viernes, 6 de enero de 2017

Recuerda que la mitad de la lucha de toda batalla que emprendas será siempre contra ti mismo


Cualquier sueño, meta u objetivo que valga la pena en la vida necesaria y forzosamente implicará un esfuerzo, vaya: una lucha, esta lucha es visible y palpable cuando nos enfrentamos a circunstancias adversas que se interponen entre nosotros y lo que deseamos, pero en este contexto también cabe la lucha que tendremos que hacer contra nosotros mismos.

Cuando hablamos de luchar por nuestros sueños, metas u objetivos generalmente lo que se nos viene a la mente son aquellas batallas que emprenderemos ante los obstáculos que para lograr lo primero encontraremos, pero algo que pasamos por alto son aquellas primeras luchas que enfrentaremos y que tienen que ver con nosotros mismos referido a las inercias, miedos y comodidades a las cuales tendremos igual y primeramente que enfrentar.

Las inercias se refieren a lo que ya venimos haciendo, aquellas acciones y pensamientos que se han vuelto parte cotidiana de nuestro ser y hacer y que cuando iniciamos algo nuevo deben ser cambiadas. Este cambio es todo un reto pues partimos de lo que conocemos hacia lo desconocido y ese cambio implica riesgo por lo que casi casi debemos forzarlo en nosotros.

Los miedos son consecuencia de lo anterior ya que si vamos a cambiar, a avanzar, de lo conocido hacia lo desconocido, ese simple hecho implica un altísimo grado de incertidumbre cuya respuesta natural en nosotros es el temor. Ese temor es sano pues nos ayuda a pensar las cosas y no actuar con impericia pero el mismo no debe ser tal que nos paralice y nos impida avanzar en pos de lo que deseamos.

Por último la comodidad es consecuencia tanto de la inercia como del miedo ya que surge de preguntarnos ¿para qué el esfuerzo, para qué el riesgo, cuando estamos tan a gusto siendo como somos? Es cierto que en muchas ocasiones no es que estemos realmente a gusto sino que comparando lo que sabemos, somos y tenemos es mucho más cómodo quedarnos así que tratar de alcanzar algo que, si bien puede ser loable, desconocemos completamente el resultado final de tal intento.

Inercias, miedos y comodidades son actitudes normales y naturales que nos sirven para reflexionar antes de actuar y que a la vez fungen como un obstáculo que nos protege de un actuar irreflexivo, pero una vez que hemos pensado, sopesado, y decidido, considerando ser, hacer y tener más y de mejor forma que lo actualmente, nada debe impedirnos el caminar hacia las metas, sueños y objetivos que nos hemos fijado.

No hay una receta de concina que nos permita ese avanzar sin ningún esfuerzo de nuestra parte sobre todo ante las inercias, miedos y comodidades que enfrentaremos, sólo existe una sugerencia: intentarlo. Es algo así como las primeras veces que te levantaste temprano para ir a correr y que a pesar del frío, del sueño, y demás, aun así saliste de la cama e iniciaste tu rutina de ejercicio hasta que esta se vuelva normal, casi casi necesaria para iniciar tu día.

Igual será con todo aquello que desees y que de inicio te llevará a enfrentarte con aquellos aspectos de tu vida que solo a través de la lucha y el esfuerzo deben ser mejorados para generar en ti no solo los resultados que estás buscando sino carácter, decisión, capacidad y por ende excelencia.

Cuando emprendemos la lucha por obtener lo que deseamos debemos tener en cuenta que parte de ese esfuerzo es contra las propias inercias, miedos y comodidades que tenemos pero que el logro de los sueños, metas y objetivos compensará con creces las batallas que emprendamos.


Roberto Celaya Figueroa, Sc.D.
Formación • I+D+i • Consultoría
Desarrollo Empresarial - Gestión Universitaria - Liderazgo Emprendedor

Este artículo puede verse en video en https://youtu.be/gFEdlQ7b04c

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