Las
decisiones que uno toma en la vida no garantizan necesaria y forzosamente que
todo saldrá bien, que todo saldrá como lo pensamos, pero quiero suponer que
esas decisiones serán mejores que aquellas que tomásemos sin la reflexión
requerida.
Las
decisiones nos acompañan toda nuestra vida. Cada momento, cada instante de
nuestra vida no son más que un cúmulo de opciones antes las cuales decidimos.
Hay opciones simples, sencillas, de corto alcance, pero hay otras sumamente
complicadas por todo lo que implican y de una trascendencia que prácticamente
define nuestra vida.
Obvio
que para las primeras decisiones, para las sencillas, las cotidianas, es mínimo
el tiempo de reflexión que les destinamos, pero las otras, las trascendentales,
pareciera que en ocasiones nunca termina el proceso de evaluar las opciones que
tengamos.
La
reflexión es una capacidad que nos hace único a los seres humanos por el
aspecto multi-dimensional que representa. Obvio que los animales también toman
decisiones, básicas e instintivas, pero decisiones al fin. Pero en el caso de
las personas nuestras decisiones incluyen aspectos intelectuales, emocionales e
incluso espirituales que sobrepasan con mucho las decisiones que un animal
pudiese tomar.
Pero
por más loas que podamos levantar a las reflexiones que en nuestra vida
experimentamos, una cosa hay que tener clara y es que la reflexión es un
proceso, no un fin. El fin es la decisión. ¿Por qué esta aclaración? Porque hay
personas que prácticamente se congelan en la reflexión sin animarse a dar el
paso final que conlleve a la acción.
Nunca
podremos tener la seguridad de que alguna decisión que vayamos a tomar vaya a
ser tal cual la hemos pensado, pero eso no debe detenernos a, una vez sopesadas
las opciones, tomar una decisión y dar el paso hacia la acción.
En
este entendido podemos ver que siempre existirá el riesgo. Riesgo de caer,
riesgo de perder, riesgo de fallar, pero al menos también existe esa
probabilidad de éxito. Caso contrario cuando uno nunca se lanza a la acción y
que la reflexión queda en meras imaginaciones y ensueños.
Ante
las diferentes opciones que la vida te presenta, sobre todo aquellas de mayor
trascendencia para tu caminar, tómate el tiempo necesario para reflexionar,
para evaluar, para sopesar lo que tienes ante ti, pero no te olvides de dar el
paso final a la ejecución, después de todo reflexión sin acción es vida sin
vocación
Roberto
Celaya Figueroa, Sc.D.
Formación
• I+D+i • Consultoría
Desarrollo
Empresarial - Gestión Universitaria - Liderazgo Emprendedor
También puede descargarse gratis el poemario del
mismo autor "Perfectos son tus caminos” -50 poemas en la línea del
pensamiento cristiano-, desde www.rocefi.com.mx (Menú
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