jueves, 10 de septiembre de 2020

En la vida, los demás te podrán acompañar, pero eres tu quien debe caminar


 

El ser humano es un ente social, desde que nacemos y hasta el final de nuestros días estamos rodeados por personas que interactúan con nosotros y que en muchos casos llegan a formar parte de nuestra vida, con todo y ello, la responsabilidad última de nuestro andar recae siempre en nosotros.

 

Es un hecho que a todos nos gusta estar acompañados. Este acompañamiento puede ser físico pero nuestra mayor necesidad es emocional e intelectual. Cuando decimos acompañamiento emocional e intelectual nos estamos refiriendo a esa necesidad de ser aceptados e incluso reconocidos en nuestros pensamientos y en nuestras emociones. De manera natural tenemos en nosotros esa necesidad de aceptación que nos impele a buscar en los demás una aprobación con nuestro actuar.

 

Esto es entendible ya que una manera en que la sociedad se protege y nos protege es precisamente validando o sancionando socialmente el actuar de cada uno de sus individuos. Ahora bien, aunque esto es entendible, hay que tener sumo cuidado en no supeditar a la opinión ajena nuestras decisiones como si la finalidad de las mismas fuera el conseguir esa aprobación que tanto se desea. La finalidad última de todo lo que somos y hacemos debe estar en función precisamente de nuestra plena realización.

 

Si lo anterior conlleva enfrentarnos al dilema de hacer lo que consideramos es lo mejor para nosotros o bien lo que los demás nos digan, en nosotros estará la decisión y sea la que sea no podremos adjudicarles a los demás la responsabilidad de la misma.

 

Pero también esta otro punto negativo para nuestro desarrollo donde no solo se espera la aprobación de lo que hacemos por parte de los demás sino incluso se espera que sean ellos los que nos digan que hacer y prácticamente decidan sobre nuestra vida.

 

Creo que todos debemos de conocer a alguna persona que siempre espera que sean otros los que con sus guías y consejos le señalen el camino que debe de seguir, esta actitud aún es peor que la anterior pues busca poner en otros las riendas de la vida de cada quien.

 

En ambos casos, sobre todo en este último, si bien es sumamente cómodo el traspasar la responsabilidad de las decisiones que se tomen a los demás, no deja también de ser trágico en el sentido que dejamos que otros decidan, que otros vivan nuestra vida, pero peor aún: en ocasiones ni siquiera llegan a buen puerto en cuanto las decisiones que se tomen.

 

Ojo, no estoy abogando por no considerar todas las voces que puedan darnos luz sobre alguna decisión, dice un dicho que dos cabezas piensan mejor que una y es verdad, claro que puede uno preguntar, inquirir, buscar consejo, pero también hay que tener claro que eso será simplemente para poder tener más elementos de decisión, pero la decisión siempre será nuestra.

 

No creo que alguno de nosotros permitiera que otra persona usara su cepillo de dientes, pues más importante que el cepillo de dientes es nuestra propia vida como para esperar que otros validen favorablemente todo lo que hacemos o peor aún sean ellos quienes tomen nuestras decisiones, después de todo en la vida, los demás te podrán acompañar, pero eres tu quien debe caminar.

 

Roberto Celaya Figueroa, Sc.D.

Formación • I+D+i • Consultoría

Desarrollo Empresarial - Gestión Universitaria - Liderazgo Emprendedor

www.rocefi.com.mx

 

Este artículo puede verse en video en https://youtu.be/PsUgu8vC_g4

 

 

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