En la vida nos encontraremos constantemente enfrentando retos y conquistando metas, en función de la magnitud del reto o la meta, el contar con las manos, mentes y almas adicionales que el trabajo en equipo da, facilitará el logro de nuestros objetivos y la socialización de ellos.
Si
eres una persona sana podrás con facilidad levantar una bolsa de comida para
perro de 25 kilos, pero si quisieras levantar sin ningún aparato, con pura fuerza
humana, un auto promedio cuyo peso es de unas dos toneladas ocuparías unas 80
personas, pero de que lo levantarían, lo levantarían.
El
descubrimiento de América, la llegada del hombre a la luna, la revolución de
las tecnologías de la información… piensa en algún evento que haya venido a cambiar
el mundo y, si, es cierto, siempre habrá alguien que sea la imagen o ícono de
la meta conquistada, pero también es cierto que esos grandes logros implicaron
un equipo de cientos, en ocasiones miles de gentes que colaboraron para la
consecución del mismo.
Los
ejemplos anteriores tienen un símil con los retos y metas de la vida: tú solo podrás
lograr muchas cosas, pero si potencializas ese esfuerzo adicionándolo con
la
energía de otras personas, es obvio que el logro tendrá mayor alcance. Solo que
para que se de lo anterior es un requisito ineludible el que las demás personas
compartan el objetivo perseguido para poner su tiempo y esfuerzo en la consecución
de la meta común.
Ahora bien, salvo que se trate de una meta
eminentemente personal, la mayoría de los sueños tiene algo que es común a
otras personas y que es lo que puede explotarse para sumar voluntades para el
logro del mismo. La cuestión es saber identificar qué es lo que puede ser
atractivo para los demás y así hacerlos partícipes del proyecto.
¿Qué quieres lograr?, ¿por qué lo quieres lograr?,
¿para qué lo quieres lograr?, ¿quiénes pudieran sumarse a la búsqueda de esta
meta?; en la medida que tengas claridad en cuanto a las respuestas de los
cuestionamientos anteriores se te facilitará el que en un momento dado puedas
sumar más voluntades al proyecto.
Y cuando hablamos de voluntades –y esto debes
tenerlo muy en mente-, no solo hablamos de manos, es decir, de fuerza operativa
para “hacer”, sino también (y de ahí el título de este artículo) de mentes y
almas, es decir, de ideas y pensamientos así como de sentimientos y voluntades.
Luego entonces quienes participen deben no solo “hacer” sino también “pensar” y
“sentir” el proyecto, de ahí que cuando pienses incluir más gente en la
búsqueda de metas comunes deberás adoptar el papel de líder y propiciar que
todos sean y se sientan parte del proyecto.
El trabajo de equipo no se circunscribe a que más
gente esté trabajando por el logro de una meta, sino que trasciende este hecho
pues busca que las ideas y pensamientos se fusionen y los sentimientos y
emocionen dinamicen las acciones para conquistar los objetivos planteados, así
que recuerda trabajar en equipo es darles más manos, mente y alma a tus
proyectos.
Roberto
Celaya Figueroa, Sc.D.
Formación
• I+D+i • Consultoría
Desarrollo
Empresarial - Gestión Universitaria - Liderazgo Emprendedor
Este artículo puede verse en video en https://youtu.be/t8gYp_0nzfA
También del mismo autor: Curso internacional para
el mundo de habla hispana “¿Tu helado se
derritió? -Construcción dinámica de liderazgo trascendental-”. Más información en: https://hotmart.com/es/marketplace/productos/tu-helado-se-derritio-construccion-dinamica-de-liderazgo-trascendental/B91847525Q