Cualquier
sueño, meta u objetivo que valga la pena en la vida necesaria y forzosamente
implicará un esfuerzo, vaya: una lucha, esta lucha es visible y palpable cuando
nos enfrentamos a circunstancias adversas que se interponen entre nosotros y lo
que deseamos, pero en este contexto también cabe la lucha que tendremos que
hacer contra nosotros mismos.
Cuando
hablamos de luchar por nuestros sueños, metas u objetivos generalmente lo que
se nos viene a la mente son aquellas batallas que emprenderemos ante los obstáculos
que para lograr lo primero encontraremos, pero algo que pasamos por alto son aquellas
primeras luchas que enfrentaremos y que tienen que ver con nosotros mismos
referido a las inercias, miedos y comodidades a las cuales tendremos igual y
primeramente que enfrentar.
Las
inercias se refieren a lo que ya venimos haciendo, aquellas acciones y
pensamientos que se han vuelto parte cotidiana de nuestro ser y hacer y que
cuando iniciamos algo nuevo deben ser cambiadas. Este cambio es todo un reto
pues partimos de lo que conocemos hacia lo desconocido y ese cambio implica
riesgo por lo que casi casi debemos forzarlo en nosotros.
Los
miedos son consecuencia de lo anterior ya que si vamos a cambiar, a avanzar, de
lo conocido hacia lo desconocido, ese simple hecho implica un altísimo grado de
incertidumbre cuya respuesta natural en nosotros es el temor. Ese temor es sano
pues nos ayuda a pensar las cosas y no actuar con impericia pero el mismo no
debe ser tal que nos paralice y nos impida avanzar en pos de lo que deseamos.
Por
último la comodidad es consecuencia tanto de la inercia como del miedo ya que surge
de preguntarnos ¿para qué el esfuerzo, para qué el riesgo, cuando estamos tan a
gusto siendo como somos? Es cierto que en muchas ocasiones no es que estemos
realmente a gusto sino que comparando lo que sabemos, somos y tenemos es mucho
más cómodo quedarnos así que tratar de alcanzar algo que, si bien puede ser
loable, desconocemos completamente el resultado final de tal intento.
Inercias,
miedos y comodidades son actitudes normales y naturales que nos sirven para
reflexionar antes de actuar y que a la vez fungen como un obstáculo que nos protege
de un actuar irreflexivo, pero una vez que hemos pensado, sopesado, y decidido,
considerando ser, hacer y tener más y de mejor forma que lo actualmente, nada
debe impedirnos el caminar hacia las metas, sueños y objetivos que nos hemos fijado.
No
hay una receta de concina que nos permita ese avanzar sin ningún esfuerzo de
nuestra parte sobre todo ante las inercias, miedos y comodidades que enfrentaremos,
sólo existe una sugerencia: intentarlo. Es algo así como las primeras veces que
te levantaste temprano para ir a correr y que a pesar del frío, del sueño, y
demás, aun así saliste de la cama e iniciaste tu rutina de ejercicio hasta que
esta se vuelva normal, casi casi necesaria para iniciar tu día.
Igual
será con todo aquello que desees y que de inicio te llevará a enfrentarte con
aquellos aspectos de tu vida que solo a través de la lucha y el esfuerzo deben ser
mejorados para generar en ti no solo los resultados que estás buscando sino carácter,
decisión, capacidad y por ende excelencia.
Cuando
emprendemos la lucha por obtener lo que deseamos debemos tener en cuenta que
parte de ese esfuerzo es contra las propias inercias, miedos y comodidades que
tenemos pero que el logro de los sueños, metas y objetivos compensará con
creces las batallas que emprendamos.
Roberto
Celaya Figueroa, Sc.D.
Formación
• I+D+i • Consultoría
Desarrollo
Empresarial - Gestión Universitaria - Liderazgo Emprendedor
Este
artículo puede verse en video en https://youtu.be/gFEdlQ7b04c
También puede descargarse gratis el poemario del
mismo autor "Perfectos son tus caminos” -50 poemas en la línea del
pensamiento cristiano-, desde www.rocefi.com.mx (Menú
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