Si hay algo seguro en esta vida es que la misma no está
exenta de problemas. Prácticamente cada paso que uno da trae su consiguiente
reto que debe ser enfrentado y al que podríamos llamar problema, aunque visto
de una manera positiva más bien estaríamos enfrentando una oportunidad.
Sin duda alguna hay de retos a retos. Retos los hay que
casi son imperceptibles y que se resuelven con un mínimo esfuerzo de nuestra
parte. De igual forma hay retos que prácticamente son insalvables y que uno
termina por continuar con la vida sin haberlos resuelto plenamente.
Independientemente de si el reto que enfrentemos es
pequeño o grande puede verse siempre a través de dos cristales: aquel que lo ve
de manera negativo, como un problema, o aquel que lo ve de manera positiva,
como una oportunidad.
Sin duda alguna un reto es un problema en sí, pero un
problema que se nos presenta para que le demos solución, es así como si nos
enfocamos en la solución adoptaremos la actitud positiva de ver el reto como
una oportunidad, ¿oportunidad de qué? principalmente de crecer como persona.
Ahora bien, ¿cómo pudiera crecer uno como persona? Pues
básicamente de dos maneras: una es encontrando efectivamente la solución para
el reto volviendo el problema en un asunto resuelto. Es esta opción en la que uno
adquiere conocimientos y habilidades relacionadas con el reto que enfrentó que
lo llevan a moverse en el ámbito de las capacidades propias hacia más y mejores
estados de desarrollo.
La otra opción es aquella en la cual no podemos encontrar
una solución para el reto enfrentado con lo que tenemos que continuar con
nuestra vida sin haberlo resuelto. No podemos engañarnos creyendo que ante todo
reto que enfrentemos saldremos airosos, pero esto no quiere decir no crezcamos
como personas. En esta opción de igual forma uno adquiere conocimientos y
habilidades que tal vez en esta ocasión no nos sirvieron para resolver lo que
enfrentamos pero que nos habilitan para estar en mejores condiciones de
enfrentar retos futuros, pero independientemente hay un valor adicional
colateral y es el de hacernos consientes de nuestras limitaciones y las de los
demás, y por ende humildes y empáticos.
Visto de esta forma, todo reto, todo problema, siempre
tiene un resultado positivo, sea que el problema en sí se resuelva o sea que
aunque no se resuelva nos permita ser mejores personas. ¿Un problema no tiene
solución?... ¡pues créasela!
Roberto
Celaya Figueroa, Sc.D.
Formación
• I+D+i • Consultoría
Desarrollo
Empresarial - Gestión Universitaria - Liderazgo Emprendedor
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lo que lees? -Curso bíblico autodidáctico en 38 lecciones-”, desde www.rocefi.com.mx (Menú “Libros” Sección “e-book gratis”)
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