viernes, 24 de febrero de 2017

De todos los días de tu vida hay uno que siempre será el más importante, a ese día lo llamamos hoy


Sin duda alguna que los planes que hacemos para el proyecto que es nuestra vida tienen su referente al factor tiempo, es decir, no solo pensamos en qué es lo queremos o tenemos que hacer sino también cuándo, el problema es cuando ese cuándo, es decir, la cuestión de la temporalidad, nos atrapa en fijaciones hacia el pasado o preocupaciones hacia el futuro.

Sin duda alguna que el camino que en nuestra vida hemos recorrido es lo que ha venido a conformarnos con lo que actualmente somos. Este andar ha traído lo mismo gozos que dolores, y de igual forma alegrías que tristezas. Independientemente de ello una cosa que debemos tener muy en mente es que no podemos cambiar lo que ya fue, pero sí podemos aprender de ello para ser mejores.

De igual forma es más que evidente que todo lo que hacemos es con un fin, es decir, mira hacia el futuro y en ese futuro hacia conseguir algo. Pero en ese mirar al futuro no debemos perder de vista lo que efectivamente nos llevará a él y que es nuestro presente.

Te comento esto porque generalmente cuando pensamos en el pasado o en el futuro puede suceder que caigamos en una fijación hacia el primero o en una preocupación hacia el segundo.

La fijación hacia el pasado es específica, es decir, se concentra en situaciones claras y concretas que hemos experimentado las cuales pueden ser lo mismo por vivencias agradables que por experiencias desagradables. En ambos casos o bien añoramos lo vivido o nos lo recriminamos. Pero si vemos que el pasado ya no es, ya no existe, ¿por qué dedicarle tanto tiempo y esfuerzo de nuestra parte casi casi sacrificándole nuestro presente (por el tiempo y esfuerzo actual que le dedicamos)?

La preocupación hacia el futuro es general, es decir, se concentra en diferentes situaciones que pueden o no darse en diferentes escenarios y que de igual forma tienen el potencial de ser agradables o desagradables, si es que se dan. En ambos casos la preocupación estriba en procurar lo primero, es decir lo agradable, y tratar de que no se e lo segundo, es decir lo desagradable. De igual forma que con el pasado, si vemos el futuro, éste no es, aún no existe, luego entonces ¿cuánto tiempo y esfuerzo en preocuparnos por él debemos destinar en vez de ocuparnos de él en nuestro presente?

Pero lo más maravilloso es que contamos con el presente. En él las experiencias del pasado, agradables o desagradables, confluyen dándonos experiencia, formación, carácter, claro: si es que tenemos una actitud de aprendizaje, de mejora, de perfeccionamiento. De igual forma en el presente están las semillas de lo que puede ser nuestro futuro, obvio de igual forma: si es que nos ponemos a trabajar con seriedad y responsabilidad en el hoy para lograr el mañana.

En este sentido vemos que en el presente nuestro tiempo y esfuerzo es donde pueden realmente ser aprovechados y servirnos para la consecución de nuestras metas, sueños y objetivos en eso que llamamos nuestro proyecto de vida, así que ni fijaciones en el pasado ni preocupaciones en el futuro no servirá tanto como acciones en el presente.

El pasado ya se fue, bueno o malo ya no podemos cambiarlo, el futuro aún no llega y aunque sí podemos incidir en él esto solo puede hacerse en el presente, de ahí que de todos los días de tu vida hay uno que siempre será el más importante, a ese día lo llamamos hoy


Roberto Celaya Figueroa, Sc.D.
Formación • I+D+i • Consultoría
Desarrollo Empresarial - Gestión Universitaria - Liderazgo Emprendedor

Este artículo puede verse en video en https://youtu.be/PK8YAVBHjF8

También puede descargarse gratis el poemario del mismo autor "Perfectos son tus caminos” -50 poemas en la línea del pensamiento cristiano-, desde www.rocefi.com.mx  (Menú “Libros” Sección “de-book gratis”)


viernes, 17 de febrero de 2017

Una derrota que no te derrote bien puede ser vista como otra forma de éxito


Los tropiezos y caídas que experimentamos en nuestro andar en pos de las metas, sueños y objetivos que nos fijamos, bien pueden verse como un fracaso, fracaso temporal tal vez pero al fin fracaso, pero si después de ese tropiezo, si después de esa caída somos capaces de levantarnos con mayores recursos bien podríamos decir que ese fracaso terminó volviéndose un éxito.

Si le preguntáramos a un grupo de personas qué consideran éxito, palabras más palabras menos sus respuestas girarían en cuanto al logro de los sueños, metas y objetivos que se han propuesto, pero ¿podríamos considerar lo contrario, es decir, cuando no se alcanzan esos sueños, metas y objetivos, como un éxito también?

De inicio tal vez la pregunta anterior suene un tanto disparatada, pero vamos tratando de verla desde otra perspectiva, es decir, de la perspectiva de lo que las caídas y tropiezos, la no consecución de esos sueños, metas y objetivos, ocasionan en nosotros. Así es: en nosotros.

Generalmente cuando vamos en pos de las metas, sueños y objetivos de nuestra vida vemos y evaluamos sólo el final, es decir, aquello que buscamos, pero dejamos de lado para también ver y evaluar el proceso de llegar a aquello y lo que ello ocasiona en nosotros.

Antes de desarrollar esta idea quiero que la veamos desde el punto contrario: ¿obtener lo que deseamos puede considerarse un éxito?, ¿si?, ¿seguro?, veamos: yo creo que todos tendremos la meta de lograr una suficiencia financiera en nuestra vida que nos de tranquilidad y holgura, supongamos que alguien se saca la lotería o recibe una herencia y dado que todo vino rápido y fácil igual de rápido y fácil se fue solo que dejándolo peor como persona que antes, ¿podríamos decir que la obtención de esa holgura financiera en su momento fue un éxito?

Ahora volvamos al argumento inicial. Supongo has de conocer personas que no lograron de inicio lo que querían, es más tal vez nunca lo lograron, pero que ese fracaso los convirtió en personas más sensatas, más humildes, con mayor carácter, en ese sentido ¿podríamos realmente decir que el no haber logrado lo que se propusieron en un momento dado fue un fracaso?, ¿puedes ya ver el enfoque de lo que te he estado diciendo?

Hay veces en la vida, tal vez incluso muchas veces, que simplemente no lograremos lo que nos propongamos, que sufriremos tropiezos y caídas, que el fracaso entrará por la puerta grande en nuestra existencia, pero incluso de las peores adversidades uno puede sacar grandes riquezas si se es capaz de aprender, mejorar, avanzar.

Todo en nuestra vida, incluso lo que consideramos fracasos, sean estos temporales o definitivos pueden tener un efecto en nuestra persona. Y mira que digo pueden ya que es uno quien tiene la última palabra en lo que permite hagan o dejen de hacer en nosotros las circunstancias a las que nos enfrentamos. Todo dependerá de nuestra actitud y nuestra actitud de tener en perspectiva no tanto lo que somos sino lo que podemos llegar a ser.

Cuando en nuestro andar por la vida en pos de las metas, sueños y objetivos que nos fijemos tropecemos, caigamos, más que rumiar el polvo de nuestro fracaso podemos optar por sacudírnoslo, levantar la cabeza y continuar avanzando pero ahora con mayor experiencia, mayor capacidad, mayor carácter, de esta forma una derrota que no te derrote bien puede ser vista como otra forma de éxito



Roberto Celaya Figueroa, Sc.D.
Formación • I+D+i • Consultoría
Desarrollo Empresarial - Gestión Universitaria - Liderazgo Emprendedor

Este artículo puede verse en video en https://youtu.be/PgjsfIoVJUI

También puede descargarse gratis el poemario del mismo autor "Perfectos son tus caminos” -50 poemas en la línea del pensamiento cristiano-, desde www.rocefi.com.mx  (Menú “Libros” Sección “de-book gratis”)


viernes, 10 de febrero de 2017

Perder el camino no es tan malo, además que siempre puedes retomarlo, te permite ver paisajes que no conocías


Muchas veces en la vida, mientras vamos en pos de nuestras metas, sueños y objetivos, nos desviamos del camino. Esto puede ser visto como una tragedia o como una bendición, yo prefiero verlo como una bendición ya que incluso de las caídas, de los tropiezos, de los fracasos momentáneos se puede aprender.

¿Cuántas veces en la vida nos ha pasado que, a pesar de tener muy en claro lo que queremos lograr, terminamos desviándonos de nuestro camino trazado? Ese desviarse bien puede ser intencional o no, es decir, una desviación en nuestro andar con conocimiento de causa o que simplemente por circunstancias ajenas a nosotros se da.

Generalmente ese desviarse de nuestro camino trae retraso en nuestro andar y frustración en el mejor de lo casos o bien tropiezos y caídas considerables en el peor de ellos.

Independientemente de la causa de desviar nuestro andar en pos de las metas, sueños y objetivos que nos hemos fijado, hay dos cosas que debemos tener en mente, una es que siempre podemos retomar el camino perdido, y dos que de todo podemos aprender.

El aprendizaje que experimentemos al desviarnos en nuestro andar puede ser utilizado en construir nuestro proyecto de vida, si este es el caso experimentaremos un crecimiento personal.  Como consecuencia de ese crecimiento personal vendrá una madurez cada vez mayor. Y como parte de todo ello, volviendo al primer punto mencionado, podremos retomar el camino en un estado mejor que cuando lo dejamos.

Ahora bien, para aprender, crecer, madurar y continuar necesariamente debemos tener una actitud de auto-responsabilidad, de no echarle la culpa ni a los demás ni a las circunstancias y de hacernos dueño de nuestro propio destino, incluyendo nuestro andar, con todo lo que ello implique y conlleve.

¿Qué suena fácil pero que hacerlo es difícil? No te discutiré eso, sino que más bien te diré que aunque tuvieras razón en eso, considero que aún más difícil es aceptar nuestra suerte desviándonos de nuestro andar y dejándonos a la deriva donde el destino quiera llevarnos.

Lo que hay sido ya fue, pero lo que será será y en ese será la actitud que tomes, pensamiento y acción, definirán hacia dónde te dirigirás y lo que finalmente lograrás.

Si mientras vas en pos de tus metas, sueños y  objetivos te desvías en tu camino, aprende, crece, madura y continúa, después de todo perder el camino no es tan malo, además que siempre puedes retomarlo, te permite ver paisajes que no conocías.



Roberto Celaya Figueroa, Sc.D.
Formación • I+D+i • Consultoría
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Este artículo puede verse en video en https://youtu.be/Xc_DH-OISqk

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viernes, 3 de febrero de 2017

No descuides lo que vale. Prioriza, decide y avanza. ¡Pero no desistas!


En la vida tendremos muchas vivencias, muchas emociones, muchas opciones y  muchas decisiones, tal vez más que muchas: demasiadas; demasiadas en el sentido de darle a todo lo que vivimos y experimentamos el mismo tiempo, los mismos recursos, la misma entrega. De ahí la importancia de priorizar, decidir y avanzar.

Dice un dicho que la vida es como un buffet en el sentido de que ofrece muchas opciones de cómo vivirla, esta idea es más que cierta. Y como un buen buffet todo lo que decidamos tiene un precio. Ese precio puede ser generalmente, tiempo, dinero o esfuerzo que debamos dar a cambio de lo que queremos.

Ahora bien, dado que uno no tiene tiempo, dinero o esfuerzo de sobra, el reto luego entonces estriba en saber a qué vamos a destinarle aquello y en qué cantidad. De ahí la importancia de saber priorizar, decidir y avanzar.

Priorizar se refiere a saber darle los diferentes niveles de importancia a las cosas, tangibles o intangibles, que encontramos mientras avanzamos en nuestra vida. Dado que siempre es un poco complicado esto, sobre todo cuando tenemos muchas opciones, piénsalo en función del final de tu vida, es decir, si ésta fuera a terminarse y vieras atrás ¿qué tanta importancia le darías a las cosas sobre las cuales tienes que decidir?

Decidirse es precisamente una vez priorizado comenzar a trabajar aquello que hemos decidido de mayor a menor importancia, lógicamente. Esto de decidir, luego entonces, conlleva dos niveles: uno emocional y el otro intelectual. El emocional tiene que ver con el nivel de compromiso emotivo que aquello por lo que nos decidimos experimentamos, el intelectual tiene que ver con los tiempos y las formas que tenemos que pensar para avanzar en pos de lo que queremos.

Por último, el avanzar tiene que ver con movernos en pos de aquello que hemos deseado, luchando y descansando. Así es: luchando y descansando. Luchar, obvio, implica el esfuerzo que nuestras decisiones emocionales e intelectuales imprimen a nuestro andar, descansando se refiere a esas veces que aminoramos la marcha e incluso nos detenemos un momento para recuperar energía, aliento y motivación.

Prioriza, decidir y avanzar no es sino otra forma de entender, aceptar y tomar como propia la idea de que nos forjamos nuestro propio destino y que esto implica hacernos dueños de nuestras decisiones y sus consecuencias. Así que no lo olvides: No descuides lo que vale. Prioriza, decide y avanza. ¡Pero no desistas!


Roberto Celaya Figueroa, Sc.D.
Formación • I+D+i • Consultoría
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Este artículo puede verse en video en https://youtu.be/vXe2EtDOqEs

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