viernes, 27 de mayo de 2016

Claro que puedes ver hacia el pasado, pero solamente con la intención de aprender de él


La idea del emprendedurismo, el liderazgo y la motivación es, sí, ir hacia adelante en pos de las metas, sueños y objetivos, pero eso no quiere decir no poder voltear a ver el pasado siempre y cuando sea para aprender de él.

Cuando de avanzar hacia adelante en la vida se habla, me han tocado ocasiones en que esto se interpreta, o más bien se mal interpreta, como de que no podemos voltear hacia atrás. Incluso hay algunas frases como esa que dice que “atrás ni para agarrar vuelo” que refuerza esa idea.

Y en parte hay razón ya que el pasado, a diferencia del futuro, es ya algo inamovible. Nada de lo que hagamos lo podrá cambiar, así que ¿para qué enfocarnos en algo así? El futuro, por el contrario, es dinámico, está en constante movimiento dependiendo de las acciones que tomemos.

Pero digo que en parte se tiene razón por que el pasado, por más estático e inamovible que esté tiene algo de extremo valor que no tiene el futuro: experiencia. Dado que el futuro aún no lo hemos experimentado no tenemos experiencia de él, pero en el caso del pasado el mismo ha dejado en nosotros experiencias de todo tipo: físicas, mentales, emocionales, espirituales. Y es ahí donde radica su riqueza.

Ahora bien, dado que la experiencia del pasado es precisamente esa riqueza es eso entonces lo que debemos buscar en él. No las  justificaciones para lo que somos o tenemos, no el regodearnos en los logros o fracasos experimentados, no en buscar responsables y culpables de lo vivido, sino simple y sencillamente para aprender de él.

Esto no es tan fácil como parece pues el vínculo emocional, ideológico, espiritual que nos une con las experiencias del pasado es lo que lo hace complicado. ¿Por qué? Pues porque ese aprender del pasado implica que nos hacemos responsables del mismo, al menos en lo que atañe a nuestra persona, así que no buscamos personas, circunstancias ajenas a nosotros pues esas personas o esas circunstancias no son nosotros, no pueden esas personas o esas circunstancias aprender de nosotros ni nosotros de ellas, es nuestra experiencia individual, única e irrepetible la única de la cual podemos aprender y la cual puede moldear nuestro presente.

Dada la dificultad de desvincularnos intelectual, emocional o espiritualmente de nuestras experiencias lo que yo te propongo, sobre todo para las más difíciles, es que las veas como si les hubieran pasado a otra persona. Así es. Que recuerdes ese evento del cuál quieres ver qué puede aprender pero que lo veas como si de una película se tratara y como si le hubiera pasado a otra persona. De esta forma añadiremos algo de objetividad al proceso de aprendizaje y estaremos en mayores capacidades de mejorar nuestro presente a raíz de nuestro pasado y con eso avanzar hacia nuestro futuro.

El pasado debe verse como una ventana hacia lo que hemos sido, mientras que el futuro lo es hacia lo que podemos ser, una es un hecho la otra una posibilidad, por lo que la primera debe usarse  para mejorar nuestra experiencia presente con vistas a potenciar los logros futuros, en ese sentido claro que puedes ver hacia el pasado, pero solamente con la intención de aprender de él.


Roberto Celaya Figueroa, Sc.D.
Formación • I+D+i • Consultoría
Desarrollo Empresarial - Gestión Universitaria - Liderazgo Emprendedor

Este artículo puede verse en video en https://youtu.be/gWlAVATiv6U

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