Todos
tenemos sueños, metas y objetivos. Desde el momento mismo que los concebimos o
que vienen a nuestra existencia, en ese mismo momento, se nos confiere la
capacidad de hacerlos o no realidad teniendo únicamente el requisito de que así
lo queramos.
Siempre
hemos oído de sueños, metas u objetivos que por X, Y o Z no lograron
concretarse. Tal vez tú mismo alguna vez te encontraste en una situación así.
El problema no es si los sueños, metas y objetivos pueden o no lograrse sino la
forma en que vas en pos de ellos.
Cualquier
cosa que intentemos en la vida tiene factores que no dependen de nosotros, esos
factores pueden ser de tal alcance que prácticamente den al traste con todos
nuestros intentos por lograr lo que queremos. El argumento principal de lo que
te comparto no estriba en enfocarnos en eso que no podemos controlar sino en lo
que sí: tu actitud.
Ir
en pos de metas, sueños y objetivos es como tomar un camino para ir de un lugar
a otro. Nada nos garantiza que llegaremos. Alguna vicisitud, accidente o demás puede
dar al traste con esto. Pero si te fijas uno no se concentra en eso si no que
cuando quiere llegar a una parte hace maletas y se pone en marcha. A eso me
refiero. La actitud para lograr algo es muy distinta de la certeza de lograrlo,
pero la primera sí la podemos controlar mientras que la segunda no.
¿A
qué viene este comentario? Pues a un aspecto tan sencillo como el salir con una
actitud derrotista o triunfadora en pos de lo que uno quiere. Si no dime,
¿cuántas veces hemos oído –o a lo mejor te ha pasado- que alguien se queja de
las metas, sueños y objetivos a tal grado de darse casi casi por vencido antes
de iniciar siquiera a luchar por ellas?
Aunque
pareciera algo absurdo hay gente que en efecto, antes de luchar comienza a ver,
evaluar, analizar, sopesar y decidirse por todos los inconvenientes, riesgos y
demás que pueden darse cuando se va en pos de algo y simplemente desiste de
iniciar la pelea, y si no desiste sale a luchar con una actitud más que de
derrota.
Lo
que uno debe tener en mente cuando sale en pos de algo es precisamente ese algo
que desea uno lograr, las demás cosas que pudieran estar en el camino puede uno
considerarlas, después de todo tampoco se trata de lanzarse así nomás por que
sí sin reflexión previa, durante e incluso posterior, pero lo que sí no hacer
del camino (pruebas, caídas, luchas) el motivo de nuestras decisiones ya que no
es él sino la meta, el destino, lo que nos está moviendo a caminar.
El
que logremos o no los sueños, metas y objetivos que nos fijemos, es verdad,
puede depender de muchos factores que no está en nuestro poder controlar, pero
eso es una cosa y otra muy distinta la actitud de logro y conquista que podamos
mostrar en su búsqueda, después de todo todo sueño nace con dos caminos por
enfrente: "si se puede" y "no se puede": tú decides cuál
recorrer.
Roberto
Celaya Figueroa, Sc.D.
Formación
• I+D+i • Consultoría
Desarrollo
Empresarial - Gestión Universitaria - Liderazgo Emprendedor
Este
artículo puede verse en video en https://youtu.be/AePaCgfa3VE
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