viernes, 14 de diciembre de 2018

Un error nos permite aprender en humildad y así ser doblemente mejor que antes de cometerlo



En nuestro andar por la vida cometeremos muchos errores, esto es normal si pensamos que en realidad es nada lo que sabemos al nacer y mucho lo que tenemos que aprender, pero incluso de un error podemos aprender muchas cosas, siendo una de las principales la humildad.

Sin duda alguna lo que menos puede gustarnos de nuestro andar por la vida es cuando tropezamos, cuando caemos, cuando fallamos. Realmente la sensación depresiva, de desasosiego, no es algo que fácilmente se vaya, pero eso no quiere decir que el error cometido nos haga una peor persona ya que hay algo valioso que por sí mismo tiene.

Si nuestra vida fuera un brincar de éxito en éxito sin duda alguna, conociendo la naturaleza humana, generaría en nosotros graves problemas de ego pues nos harían vernos y pensarnos como perfectos, como infalibles. Lo anterior, además de ser completamente absurdo e irreal, generaría en nosotros una personal imposible de interactuar con los demás.

Visto de esta forma podemos decir que un error siempre trae tres enseñanzas: aquellas áreas de oportunidad que pueden trabajarse aún en nosotros, aquellas situaciones, factores o variables externos a los que debemos poner atención, y ese entendimiento personal de que ni nosotros ni los demás somos perfectos e infalibles.

Lo primero, es decir, identificar aquellas áreas de oportunidad que pueden trabajarse aún en nosotros, se refiere a ver qué es lo que en nosotros generó o ayudó para que el error se llevara a cabo. En ocasiones los errores cometidos son por cuestiones donde hay aún facetas de nuestra personalidad que deben ser trabajadas y el error es un buen pretexto para revisar esto.

Lo segundo, es decir, identificar aquellas situaciones, factores o variables externos a los que debemos poner atención, se refiere a aceptar que hay algunas cosas ajenas a nuestro control, externas a nosotros mismos, que pueden incidir en los resultados de lo que emprendamos y que debemos considerar, en la medida delo posible, para que esa influencia sea vea sino eliminada al menos reducida al máximo.

Lo tercero, es decir, el entendimiento personal que surge del error cometido y que implica entender de que ni nosotros ni los demás somos perfectos e infalibles, nos lleva, sí, a la humildad personal, pero también, y de mayor valor, a la empatía social, es decir, a entender, comprender y aceptar que los demás también se equivocan, generando ambas percepciones una conciencia sobre la cual  pueden construirse relaciones interpersonales más enriquecedoras.

Cuando se comete un error uno aprende mucho de él, tanto de las áreas de oportunidad que en nuestra persona detectemos para trabajar, como de las circunstancias externas que debemos considerar en nuestro andar por la vida, pero sin duda alguna un plus de aprendizaje tiene que ver con sabernos humanos, falibles, de esta forma un error nos permite aprender en humildad y así ser doblemente mejor que antes de cometerlo.



Roberto Celaya Figueroa, Sc.D.
Formación • I+D+i • Consultoría
Desarrollo Empresarial - Gestión Universitaria - Liderazgo Emprendedor

Este artículo puede verse en video en  https://youtu.be/l_HS67B_96Y


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