Independientemente
de que lo andemos buscando en la vida, el hecho de caminar hacia lo desconocido
genera siempre y en todo momento una aprensión, cierto miedo, del riesgo que se
corre al intentar algo, pero visto de otro modo, no habría forma de saber si
lograremos algo o no que intentándolo.
“¿Y
si no resulta?, ¿y si fracaso?, ¿y si salgo perdiendo?”, yo creo que todos, o
hemos oído estas frases en boca de alguien que dudada de hacer algo o no o bien
incluso nosotros mismos las hemos dicho cuando la incertidumbre del resultado
de una acción se apoderaba de nuestro ser.
La
vida misma es un riesgo desde el mismo momento que desconocemos el futuro. La
acción más insignificante, la más rutinaria, la de menor impacto en nuestra
vida, por más cierto que la veamos, es incierta desde el momento mismo que no
sabemos si la podremos realizar –pues cualquier cosa puede pasar- ni del
resultado de la misma.
A
pesar de lo anterior aprendemos a vivir en esa incertidumbre ya que la mayoría
de las cosas son muy previsibles ya que la misma recurrencia de ellas en
nuestra vida nos da esa sensación de seguridad.
Pero
hay situaciones que por su misma naturaleza salen de esa recurrencia, por ejemplo cuando iniciamos nuestro andar en pos
de una meta, sueño u objetivo, y dado lo novedosos de esa acción la
incertidumbre, que siempre está existente, se nos vuelve más palpable.
Esa
incertidumbre también está relacionada con el resultado de la ecuación
riesgo-valor pues no es lo mismo intentar algo de poco riesgo y de poco valor
-como resultado de la acción- a intentar algo que tenga un mayor valor pero
cuyo riesgo sea considerable.
Independientemente
de esto, ante esa sensación que la incertidumbre genera en nuestra persona,
tenemos dos opciones, opciones que, contrariamente a lo reactivo de la
sensación que estamos mencionando, tiene su asiento en la voluntad. Esas
decisiones son intentarlo o no intentarlo.
Decir
que esa decisión tiene su asiento en la voluntad quiere decir que aunque
sintamos miedo, incertidumbre, turbación, aun así damos el paso e iniciamos el
andar en pos de lo que estamos buscando.
No
hay una receta mágica, un consejo válido, una acción realizable, que pueda
quitar de nuestro ser esa sensación adversa cuando iniciamos algo que conlleva
riesgo, pero si hay una receta mágica, un consejo válido, una acción realizable
para que a pesar de eso avancemos en pos de nuestra meta: dar el primer paso y seguir
caminando, de otra forma de lo único seguro que podremos estar es que de no
intentar algo no lograremos nada.
El
riesgo es parte de nuestra vida y saber enfrentarlo implica que nuestro
carácter y madurez se van acentuando y dándonos esas habilidades para erigirnos
como constructores del éxito que es nuestra vida, así que ante la sensación
adversa que genera la incertidumbre en nuestra vida solo nos queda el seguir
avanzando, después de todo nunca sabrás de lo que eres capaz hasta que lo
intentes.
Roberto
Celaya Figueroa, Sc.D.
Formación
• I+D+i • Consultoría
Desarrollo
Empresarial - Gestión Universitaria - Liderazgo Emprendedor
Este
artículo puede verse en video en https://youtu.be/f5EdyT8znak
También puede descargarse gratis el libro “…Si las
hicieres -Un camino de vida de la mano de las otras bienaventuranzas” , desde www.rocefi.com.mx (Menú “Libros” Sección “e-book gratis”)
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