jueves, 20 de agosto de 2020

Opiniones sin acciones son solo buenas intenciones

 

Un principio de la física señala que a cada acción corresponde una reacción, este principio también es aplicable en nuestra vida cotidiana donde nuestras intenciones, por más nobles y elevadas que sean, requieren de nuestra acción para convertirse en algo tangible.

 

En una ocasión, en un receso en un taller que estaba dando, uno de los participantes señalaba que ciertos logros de ciertas personas en realidad no tenían mucho mérito pues eran cosas que cualquiera pudo en su momento haber hecho, y tenía razón, pero no veía la película completa, por lo que mi comentario fue ese, que tenía razón, pero que las personas que habían logrado esto o lo otro tenían una cosa que los diferenciaba de los demás: habían puesto acción a sus ideas.

 

En muchas ocasiones podemos ver pequeños, medianos o grandes logros y preguntarnos ¿por qué no lo hice yo? La respuesta es como la que le di a esa persona que criticaba logros ajenos: porque para que algo se lleve a cabo tenemos nosotros mismos que realizarlo.

 

Cuando platico de esto me gusta ver desde otra óptica el proceso de realizar lo que deseamos, yo lo llamó la óptica creacionista. A diferencia de los animales que actúan por instinto, los humanos tenemos imaginación, creatividad y pensamiento que nos permite crear ideas en lo abstracto y después trabajar para hacerlas realidad. Este es un proceso netamente creacionista, usando con toda intención y connotación esa palabra, pues nos caracteriza con un potencial de convertir las intenciones en acciones y lo intangible en tangible.

 

Cada acto que realizas, por más cotidiano que te parezca, es un reflejo de ese enorme poder creador que tienes. Piensa en lo que sea, desde prepararte la comida hasta realizar un proyecto, todo en ello implica ideación y realización, y en medio de esto estamos nosotros como creadores.

 

Ahora bien, se entiende que hay de metas a metas y de sueños a sueños. Hay algunas metas y algunos sueños fáciles de hacer y lograr y algunos difíciles y complicados, pero la cuestión no está en lo fácil o difícil que puedan ser sino en la capacidad que tenemos de sobreponernos a los retos para hacer que nuestra voluntad salga avante. Incluso en aquellas empresas donde no logremos lo deseado, el solo hecho de dinamizar nuestra voluntad nos va habilitando cada vez más para mayores capacidades creadoras y en ese sentido nos va permitiendo ser cada vez más dueños de nosotros mismos y de nuestro destino.

 

Por último, no podemos dejar de mencionar la responsabilidad que existe cuando se expresan ideas de cómo deberían hacerse las cosas, ya que ello implica una responsabilidad para quien habla: demostrar sus acciones encaminadas a hacer lo que dice debería hacerse.

 

No estamos aquí solo para esperar que nuestros sueños y metas se hagan realidad o para decir cómo deben hacerse las cosas, estamos aquí para ser partícipes de los cambios que deseamos, después de todo: opiniones sin acciones son solo buenas intenciones.

 

Roberto Celaya Figueroa, Sc.D.

Formación • I+D+i • Consultoría

Desarrollo Empresarial - Gestión Universitaria - Liderazgo Emprendedor

www.rocefi.com.mx

 

Este artículo puede verse en video en https://youtu.be/k1vJW54PV0U

 

 

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