Sin
duda alguna que en ocasiones todos hemos experimentado ese deseo o necesidad de
que más personas nos apoyarán en los proyectos
que nos hemos planteado, este apoyo
redituaría en conseguir antes y con menor esfuerzo la meta a la vez que
potenciaría el alcance de los resultados, pero para ello, quienes se sumen a
nuestro esfuerzo, deben sentirse identificados con nuestro sueño.
En
una ocasión, en un taller sobre trabajo en equipo, uno de los participantes planteó
una pregunta muy directa: “¿cómo puedo hacer para que la gente trabaje con
gusto y disposición en equipo?”, como la pregunta era directa mi respuesta también
lo fue: “sencillo, no busques que colaboren para una meta, sino que colaboren
para su meta”.
En
muchas ocasiones me ha tocado ver en los “trabajos de equipo” un error muy básico,
el cual es de establecer una meta y buscar sumar gentes para lograr esa meta.
Esta manera de ver las cosas es errada desde el mismo momento en que la gente
no identifica la meta como suya con lo que su apoyo estará bastante condicionado.
En
otras ocasiones, queriendo paliar el error anterior, se busca que “entre todos”
se establezcan las metas, pero generalmente resultan que esas metas ¡ya están en
cierta forma señaladas! Por lo que más bien el ejercicio se torna en un “dado que
queremos lograr esto, dime tu cómo lo plantearías como meta personal y de grupo
y cómo podríamos conseguirlo”.
Ambos
planteamientos no apuntan correctamente a la manera de manejar el trabajo en
equipo, y no lo digo solo como forma de pensar sino basado en la experiencia:
si una persona no sabe y siente que en realidad se está trabajando por su meta
(no por una meta de grupo, sino por su meta), la fuerza que éstas aporten al
equipo será mínima.
Ejercicios
hay muchos para entender esto y llegar a desarrollarlo, yo tengo los míos
propios, pero una cosa sí te digo: todas las personas tienen metas, sueños, deseos,
lo importante en un líder no es plantear una meta (ni siquiera aunque esta meta
sea consensada en equipo) para luego ver como motiva a su gente a trabajar por
ella, la verdadera destreza del líder consiste en identificar qué es lo que
quiere cada integrante del equipo y configurar la dinámica del logro de la meta
en común como un efecto residual de los logros de las metas individuales.
Quiero
hacer énfasis en esto que acabo de señalar pues generalmente la exposición de
ideas cuando se trabaja en equipo es al revés: “si trabajas por la meta común
te verás beneficiado”; lo que yo planteo cambia este pensamiento para ir de lo
particular a lo general: “al hacer esto o lo otro te beneficiaras directamente,
y como consecuencia de ello se conseguirá la meta común”.
Si
bien sutil, el cambio en la forma de pensar es considerable. Créeme. Lo he visto.
Y planteado de otra forma podríamos decir que en vez de llegar con alguien en
lo individual o en lo colectivo para “venderle” la idea de la nobleza de una
meta, lo realmente retador pero mayormente redituables es ver qué es lo que esa
persona quiere e incorporar sus acciones para lograr su meta como parte de las acciones
para empujar al grupo hacia la meta común.
En
tu vida tendrás necesidad de que más voluntades se incorporen a la consecución
de tus metas, metas que desde ese momento se tornarán grupales, en ese momento
lo que debes tener en mente al mover a los demás en pos de la meta común es la
idea de que cada participante entienda que trabaja para sus etas
y que como efecto de ello se logra el objetivo grupal, después de todo cuando
trabajas en equipo no sumas voluntades... ¡las multiplicas!
Roberto
Celaya Figueroa, Sc.D.
Formación
• I+D+i • Consultoría
Desarrollo
Empresarial - Gestión Universitaria - Liderazgo Emprendedor
Este artículo
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