Constantemente
escuchamos sobre la importancia de establecer metas y objetivos así como las
estrategias para alcanzarlos, esto que es de aplicación práctica para muchas
facetas de la vida sin duda alguna que lo es también para la vida misma, pero preguntémonos
¿qué tanta importancia le damos a ello?
De
inicio te propongo un ejercicio que manejo en mis talleres. Dime ¿qué deseabas
ser cuando niño pensando en cuando estuvieras grande? Lo que sea.
Pintor,
cantante, futbolista, astronauta, todo es válido. Ahora dime ¿qué hiciste para
alcanzar eso? Cuando hago esta dinámica salen para la primer pregunta cosas muy
interesantes como las que mencioné, pero para cuando hago la segunda pregunta
el silencio es el que impera, ¿por qué? pues porque realmente nadie efectuó una
acción seria cuando niño para ser lo que deseaba de grande, bueno, casi nadie.
¿Y
esa es toda la dinámica? Tal vez te preguntes. Pues no. Hay una segunda inmediatamente
después de esta donde la pregunta es ¿qué deseas ser o dónde deseas estar en tu
vida dentro de 20 años? De igual forma todas las respuestas son aceptables. Una
vez respondido eso la siguiente pregunta es ¿qué estás haciendo ahorita para
lograr lo anterior? Por increíble que parezca una gran mayoría, al igual que
cuando niños, tienen en claro qué desean ser o dónde desean estar en su vida en
20 años, pero, al igual que en el ejercicio anterior, pocos son los que ahorita están haciendo algo
para ello.
¿Cuál
es la conclusión de esta dinámica? Sencilla: así como no lograste lo que querías
cuando niño por falta de estrategias y acciones, de igual forma en 20 años es
poco probable logres lo que ahora quieres ser o estar en tu vida si no tienes estrategias
y acciones aparejadas.
El
sentido de esta reflexión no es para nada perdernos en los auto-reclamos por lo
que no hayamos realizado, sino más bien hacernos crear conciencia de lo rápido que
se va la vida, de lo valioso que es tener sueños, metas y objetivos y de la necesaria
acción requerida para lograr estos últimos.
Ahora
bien, el tener sueños, metas y objetivos sin acciones para alcanzarlos es una
pérdida de tiempo, pérdida de tiempo en el sentido que esto, el tiempo, se nos irá
de las manos sin lograr nada en concreto; pero con todo y todo peor que eso es
cuando no se cuenta ni siquiera con esos sueños, metas y objetivos, en ese caso
ni siquiera sabemos a dónde vamos.
Cuando
planteo esto siempre quiero mesurar las conclusiones pues tampoco se trata de
que nuestra vida la tengamos al 100% planeada como si de una obra de teatro se
tratara, la vida es dinámica, es impredecible, es cambiante, nunca deja de
sorprendernos, pero hay un punto medio donde ni tenemos todo planeado y por ende
controlado pero tampoco todo tan suelto sin ningún plan que prácticamente o nos
sirva de nada.
La
riqueza de la vida en ocasiones se aquilata cuando ya no queda mucho de esta,
ojalá éste no sea tu caso y establezcas una dinámica donde tu realización plena
como persona esté siempre en la mira, para ello recuerda Una vida sin metas,
retos ni sueños es como pretender avanzar en un auto sin gasolina, llantas ni
motor.
Roberto
Celaya Figueroa, Sc.D.
Formación
• I+D+i • Consultoría
Desarrollo
Empresarial - Gestión Universitaria - Liderazgo Emprendedor
Este artículo puede verse en video en https://youtu.be/hE122QdYw7o
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