial - Gestión Universitaria - Liderazgo Emprendedor

Este artículo puede verse en video en https://youtu.be/uHVmF1m8Cks


También puede descargarse gratis el poemario del mismo autor "Perfectos son tus caminos” -50 poemas en la línea del pensamiento cristiano-, desde www.rocefi.com.mx  (Menú “Libros” Sección “de-book gratis”)

No hay comentarios:

Publicar un comentario