Cuando
vemos a alguien que la misma sociedad reconoce como una persona exitosa, por lo
general lo único que vemos es precisamente el éxito que ha obtenido como
resultado de sus acciones, desafortunadamente lo que desconocemos son todas
esas peleas esas luchas, esas batallas, que a veces ganó y otras perdió, pero
que en todos los casos lo llevaron a ser la persona triunfadora que todos
vemos.
Éxito.
Thomas Alva Edison (1847- 1931) fue un empresario y un prolífico inventor
estadounidense que patentó más de mil inventos (durante su vida adulta un
invento cada quince días). Es de todos sabido la historia de sus intentos por
crear la bombilla eléctrica. Intento tras intento Alva Edison no lograba crear
la bombilla eléctrica de la cual tenía el diseño teórico más no el producto
real. Cuentan que ya había realizado 1,000 intentos fallidos, a lo cual uno de
sus ayudantes le preguntó que si por qué seguía con la idea de crear la
bombilla eléctrica cuando ya había fracasado 1,000 veces, a lo que Edison le contestó
que él no los consideraba fracasos, sino que al contrario había descubierto
1,000 formas en las que no se debía hacer una bombilla eléctrica. El resto de
la historia es conocida: en 1879 presentó la lámpara incandescente e iluminó
con ello el mundo.
¿Otra
historia de éxito? Cuando el Coronel Sanders empezó su negocio era solo un
jubilado con una antigua receta de pollo frito, sin organización, ni recursos
para echar andar un negocio, ni gente que lo apoyara. Antes había tenido un restaurante,
pero éste había quebrado pues la autopista donde estaba había sido reubicada.
Con su primer cheque de jubilado quiso hacer negocio con su receta y la primera
idea fue vendérsela a restaurantes a cambio de un porcentaje en las ventas. Él
mismo cuenta en su biografía que viajó por todo el país buscando quien financiara
su negocio. Comenta que tocó 1,009 puertas y que 1,009 veces lo rechazaron.
Hasta que en una les pareció bueno el negocio y, bueno, el resto es historia.
¿Más
ejemplos? En otras ocasiones hemos comentado el caso de Beethoven cuyo maestro
lo declaró en su momento un caso perdido como compositor, o el caso de Enrico
Caruso, uno de los más grandes cantantes de ópera, cuyo maestro decía que no
tenía voz y que no sabía cantar, o el caso de Walt Disney cuyo editor del
periódico donde trabajaba lo despidió cuando apenas empezaba su carrera ¡por
falta de ideas!, o el caso de Albert Einstein cuyo maestro lo describió en su momento
como mentalmente lento, insociable y con sueños absurdos e incluso la Universidad
de Berno le rechazó en 1905 una disertación doctoral por considerarla irrelevante
e irreal.
Dice
una frase que cuando intentas algo o tienes éxito... o aprendes. Generalmente a
los triunfadores los conocemos en la cima, pero no conocemos le largo, penoso y
accidentado camino que tuvieron que recorrer para llegar ahí. Curiosamente
considero que aprendemos más de esto último que de lo primero, porque cuando
vemos solo el éxito lo llegamos a considerar lejano e inalcanzable sin
considerar que hay un camino para llegar a él, un camino de esfuerzo, disciplina,
dedicación, ¡e incluso terquedad! que nos permitirá lograr nuestros sueños.
A
veces me pregunto que hubiera sido de toda nuestra historia si los relatos de grandes
líderes que conocemos no existieran porque ellos mismos se habrían dado por
vencidos. Tal vez pienses que una cosa es ser un gran líder mundial y otra un
joven con muchos problemas, y tienes razón, pero no por las razones que crees,
sino porque tu proyecto es más valioso que lo que muchos líderes hayan hecho en
el mundo. Mira esto: los grandes logros vienen y van, incluso aquellos que
definieron la historia de la humanidad ya están en el pasado, en algunos casos
ya no queda nada de ello, lo único que permanece es la esencia misma de las
personas y lo que lograron hacer con su vida. "De que le vale a un hombre ganar
el mundo si se pierde a sí mismo". Tu vida es infinitamente más valiosa, y
ahí tu eres el general y el soldado, el líder y el seguidor, el estratega y el
operador, pero al mismo tiempo eres quien está más interesado y quien puede
sabotear tu proyecto.
Las
caídas de los grandes personajes de éxito nos dicen que todos somos iguales, que
todos tenemos las mismas oportunidades, que todos nos enfrentamos a los mismos
obstáculos, pero también que para todos hay un éxito triunfador que nos espera
en la meta. El único fracaso es cuando uno deja de intentarlo, después de todo
si ves a un triunfador, verás una persona que se ha levantado tantas veces como
se ha caído, y sigue de pie.
Roberto
Celaya Figueroa, Sc.D.
Formación
• I+D+i • Consultoría
Desarrollo
Empresarial - Gestión Universitaria - Liderazgo Emprendedor
Este
artículo puede verse en video en https://youtu.be/xG_YcFzBlKk
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Volumen 4”, desde www.rocefi.com.mx (Menú
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