viernes, 28 de abril de 2017

Los obstáculos solo existen para demostrarte que no tienes límites


¿Cuántas veces en nuestra vida nos hemos enfrentado a obstáculos que parecen prácticamente inalcanzables solo para vernos después conquistándolos?, peor aún, ¿qué hubiera pasado si a la primera de cambio hubiéramos dejado de intentarlo?

Si los obstáculos fueran razón para desistir de algo, ¿qué sería de la vida?, ¿qué hubiera sido de la historia? El maestro de Beethoven lo declaró en su momento un caso perdido como compositor; el maestro de Enrico Caruso, uno de los más grandes cantantes de ópera,  decía que no tenía voz y que no sabía cantar; los maestros de Charles Darwin lo consideraban un chico ordinario por debajo del promedio intelectual; el editor de un periódico despidió a Walt Disney, cuando apenas empezaba su carrera, por falta de ideas. Los maestros de Thomas Edison decían que era demasiado estúpido para aprender cualquier cosa; el maestro de Albert Einstein lo describió en su momento como mentalmente lento, insociable y con sueños absurdos, de hecho en 1905 la Universidad de Berno le rechazó una disertación doctoral por considerarla irrelevante e irreal; del gran escultor Rodín se decía que era el peor alumno de la escuela, de hecho los “expertos” rechazaron  tres veces su solicitud de admisión a la escuela de arte; a León Tolstoí, autor de “La Guerra y la Paz”, lo obligaron a abandonar la escuela ya que los “eruditos” lo consideraban completamente incapaz de aprender.

Los obstáculos existen, son reales, lo único que no es real es la percepción que de ellos tenemos, esa es subjetiva y está en función de nosotros mismos. Pensemos en esto: un obstáculo se define como tal solo y cuando creemos que requeriremos de una gran reserva de fuerzas para conquistarlo. Para ninguno de nosotros, ya jóvenes y adultos, una escalera se vuelve un obstáculo, ¿pero qué tal para un niño de uno o dos años?, es algo prácticamente insalvable. ¿Qué quiere decir eso?, que la definición de nuestra personalidad va a estar en la vida en función de lo que consideremos realmente un obstáculo.

Es un hecho que conforme crecemos lo que considerábamos obstáculos dejan de serlo y los retos que nos planteamos se convierten cada vez en más ambiciosos, así es la vida, y la manera en que enfrentemos esto es la que definirá el carácter en nuestra personalidad.

Cuando hablamos de obstáculos hablamos de una relación fuerzas-retos, pero más interesante aún, la percepción que de ello tenemos. El obstáculo podrá seguir existiendo, eso no lo podemos cambiar, lo que sí podemos cambiar es la percepción que de él tenemos, lo cual nos pondrá en un uso eficiente de nuestros recursos. ¿Qué quiere decir esto?, simplemente que nuestra mente puede trabajar a nuestro favor o en contra nuestra. Yo creo que todos tenemos en mente actitudes propias o de conocidos ante problemas: cuando pesimistamente se dan por vencidos es mucho más difícil conquistar los retos que cuando se muestra una actitud de lucha y optimismo.

Hay un ejercicio que me gusta efectuar: se le pide a un grupo de gente que trabaje dos columnas, en una columna escriben los tres más grandes obstáculos que creían insalvables en su vida, y en la otra escriben el por qué los consideraban insalvables (se les pide que sean muy explícitos en este punto), y una vez que han hecho esto se les pide que lo lean en silencio y luego se les hace la pregunta "¿qué pasó?, por lo visto tenias el problema muy bien analizado y creías no lo conquistarías, entonces ¿qué paso?". La conclusión es sencilla: la percepción de cada uno era la que hacía ver esos obstáculos tan enormes que parecían que serían ellos los que triunfarían.

Cuando uno conquista un obstáculo, en realidad se conquista a sí mismo, a sus miedos, a sus mediocridades, a su corta visión; cada obstáculo conquistado por la tenacidad, el valor y el coraje nos permite crecen como personas interior y exteriormente, nos da más recursos y herramientas para nuestra vida y nos permite una visión de nosotros mismos, de los demás y del mundo que nos rodea más amplia, profunda y trascendente. Es así como los obstáculos solo existen para demostrarte que no tienes límites


Roberto Celaya Figueroa, Sc.D.
Formación • I+D+i • Consultoría
Desarrollo Empresarial - Gestión Universitaria - Liderazgo Emprendedor

Este artículo puede verse en video en https://youtu.be/YNBk7mb93KY


También puede descargarse gratis el poemario del mismo autor "Perfectos son tus caminos” -50 poemas en la línea del pensamiento cristiano-, desde www.rocefi.com.mx  (Menú “Libros” Sección “de-book gratis”)


viernes, 21 de abril de 2017

Lucha por tus sueños, sino otro los conquistará


El término de liderazgo hace referencia a la capacidad que se tiene para influir en los demás de tal forma que los esfuerzos se encaucen hacia la consecución de un fin común, pero existe otra definición de liderazgo que al menos yo utilizo en mis cursos y conferencias y que es la del liderazgo personal, y esa es la capacidad que tiene cada quien de decidir por sí mismo respecto de su propia vida.

En un mundo donde se han ido conquistando cada vez más libertades, hablar de liderazgo personal suene redundante, después de todo, ¿quién más va a decidir por uno respecto de nuestra propia vida?, pero la cuestión no es tan sencilla.

El liderazgo está relacionado íntimamente con la voluntad, y la voluntad con el carácter. Aunque uno tiene una pre-personalidad con la que se nace, ésta se va forjando a lo largo de la vida, y con nuestras acciones y decisiones va madurando, creando nuestro carácter y nuestra voluntad, siendo que estos dos nos facultan a tomar las decisiones de nuestra vida.

Quien decide es siempre el líder, así que, ¿quién es el líder en tu vida? Piensa esto, mientras más factores externos sean los que inciden en tus decisiones, menos dueño de las mismas eres y por lo tanto menos líder de tu propia existencia.

En una ocasión le pedí a un grupo de ejecutivos que hiciera una lista con las tres principales motivaciones para realizar su trabajo, ¡todas resultaron ser factores externos a ellos! Las metas de la empresa, el dinero y los bonos, el temor al despido, etc., ¡todos son factores externos!, ¿y qué significa esto?, que si en tu vida los principales factores que inciden en las decisiones son externos entonces son otros los que tienen las riendas de tu vida, son otros los que deciden por ti, y son otros los que están viviendo tu vida.

Seamos prácticos, tenemos necesidades, tenemos obligaciones, siempre habrá factores externos que nos empujen en tal o cual dirección, eso es innegable, pero en medio de eso debemos luchar porque nuestras motivaciones personales de logro y superación, nuestros sueños pues, ocupen sitios prioritarios para compensar en cierta forma esa presión externa y luchar por liderar nuestra vida.

Una frase que repito en mis conferencias es que la vida no es algo que se nos da cuando se nace, sino algo que debemos de ganarnos día a día con el fragor de la batalla cotidiana.

¿Qué tienes que trabajar en tal o cual cosa pero te gusta pintar, bailar, escribir o lo que sea y a veces no se compagina esto? Pues tienes dos opciones: o te haces profesional en aquello que te gusta para compaginar tus sueños con tu profesión, o buscas las formas y los espacios día con día para cuidar y abonar tus sueños.

¡Ah!, hay una tercera opción, buscar en las mismas obligaciones diarias que tienes las motivaciones personales para cumplirlas. Por ejemplo, en el ejemplo de los ejecutivos dado al inicio, después de una serie de ejercicios y reflexiones, pudieron encontrar motivaciones personales que compaginaran con su trabajo, como el de superarse constantemente o explotar su creatividad como parte del mismo.

¿Por dónde empezar? Primero, para las tres áreas principales de tu vida (escuela, trabajo, familia, amigos, novia, etc.) pon debajo de cada una los tres principales factores que te hacen actuar en cada una de esas áreas; segundo, revisa esos factores y si el enfoque es externo y reactivo (por ejemplo: "necesidad de aceptación"), trata de re-redactarlo de manera personal y activa (mismo ejemplo: "deseo de compartir con los demás mi vida y  mi experiencia"); por último en tercer lugar, haz una lista de tus tres principales sueños que son solo tuyos y que no caben en ningún área común de tu vida y comprométete a  dedicarles cada día al  menos cinco minuto en buscarlos y realizarlos.

El liderazgo personal es verte y hacerte dueño de tu propia vida: piensa por ti, siente por ti, vive por ti, y cuando estés un paso adelante de alguien más, voltea y tiéndele la mano para que, como líder de tu propia vida, puedas darle a otra persona el liderazgo de la suya, pues no hay mejor regalo que puedas darle a alguien que el de la libertad, y solo quien es dueño de sí mismo a través del liderazgo personal puede pensarse, sentirse y vivirse libre.



Roberto Celaya Figueroa, Sc.D.
Formación • I+D+i • Consultoría
Desarrollo Empresarial - Gestión Universitaria - Liderazgo Emprendedor

Este artículo puede verse en video en https://youtu.be/AI9z8McpfLw

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viernes, 14 de abril de 2017

Triunfar no siempre se refiere a "tener más", pero siempre significará a "ser mejor"


Las metas, sueños y objetivos que nos planteamos en la vida generalmente están relacionados con el obtener, y en ese sentido en ocasiones podríamos decir que tenemos éxito pero en otras no; independientemente de eso el proceso de lucha, de esfuerzo, nos cambia para siempre.

Si le pedimos a diez personas que nos hablen de uno de sus éxitos en la vida siempre se referirán a algo que hayan buscado y que hayan logrado, raramente encontraremos alguien que nos hable de algo que haya logrado conquistar pero que no lo hubiese obtenido. Lógico, ¿verdad? Pero si lo pensamos un poco el éxito puede tener varias caras.

Una de esas caras, obvio, es la conquista de la meta, del sueño, del objetivo que nos hemos fijado, pero la otra cara es lo que el esfuerzo por conseguir lo que queríamos tuvo como efecto en nosotros.

Como seres humanos tenemos un cuerpo, sí, pero también pensamientos, emociones, incluso aspectos espirituales que se ven afectados, que son modificados, cada que emprendemos una lucha, independientemente del resultado.

Esto es importante saberlo y tenerlo presente pues muchas veces sí lograremos lo que nos hemos planteado, pero en otras ocasiones no. Son en ambas situaciones cuando debemos reflexionar sobre lo que la lucha ha tenido de impacto en nuestra persona, valorar aquello que nos haya vuelto más, mejor, y con esa conciencia seguir adelante.

Toda lucha generará cambios en nuestro carácter, en nuestra valía, generalmente nos habilitará para la siguiente lucha e incrementará nuestras habilidades por encima de como las teníamos antes de emprender la búsqueda de lo que queríamos. Es así que siempre será valioso sacar un inventario personal, íntimo, de nuestra persona después de una lucha por algo, sea que logremos lo que buscábamos o que no lo logremos.

De igual forma esto nos pone en perspectiva para no creer que siempre que obtenemos lo que queríamos habremos triunfado porque si eso implica terminar peor como personas que cuando comenzamos la lucha habremos pagado un precio mucho muy alto por conseguir lo que queríamos.

En la búsqueda de los sueños, metas y objetivos que nos planteemos debemos tener claridad en lo que buscamos, pero también, sobre todo al final, sea que consigamos lo que queríamos o no, la conciencia de lo que la lucha tuvo en nuestra persona  después de todo triunfar no siempre se refiere a "tener más", pero siempre significará a "ser mejor".



Roberto Celaya Figueroa, Sc.D.
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viernes, 7 de abril de 2017

Reflexión sin acción es vida sin vocación


Las decisiones que uno toma en la vida no garantizan necesaria y forzosamente que todo saldrá bien, que todo saldrá como lo pensamos, pero quiero suponer que esas decisiones serán mejores que aquellas que tomásemos sin la reflexión requerida.

Las decisiones nos acompañan toda nuestra vida. Cada momento, cada instante de nuestra vida no son más que un cúmulo de opciones antes las cuales decidimos. Hay opciones simples, sencillas, de corto alcance, pero hay otras sumamente complicadas por todo lo que implican y de una trascendencia que prácticamente define nuestra vida.

Obvio que para las primeras decisiones, para las sencillas, las cotidianas, es mínimo el tiempo de reflexión que les destinamos, pero las otras, las trascendentales, pareciera que en ocasiones nunca termina el proceso de evaluar las opciones que tengamos.

La reflexión es una capacidad que nos hace único a los seres humanos por el aspecto multi-dimensional que representa. Obvio que los animales también toman decisiones, básicas e instintivas, pero decisiones al fin. Pero en el caso de las personas nuestras decisiones incluyen aspectos intelectuales, emocionales e incluso espirituales que sobrepasan con mucho las decisiones que un animal pudiese tomar.

Pero por más loas que podamos levantar a las reflexiones que en nuestra vida experimentamos, una cosa hay que tener clara y es que la reflexión es un proceso, no un fin. El fin es la decisión. ¿Por qué esta aclaración? Porque hay personas que prácticamente se congelan en la reflexión sin animarse a dar el paso final que conlleve a la acción.

Nunca podremos tener la seguridad de que alguna decisión que vayamos a tomar vaya a ser tal cual la hemos pensado, pero eso no debe detenernos a, una vez sopesadas las opciones, tomar una decisión y dar el paso hacia la acción.

En este entendido podemos ver que siempre existirá el riesgo. Riesgo de caer, riesgo de perder, riesgo de fallar, pero al menos también existe esa probabilidad de éxito. Caso contrario cuando uno nunca se lanza a la acción y que la reflexión queda en meras imaginaciones y ensueños.

Ante las diferentes opciones que la vida te presenta, sobre todo aquellas de mayor trascendencia para tu caminar, tómate el tiempo necesario para reflexionar, para evaluar, para sopesar lo que tienes ante ti, pero no te olvides de dar el paso final a la ejecución, después de todo reflexión sin acción es vida sin vocación



Roberto Celaya Figueroa, Sc.D.
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