Cuando
hablamos de liderazgo a la mente nos viene esa capacidad para poder dirigirnos
y dirigir hacia un objetivo, una meta, pero la palabra liderazgo, en su máxima
expresión, no solo implica el mover hacia sino también con y a través de un
sentido de vida.
Todos
tenemos metas y objetivos en nuestra vida. Estos pueden ser de muy corto
alcance y mucho muy básicos mientras que otros tal vez nos lleven toda la vida
alcanzarlos y sean lo que podríamos decir trascendentales, independientemente
de esto no sé si te has puesto a pensar cómo es que en muchas ocasiones
andamos, me incluyo, corriendo de aquí para allá sin que nos detengamos un
momento a pensar en el por qué y en el para qué hacemos lo que hacemos.
En
ocasiones damos por sentado el por qué y el para qué de lo que buscamos. Si le
preguntaras a diez personas de alguna de sus metas o de sus objetivos todas te
dirían alguno y si les preguntaras del por qué y el para qué de eso que busca
todas te darían una respuesta.
Pero
generalmente esa respuesta más bien se acomoda para que nos tranquilice en
cuanto al dinamismo que ya llevamos en la búsqueda de lo que queremos, es como
si hubiésemos iniciado nuestro andar y una vez cuestionados sabemos cómo
responder cuando más bien debimos haber pensado en el por qué y el para qué de
nuestro andar antes de empezar el camino.
Pero
no todo está perdido, lo ideal es pensar en el por qué y el para qué de lo que
hacemos antes de comenzar a andar en pos de las metas y objetivos, pero si eso
no es factible porque en ocasiones comenzamos nuestro camino y después
reflexionamos en ello, ese pensar lo podemos hacer en cualquier momento de
nuestra vida. Lo que sí está más que peor es que nunca nos detengamos a pensar
en ello.
El
poder reflexionar en el por qué y en el para qué de lo que hacemos es lo que le
da sentido a nuestra vida y nos hace dueño y responsable de nuestras decisiones
y nuestras acciones ya que independientemente de que existen factores que
inciden en nuestra vida nuestro andar por ella es consciente.
En
virtud de lo anterior te sugiero que tomes tres, dos o al menos una de las
metas o de los objetivos más importantes que tengas en tu vida y reflexiones en
el por qué o en el para qué de eso que persigues. Si es resultado no es
satisfactorio tienes dos opciones: o cambias tu meta o tu objetivo o bien
cambias las motivaciones, el por qué y el para qué, subyacentes en lo que estás
procurando.
Está
bien establecer objetivos y metas en la vida, pero eso está incompleto sino
tenemos un sentido de vida, después de todo un buen líder no solo sabe la
respuesta a la pregunta "¿hacia dónde?", sino también "¿por
qué?" y "¿para qué?"
Roberto
Celaya Figueroa, Sc.D.
Formación
• I+D+i • Consultoría
Desarrollo
Empresarial - Gestión Universitaria - Liderazgo Emprendedor
Este
artículo puede verse en video en https://youtu.be/iO4I5pczN4c
También puede descargarse gratis el poemario del
mismo autor "Perfectos son tus caminos” -50 poemas en la línea del
pensamiento cristiano-, desde www.rocefi.com.mx (Menú
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