viernes, 9 de noviembre de 2018

Un error no te hace peor, te hace mejor si aprendes algo de él



Todos en nuestro andar por la vida tropezamos, caemos, pero de esos que podríamos llamar errores e incluso fracasos podemos aprender algo que nos ayude a ser las personas de excelencia que estamos llamadas a ser.

Sin duda alguna a nadie nos gusta tropezar por la vida. Los errores, los fracasos, no son precisamente algo que nos haga sentir bien ni mucho menos que podamos mostrar, pero con todo y ello sí pueden llegar a ser algo de lo que podamos aprender  y por ende ser mejores.

Cuando uno plantea algo positivo como resultado de algo tan negativo como el tropezarse o caer en la vida, de inicio puede parecer como un absurdo, pero si uno lo piensa detenidamente de toda situación adversa algo puede aprenderse, más si uno se enfoca en el origen, el desarrollo y el resultado de la adversidad.

En cuanto al origen, una verdad de perogrullo es que todo sucede por algo, y está bien pensarlo así, pero en el caso de los tropiezos, las caídas, esta verdad debe llevarse a un sentido práctico que nos permita identificar las causas que originaron la adversidad, sobre todo si esas causas son imputables a uno mismo.

En cuanto al desarrollo, es menester identificar los factores que llevaron al tropiezo, al fracaso, pero que fueron parte del cómo se fueron dando las cosas, esto porque hay ocasiones en que algo inicia bien pero de igual forma algo en el camino termina por desbarrancar el trayecto inicial. Al igual que el caso anterior, el énfasis debe estar en las responsabilidades personales de ello.

Por último, en cuanto a los resultados, el enfoque de análisis no debe estar en lo negativo que en sí mismo es el tropiezo, la caída,  sino más bien en aquellas cosas que podamos aprender de lo que se ha obtenido.

En todos estos análisis el énfasis, como se comentó, está puesto en las responsabilidades que uno mismo pudo haber tenido en los tropiezos, las caídas, esto por una causa muy lógica: sólo lo que pensamos, lo que hacemos, vaya, lo que somos, es lo que en cierta forma podemos controlar.

Lo anterior no quiere decir que no debamos analizar aquellos factores ajenos a nuestro control que tuvieron incidencia en el tropiezo, en la caída, claro que deben ser analizados si algo de ello puede aprenderse, pero no perder mucho el tiempo en ello como si el control de los mismos dependiera de nosotros.

Cada tropiezo, cada caída en esta vida conlleva una enseñanza, algo de lo que podemos aprender para con ello avanzar de manera decidida en la construcción de nuestro proyecto de vida, así que no lo olvides: Un error no te hace peor, te hace mejor si aprendes algo de él.



Roberto Celaya Figueroa, Sc.D.
Formación • I+D+i • Consultoría
Desarrollo Empresarial - Gestión Universitaria - Liderazgo Emprendedor

Este artículo puede verse en video en  https://youtu.be/VVj3znlkrj0


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