El
caminar por la vida exige un esfuerzo considerable; los retos, las caídas, los problemas
que uno enfrenta requieren en ocasiones no solo de toda nuestra energía sino
incluso un cambio en nuestra persona, si a esto le sumamos las manos de otros
que se extienden buscando ayuda para conseguir sus metas nos
daremos
cuenta que ser líder es un esfuerzo que nos trasciende.
Toda
persona, desde el momento mismo de tomar conciencia de ello, emprende a voluntad
un camino lleno de sueños, deseos, y metas. Este camino está lleno de obstáculos
que tienen la finalidad, no de desanimar a quien lo transita, sino de habilitarlo
para cada vez mayores empresas.
Esta
habilitación a veces tarda un poco más de tiempo y en ocasiones puede frustrarse
si quien se enfrenta a los problemas se deja abatir por ellos. Independientemente
la vida seguirá su curso y nos dará una y otra vez la oportunidad de
demostrarle y demostrarnos de lo que somos capaces.
Y
es en este demostrar y demostrarnos de lo que somos capaces donde se obra el
milagro. El milagro de llegar a ser más de lo que creíamos, esperábamos o siquiera
intuíamos. El milagro de terminar el camino completamente diferentes a como lo
empezamos pero siendo los mismos. El milagro de convertir alquímicamente los
más grandes momentos de oscuridad en una luz radiante.
Pero
tal vez el milagro más grande sea el de darnos cuenta que, aún muchas
veces
en nuestra miseria, somos capaces de ayudar, apoyar, soportar y enriquecer la
vida de los demás.
La
reflexión anterior a veces puede parecer demasiado optimista, sobre todo por el
último párrafo expresado, así me pasó una vez cuando pregunte en un taller de motivación
que si quienes de los que estaban ahí presentes creían que podían ser luz y
faro para los demás, no sé si por falsa humildad o de plano por no creerlo, ¡nadie
levantó la mano! Viendo eso mi pregunta siguiente fue que si quien creía que un
empleado bancario, aunque ganara el mínimo, podría otorgarles un prestamos por
miles de pesos, todos levantaron la mano. Luego entonces, les dije, si alguien
sin un solo peso puede dar tanto dinero, ellos con tanto a su favor– salud,
trabajo, familia, amigos, ¡sueños!- como no iban a poder dar mucho más. ¿Qué el
símil no es lo mismo? Claro que sí: el empleado bancario dispone de dinero que
no es suyo pero que puede administrar, nosotros disponemos de dones que no son
nuestros, en el sentido de haberlos diseñado o creados, pero que sí podemos
administrar, y en esa administración tender lazos hacia los demás que nos
permitan una dinámica de apoyo mutuo y superación.
¿Te
parece, como hemos comentado en párrafos anteriores, milagroso esa transformación
que experimentas en tu andar? ¡Ahora imagínate que tú mismo seas parte de la
causa de la transformación de otros! Que los ayudes, orientes, y apoyes. Lo
mejor de todo: que no necesites hacer algo extraordinario sino vivir tu vida
con congruencia, carácter y rectitud.
La
verdadera maravilla de la vida es que siempre detrás de lo ordinario se esconde
algo extraordinario y de lo rutinario algo asombroso, y que tú puedes llegar a
ser más de lo que creías ser e incluso ayudar a otros a brillar, y no olvides: llegar
a tus metas te hace exitoso, pero además ayudar que otros lleguen a las suyas
te hace trascendente.
Roberto
Celaya Figueroa, Sc.D.
Formación
• I+D+i • Consultoría
Desarrollo
Empresarial - Gestión Universitaria - Liderazgo Emprendedor
Este
artículo puede verse en video en https://youtu.be/ly9pam35DiI
También del mismo autor: Curso internacional para
el mundo de habla hispana “¿Tu helado se
derritió? -Construcción dinámica de liderazgo trascendental-”. Más información en: https://bit.ly/3YjYptw
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