La vida está llena de problemas, dificultades y caídas, esto es un hecho y no está a discusión, pero lo que sí podemos discutir es si enfrentamos esto como víctimas, exitosos o trascedentes.
¿Recuerdas
la última vez que enfrentarse en tu vida alguna situación difícil, un problema
o un reto en verdad considerable? ¿Cuál fue la manera en la que lo abordaste?
Te pregunto esto porque en esta ocasión quisiera reflexionáramos sobre las tres
maneras en que uno puede enfrentar las adversidades que en la vida se
encuentre: como víctimas, exitosos o trascedentes.
La
primera opción, como víctimas, se refiere cuando uno, a pesar de las advertencias
y señales, tropieza cayendo ante los problemas y adversidades. En esta
situación, repito: de víctima, uno le echa la culpa a todos los demás, es
decir, todos los demás son responsables de nuestra situación.
Una
actitud así es más que inmadura pues si bien es cierto que los demás pueden influir
en nuestras decisiones la responsabilidad de las mismas, al menos la responsabilidad
última, será siempre de nosotros. Comenzar a pensar así nos hará conscientes de
nuestro andar y por ende más juiciosos.
La
segunda opción, como exitosos, es cuando logramos ver los problemas y adversidades
y, adelantándonos a ellos, no tropezar ni caer sino lograr superarlos. Esta
situación, que yo creo todos desearíamos, nos hace sentir satisfechos con nuestro
actuar pues no solo no caímos ante los eventos negativos que experimentábamos
sino que salimos avante.
Esta actitud implica mucha capacidad de análisis, de
síntesis, de razonamiento, de conciencia, pues, entre otras cosas, requiere el
poder experimentar en cabeza ajena para aprender de las experiencias de los
demás para no incurrir en sus mismos errores sino detectarlos, enfrentarlos y
superarlos.
Pero hay una tercera opción, la trascendente, que es
aquella superior a la anterior
ya que no solo implica que somos capaces de salir
avante ante las adversidades que enfrentamos sino que, en un sentido de
solidaridad con los demás, somos capaces de compartir con ellos algo de nuestra
vida para ayudarlos en la construcción de sus propios proyectos.
Respecto de esta última opción hay que aclarar que
no se trata de, como se dice, “hacerle la tarea a los demás”, cada quien como
dijimos es responsable de su propio andar, pero lo que sí podemos compartir con
ellos son las lecciones, las enseñanzas, las riquezas que nuestro andar ha
traído a nuestra vida para que ellos, en el libre ejercicio de su razón y
voluntad, decidan qué hacer con eso.
En nuestro andar por la vida, si uno no aprende,
cae; si uno aprende no cae; pero si uno se solidariza trasciende. Es como
caminando encontrarse con una grieta en el camino: el necio cae en ella, el
listo le saca la vuelta, pero el trascendente la tapa para los demás
Roberto
Celaya Figueroa, Sc.D.
Formación
• I+D+i • Consultoría
Desarrollo
Empresarial - Gestión Universitaria - Liderazgo Emprendedor
Este
artículo puede verse en video en https://youtu.be/G-xkUl_g9HI
También puede descargarse gratis el libro “Tu
Palabra es Verdad -365 citas y reflexiones- Tomo 5”, desde www.rocefi.com.mx (Menú “Libros” Sección “e-book gratis”)
No hay comentarios:
Publicar un comentario