jueves, 7 de octubre de 2021

En la vida, carga lo que te hace mejor y deja lo que no, ¡ah!, y no olvides que al revés no funciona


 

Nuestro mismo caminar por la vida nos va dejando un cúmulo de experiencias que van definiendo nuestros valores, nuestras filias, nuestras fobias, en otras palabras nuestro carácter y nuestra personalidad, lo que somos y lo que mostramos, todo esto se convierte queramos o no en algo con lo que cargaremos, pero esa carga puede ser a favor o en contra de nuestro proyecto de vida si es que nos ayuda a construirlo.

 

Si analizas lo que actualmente eres te darás cuenta del conocimiento, las habilidades, las actitudes y los valores que conforman eso que puedes llamar tu personalidad. Todo eso se ha ido construyendo a lo largo de tu vida con base en las diferencias experiencias que has tenido. Esas experiencias, si han sido favorables en su percepción o si han arrojado un resultado agradable o aceptable generará en ti estados de ánimo positivos, caso contrario si estamos hablando de sucesos desfavorables o resultados desagradables.

 

Como esa experiencia se vuelve lo que somos, o nosotros nos volvemos esa experiencia, tenemos el problema de que no podemos decidir propiamente dicho con qué nos quedamos y que desechamos, ya que esas experiencias están ancladas en nuestra misma vida y desconocerlas solo sería posible si no las hubiéramos vivido.

 

Pero una cosa es no poder cambiar nuestra historia y otra muy distinta el que dejemos que la misma nos ancle en lo que fuimos, así es: lo que fuimos. Me ha tocado estar dirigiendo varios talleres de liderazgo, motivación y emprendedurismo y me he dado cuenta cómo es que esas experiencias negativas uno las va cargando por la vida como bolsas que cada vez nos pesan más y más y no nos permiten avanzar pues siempre están ahí para recordarnos que no podemos, que no intentemos o, peor aún, que no merecemos.

 

Hay muchas técnicas para aceptar nuestra historia, reconciliarnos con ella y avanzar tomando de la misma aquello que nos ayude a construir nuestro proyecto de vida. Algunas técnicas llevan más tiempo en hacerse o en dar resultado, otras son más personales e íntimas, pero al final todas concurren en lo mismo: aceptación, reconciliación, utilización.

 

Aceptación de nuestra historia de vida como algo valiosísimo desde el punto de vista de que nuestras experiencias nos han hecho lo que somos, reconciliación con todo aquello que podríamos enmarcar como negativo, sea que lo hayamos hecho o lo hayamos experimentado, para liberarnos de la pesadez que implica el conflicto, y utilización, así es, utilización ya que toda experiencia, buena o mala, conlleva una lección de la cual podemos sacar provecho si la usamos para no solo ser más sino mejores.

 

Te propongo un ejercicio sencillo para dar ese primer paso: toma una foto de cuando estabas chico y mírala. Trata de recordar como eras, como pensabas, como sentías. Después de un tiempo háblate, así es, háblate y platica de aquellas cosas negativas que aún te pesan de tu vida (te sugiero cada ocasión sea una sola cosa para no mezclar ideas y sentimientos). ¿Que qué vas a decirte? Lo que te nazca. Créeme, este ejercicio de manera natural te va llevando por caminos que requieren ser recorridos para ser sanados.

 

No me gusta dar muchos pasos pues la idea es que tú te vuelvas tu propio maestro de vida. Así que sólo háblate, háblate de esa experiencia, sin justificar ni condenarte, solo como algo que fue. Después de hablarte durante todo el tiempo que querías (eso lo sabrás cuando sientas que ya has dicho todo lo que tenías que decir) viene ahora la otra parte: quédate viendo esa tu foto y escucha la respuesta que ese niño que fuiste te daría. Solo escucha sin juzgar, sin criticar, sin condenar. Solo escucha. Poco a poco verás grandes cambios que te permitirán avanzar en tu vida con más ligereza.

 

Lo que somos está hecho de cosas buenas y cosas no tan buenas que hemos vivido, pero la magia de nuestro ser estriba en que podemos usar las primeras y transmutar casi milagrosamente las segundas para incluso de ellas aprender, así que no lo olvides en la vida, carga lo que te hace mejor y deja lo que no, ¡ah!, y no olvides que al revés no funciona.

 

 

Roberto Celaya Figueroa, Sc.D.

Formación • I+D+i • Consultoría

Desarrollo Empresarial - Gestión Universitaria - Liderazgo Emprendedor

www.rocefi.com.mx

 

Este artículo puede verse en video en https://youtu.be/zm4PynlUGVs

 

 

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