Nuestro caminar por la vida está lleno de momentos azarosos donde la oscuridad parece nunca va a ceder y momentos luminosos donde nos damos cuenta del enorme potencial que tenemos, aprovechar ambos nos permite alcanzar nuestro destino en la vida.
Pensemos en alguien
que le haya ido mal en un negocio, que haya, como se dice, perdido “hasta la camiseta”. Podemos
en este caso llegar incluso a cuantificar su pérdida, pero aunque
no fuera así al menos podemos ver cuál es el límite de la misma: lo que la
persona poseía.
Pensemos ahora en
alguien que le haya ido mal en una relación. En este caso de igual forma podemos cuantificar
cuanto tiempo ésta persona “desperdicio” (por
llamarlo
en cierta forma) en la relación que se fue al traste y aunque no hiciéramos esa cuantificación, sí podemos saber
que el tiempo de “perder el tiempo” terminó una vez que la relación
finalizó.
Pudiéramos poner más
ejemplos, pero quiero quedarme con esos y ahora verlos de otra forma. En el
primer caso, supongamos que al contrario de lo que sucedió, a la persona en
cuestión le hubiera ido excelentemente bien, ¿cuánto puede ganar alguien en un
buen negocio? No lo sabemos, el negocio puede dar y dar por años e ir creciendo
por lo que no sabemos hasta donde pueda dar.
Lo
que quiero que veas con estos ejemplos es que la vida nos da lecciones muy interesantes
sobre la misma: las caídas, los errores, las pérdidas, siempre tienen un
límite, un punto hasta donde pueden llegar; más sin embargo los triunfos, los logros,
los aciertos, prácticamente no tienen un límite, puede seguir los beneficios que
devengan de los mismos más allá incluso de lo que pudiéramos prever.
Esta
reflexión sobre la vida es para retomarla en nuestro andar por la misma ya que
una regla de la primera es que experimentaremos en la misma sombras y luces, es
decir, momentos negativos (por llamarlos en cierta forma) y momentos positivos.
Los
momentos negativos si bien a nadie le gustan hay que verlos en la perspectiva no
solo de que no van a durar por siempre sino de que sus efectos en nosotros para
dañarnos, quitarnos o hacernos menos es limitado; de la misma forma cuando
tengamos momentos de gran triunfo o ideas de gran lucidez y claridad, debemos
aprovechar para dar el impulso necesario en alcanzar nuestros sueños y nuestras
metas en el pensamiento de que no hay límites para nuestro potencial.
La
vida nos permite mediante la caídas entender nuestras limitaciones y ejercitar nuestra
humildad, requisitos ambos para alcanzar nuestro potencial como seres de luz
explotando los momentos favorables que se nos presenten, así que no lo olvides
lo bueno de caer es que sabes hasta donde caerás, lo bueno de volar es que
límites nunca habrá
Roberto
Celaya Figueroa, Sc.D.
Formación
• I+D+i • Consultoría
Desarrollo
Empresarial - Gestión Universitaria - Liderazgo Emprendedor
Este artículo
puede verse en video en https://youtu.be/PPiIMJNj3kg
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