El devenir de la historia humana demuestra con creces que
lo que en ocasiones parece una derrota no es más que los preparativos para un
éxito futuro, de ahí la importancia de no desistir en los intentos por lograr
nuestros sueños
Todos conocemos la historia de Thomas Alva Edison a quien
los historiadores le adjudican más de mil intentos para fabricar la bombilla
eléctrica, y su respuesta al señalamiento de estos fracasos en el sentido de
que él no había fracasado sino que al contrario había descubierto mil formas de
no hacer una bombilla, hasta que tuvo éxito.
Una de las características de nuestro tiempo es
precisamente la rapidez y facilidad para lograr las cosas, lo cual contrasta
grandemente con el tiempo y el esfuerzo necesario en el pasado para cualquier
acción, simplemente pensemos que para cruzar el atlántico en la época de Colón eran
necesarios alrededor de dos meses, hoy con 12 horas podemos pasar de un
continente a otro.
Lo anterior genera una nueva personalidad en los
individuos que tiende a desistir si las cosas no se obtienen fácil y rápido,
pero a diferencia de los avances tecnológicos, la naturaleza del ser humano no
ha cambiado por lo que sigue requiriendo de tiempo y esfuerzo para generar lo
que denominamos carácter. Pensemos por ejemplo en las plantas, muchos avances
científicos se han dado al respecto pero los tiempos de nacimiento y maduración
no han cambiado por lo que uno tiene que ajustarse a estos a fin de obtener
fruto abundante.
De la misma forma el carácter de las personas requiere de
tiempo y esfuerzo para crecer y madurar, tiempo y esfuerzo que permite, por un lado,
la adaptación física de nuestro ser a las condiciones del mundo que vivimos, y
por otro, la adaptación emocional e intelectual a ese mismo entorno, siendo la
conjunción de estos elementos lo que forma lo que se llama carácter.
Ahora bien, ¿qué sucede entonces si a la primera de
cambios se desiste en los intentos de conseguir nuestras metas? Curiosamente lo
de menos es que no conseguiremos los objetivos planteados, el problema real y
mayor es que no se desarrollará el carácter necesario para ser un triunfador.
¿Y qué puede hacerse ante lo anterior? Simple y sencillamente no desistir de
nuestros intentos por conseguir nuestras metas, lo cual generará –ojo-
independientemente de si se consiguen o no las metas, un carácter a prueba de
caídas y vendavales pues nuestra fortaleza interna será tal que permitirá
sortear los más grandes obstáculos.
¿Lo anterior quiere decir que nunca se resentirán las
caídas? ¡Claro que no!, por más carácter que se tenga uno no deja de ser
humano, de sentir, de alegrarse lo mismo que sufrir, la ventaja con el carácter
desarrollado es que tendremos la fuerza necesaria para salir por nosotros
mismos hasta el otro lado de la orilla lo que nos permitirá retomar nuestro
camino haciéndonos dueño de nuestra vida y por lo tanto de nuestro destino.
Lo que en nuestra vida y ante los ojos de los demás
pueden parecer errores, con el paso del tiempo y si uno persevera en conquistar
no solo las metas planteadas sino la vida misma, después de todo qué curioso:
cien errores te pueden conducir a un gran acierto, ¡nunca dejes de intentarlo!
Roberto
Celaya Figueroa, Sc.D.
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